Pagesos en una masia d’Artés, possiblement al Mas Casanova. 1936. Fons AMHA.

La villa de Artés tiene una tierra idónea para cultivar cereales y viñas, que fue su actividad económica tradicional hasta el siglo XIX. Con la industrialización se instalaron varias fábricas y talleres, tales como la fábrica de Cal Berenguer, a finales del siglo XIX, y la de los hermanos Aguilar (Ca l’Aguilà) y la fábrica Cal Sitges (o Fàbrica Nova), en los años de la década de 1920.

El preludio de los años 1930 lo marcó el llamado “Avalot dels Burots”, del 2 de enero de 1917. Esta revuelta contra el caciquismo de la familia Berenguer, que tenía el control del pueblo, tuvo éxito y generó un nuevo ambiente entre la población. La resultante Asociación Obrera de Artés se erigió en sindicato único, aunque los trabajadores prefirieron crear una fábrica cooperativa para hacerle la competencia a Cal Berenguer. Este es el origen de la Fàbrica Nova. Sin embargo, la fábrica pronto tuvo problemas económicos y acabó vendida a la sociedad del industrial manresano Jaume Sitges, de ahí el nombre que recibió después. Hoy en día este edificio contiene la biblioteca municipal, el conservatorio de música y una gran sala de actos. 

Llegados a la Segunda República en 1931, el viento general de cambio social también llegó a Artés. Para los obreros, la República implicaba mayores libertades políticas y civiles y, sobre todo, mayor justicia social. En todas partes se organizaron sindicatos y Artés no fue la excepción. En la prensa obrera comarcal, El Trabajo, se recoge el primer mitin de la CNT en la localidad [1]. El acto tuvo lugar el 18 de julio y a partir de entonces comenzó a funcionar una junta provisional del sindicato.

Un mes después, el 19 de agosto, se intentó realizar otro mitin de “afirmación sindical” pero el alcalde no lo autorizó, provocando un intercambio de correspondencia entre el sindicato y el Ayuntamiento.[2]

El Sindicato Único de Trabajadores de la CNT, o SUT de Artés, organizó una sección rabassaire, que el 13 de septiembre realizó un mitin en la Plaça Nova, dirigido a este sector del campesinado llamándolos a organizarse. Alertaban a los aparceros y campesinos contra el Sindicato Católico Agrario. En este mitin, que sí se pudo llevar a cabo, participaron Llorenç Griñó, por el Comité Intercomarcal, Amorós, por los rabassaires de Sant Vicenç de Castellet, un maestro de la escuela de ese mismo pueblo y otro militante de la CNT de quien no se dio el nombre, que habló sobre “la necesidad de instruirse”[3]. Parece que el Ayuntamiento informó de este acto al Gobernador Civil Anguera de Sojo, siempre pendiente de las actividades de la CNT en toda Catalunya. 

En Artés, a diferencia de otras poblaciones del Bages, venció en las elecciones de 1931 una lista de derechas. El alcalde de aquellos primeros años de la República fue Josep Roca Dalmau. El nuevo consistorio reconoció la “República Federal Catalana” y se adhirió al nuevo Gobierno de la Generalitat, encabezado por Francesc Macià. Enseguida el sector republicano de Artés constituyó el Centre Republicà d’Esquerra, que contó con cerca de 200 socios. Hay que decir que el republicanismo de esta villa procedía en parte del lerrouxismo, un movimiento que había tenido presencia en la población. Sin embargo, la radicalización del momento logró arrastrar hacia la izquierda a buena parte de aquel sector, dirigidos por Jaume Lladó Clarí. Enseguida el Centro Republicano se adhirió a ERC y de allí salieron la mayoría de los obreros militantes de la localidad.

El asunto más acuciante que tenía entre manos el Ayuntamiento era el del agua potable, que de hecho fue uno de los motivos de la revuelta de 1917. El abastecimiento de agua era muy deficiente, con cañerías en mal estado que había que reparar. El consistorio mandó venir de Barcelona a un investigador de aguas subterráneas. Este problema no se resolvió hasta la guerra civil, a pesar de explotar nuevos acuíferos o comprar bombas para traer el agua desde ellos.

Volviendo a la cuestión social, en Artés no tuvo repercusión la Revuelta del Alto Llobregat, de enero de 1932. Sin embargo, en prensa de ámbito estatal, como La Libertad, aparecía que en el pueblo se había izado la bandera negra desde el Ayuntamiento. Esta afirmación nunca ha sido confirmada por personas del pueblo que vivieron en los años 1930, y hay que poner en duda su veracidad.[4]

Lo cierto es que la CNT no tuvo demasiada fuerza en Artés durante la Segunda República. No consta que participasen en los plenos y plenarias regionales ni comarcales. Probablemente su influencia se limitase a las fábricas y algunos rabassaires. En este sentido, la única huelga reseñable del período fue la de los contramaestres del textil, de 1934. En esa ocasión el alcalde pidió refuerzos policiales a Manresa temiendo que la situación se descontrolase por los piquetes.[5] Pero la huelga no estaba convocada por la CNT sino por el sindicato corporativo de los contramaestres, llamado El Ràdium. Durante la guerra este sindicato ingresó en CNT, pero por entonces actuaba de forma independiente.

A nivel político el Centre Republicà d’Esquerra (ERC)[6] combatía la alcaldía mediante el laicismo, al denunciar la participación de representantes públicos en actos religiosos y la impugnaba de todas las formas posibles. Los problemas entre la derecha y la izquierda llegaron a las manos en las elecciones de noviembre de 1932, con varios ataques a los mítines del partido contrario. Las simpatías hacia el CRE crecían del ambiente de conflictividad reinante en el campo.

De este modo, en enero de 1934 su candidatura ganó las elecciones municipales por 587 a 524 votos. De hecho, CRE/ERC ganó todas las elecciones celebradas desde junio de 1931. El nuevo alcalde su cabeza de lista fue Ramon Pladevall Vilaseca. Había sido aparcero de Josep Roca Dalmau, que por cierto era una de las personas más ricas del pueblo y era el máximo contribuyente de la propiedad rústica.

En aquel año, también hizo su aparición el Bloque Obrero y Campesino (BOC). En Artés esta organización comenzó su recorrido gracias a un grupo de nueve militantes[7]. A pesar de su tamaño reducido tuvieron alguna influencia en la CNT, muy probablemente en las fábricas textiles de Cal Berenguer y Ca l’Aguilar. Entre los detenidos de Octubre de 1934 figuran algunos de sus militantes, aunque quizás no todos ellos formasen parte del partido en ese momento. Aunque no haya noticias de ninguna presencia de la Alianza Obrera en Artés, es probable que las organizaciones obreras estuviesen en relación con los rabassaires y el Centre d’Esquerra para preparar la insurrección.

En todo caso, en mayo de 1936, el Sindicato de Oficios Varios de Artés envió su adhesión al Congreso de la Federación Obrera de Unidad Sindical (FOUS) – que era un proyecto del POUM (partido sucesor del BOC). Es decir, que este grupo de militantes comunistas consiguieron orientar la CNT hacia la FOUS.

Los Hechos de Octubre de 1934

La deriva de ERC hacia la proclamación del Estado Catalán dentro de la República Federal –es decir, la misma fórmula que habían utilizado en 1931– tiene que ver con los ataques hacia la soberanía catalana del Gobierno republicano conservador de Samper. En Catalunya se vio como un ataque al orgullo propio que el Tribunal de Garantías anulase leyes de la Generalitat. En ese contexto de alta violencia verbal, las llamadas a desobedecer eran bien recibidas.

En este proceso de radicalización de la postura de ERC y de la Generalitat, lideradas ambas por la figura de Lluís Companys, se consideraba que la entrada en el Gobierno de ministros de la CEDA significaría nuevos recortes de la soberanía catalana. De esta manera se buscó la fórmula del golpe de fuerza para que los altos cargos del Estado impidiesen ese nuevo gobierno. Los planes de la Generalitat iban en paralelo a una volátil situación en el campo catalán, que exigía el cumplimiento de la Ley de Contratos de Cultivo y que se negaba a pagar sus arriendos a los propietarios incurriendo en una desobediencia civil a gran escala. Por supuesto, al mismo tiempo, se desarrollaban los planes de la Alianza Obrera,[8] que pretendía generar una insurrección proletaria. Todos estos factores, que a veces se entremezclaban, salieron a la luz el 6 de octubre, en lo que fue conocida como la Revolución de Octubre. En la comarca hubo unos 500 detenidos, de los que finalmente fueron procesados 203 (97 de Manresa y 106 del resto de la comarca).[9] Generalmente las detenciones se produjeron fruto de denuncias de personas de derechas contra rabassaires e izquierdistas.

En Artés el conflicto estuvo liderado por el catalanismo. El mismo 6 de octubre llegó un grupo de cinco o seis militantes de Estat Català. Se dirigieron al Ayuntamiento y más tarde, junto con otras personas, procedieron a cerrar los comercios imponiendo la huelga. El Ayuntamiento hizo un pregón anunciando la República catalana y armaron algunos individuos del pueblo, que patrullaron las calles, cuidándose de mantener controlada la casa-cuartel de la Guardia Civil. Pero por la noche llegaron las noticias de la derrota de la Revolución en Barcelona y los revolucionarios se retiraron.

Tras la derrota del movimiento insurreccional, 28 personas fueron detenidas: Ramon Pladevall Vilaseca (alcalde, ERC), Secundí Altarriba Vidal i Salvador Call Homs (los tres regidores de ERC), Ferran Frago Canadell (CNT, BOC), Jaume Artigas Puigneró (UR), Francesc Baró Castelló (ERC), Daniel Jordá Casadesús (BOC), Secundí Pintó Cortina (ERC), Víctor Pintó Vidal (BOC), Ramon Planes Vendrell, Josep Puig Vilalta, Josep Ruaix Illa (BOC), Josep Rovira Surinyach (ERC), Domènec Vallribera Castells (ERC) y Ramon Vidal Rocasalbas (UR). [10]

La llegada de los militares supuso la disolución del Ayuntamiento y la creación de una Comisión Gestora que dirigió el municipio en adelante. A la cabeza estaba el alcalde de 1931, Josep Roca Dalmau. En mayo de 1935 se normalizó la situación y se constituyó un Consejo Municipal con nueve regidores de derechas.

Además, la nueva correlación de fuerzas jugaba a favor de los propietarios y en contra de los apareceros. En algunos casos se los obligó a ceder toda la cosecha o a pagar su precio en metálico y posteriormente se denunciaron abusos también físicos.[11]

Esta situación fomentaba los resentimientos y un ánimo de revancha. En las elecciones de febrero la lista del Front d’Esquerra venció por 663 a 562 votos. En un estado de gran agitación los rabassaires exigieron el reparto inmediato de tierras.

El nuevo alcalde volvía a ser Ramon Pladevall, ya repuesto legalmente y exonerado de sus acusaciones de 1934. En 1936, ERC era la formación política más grande del pueblo, contando con 106 socios al corriente de pago para el Congreso de Terrassa. Su presidente era Secundí Pintó y el secretario Pere Casaldàliga. Sus representantes en el Congreso fueron Jaume Viader Alemany y Amadeu Bosch Pons. Para completar el resumen político, hacia la primavera de 1936 ya existían algunos militantes comunistas del PCC, tales como José Martínez Cruz, minero de la potasa en Sallent, aunque por aquel entonces afiliado a la CNT.

La Guerra Civil

La guerra puso patas arriba las relaciones sociales del mundo rural catalán. La nueva correlación de fuerzas, revolucionaria, beneficiaba a los rabassaires, pendientes de un reparto de tierras. El Ayuntamiento, dirigido por Pladevall, permitió la creación de un Comité Revolucionario Anfifascista.

El Comité estaba compuesto por diversos militantes de las distintas fuerzas de izquierdas y sindicales de la población. Lo primero que hizo fue apoderarse de las veintiuna escopetas de caza de la armería. Y lo segundo, visitar los domicilios de diversos derechistas pidiéndoles sus armas. Como ninguno tenía, los detuvieron llevándolos al cementerio y allí realizaron un simulacro de fusilamiento. Esta intimidación pretendía que todos los demás derechistas colaborasen con el Comité.

Hubo cuatro comités distintos. El de septiembre, que aparece en la Causa General, estaba presidido por José Martínez Cruz (del PSUC). Los demás miembros eran Francesc Capdevila Vilanova (CNT), Felip Aguilar Prat (POUM), Adjutori Raurell Lladó (CNT), Climent Santacreu Tort (CNT), Antoni Gironella Domènec (POUM), Ramon Frago Canadell (POUM), Antoni Corominas Berenguer (UR), Josep Faura Crusellas (ERC), Josep Ponsa Grau (ERC), Lluís Agramunt Serra (ERC) y Joan Pujolreu Prat (PSUC).

Ante la incerteza de la situación, algunas personas de derecha abandonaron el pueblo. En 1937 se publicaría una lista de 14 personas desaparecidas desde el comienzo del conflicto. Entre ellas se encontraba el exalcalde Roca Dalmau, así como empresarios y terratenientes. En el mes de agosto hubo asaltos a las iglesias y capillas del municipio, que trajo como resultado la destrucción de las imágenes religiosas y el archivo parroquial. También hubo saqueos a las propiedades de estas personas que habían huido del pueblo a las que se consideraba facciosas.

El Comité incautó la finca Can Crusellas y el Ayuntamiento se instaló en el edificio de las escuelas. El jardín de Can Crusellas pasó a ser utilidad pública como parque y, la casa, como museo. El Comité ocupó el Casino Artesenc, sede de la Lliga Regionalista. Por otro lado, los sindicatos de la Unión General de Trabajadores, la UGT expropió Can Gili, propiedad de Montserrat Gili, que había huido al extranjero. Allí también se instaló el PSUC. La UGT también se quedó con la casa de Joan Vila, calle Ample, 6. Por su parte, la CNT incautó una propiedad del religioso Felip Solà, llamada Torre Felipet. Los campos anexos a la torre fueron dedicados a una granja experimental.

Los campesinos también ocuparon fincas. El Archivo Municipal ofrece información de las siguientes expropiaciones: Serrat de Casanovas, La Paloma, Can Vila, Mas Bertran, Mas Canet, Sant Hilari, Horts del Delisau, El Pujol, Torre del Casimiro, Maya o Malla, Les vinyes d’en Farreres, Vilarmau, Casanovas i Rials, y Riusec. Estas propiedades fueron explotadas en grupo y gestionadas primero por el Sindicato Agrícola y, a partir de 1937, por la Junta Agrícola de Artés.[12]

Sin embargo, no hubo ninguna colectividad de tierras en Artés. Los campos y viñedos siguieron parcelados, sin intención de establecer un plan de conjunto. En 1938 la Junta Municipal Agraria controlaba la mayoría de las tierras del pueblo[13].

Durante algunas semanas el pueblo pareció haberse salvado de la violencia revolucionaria. El Comité no había entrado en la espiral de asesinatos y ajusticiamientos que salpicaba todo el territorio a pesar de algunas amenazas y registros[14]. No obstante, eso cambió de golpe la noche del 7 al 8 de septiembre. Aquella tarde se detuvo doce individuos que fueron conducidos a la carretera del Bruc, a las afueras de San Salvador de Guardiola siendo ejecutados allí mismo. Al parecer, acudieron unas 60 personas de Artés a presenciar esta ejecución, por lo que se podría interpretar como una especie de acto de justicia popular. La Causa General, de todas formas, acusaba al Comité de las detenciones, aunque no de los asesinatos.[15] La mayoría de esos ejecutados tenían que ver con el Ayuntamiento de 1935, al haber cinco exconcejales y un fiscal municipal. Además, de esta masacre, otra persona vecina de Artés fue ejecutada en Oló,[16] así como el odiado Eduardo Berenguer[17] en Calders, y varios religiosos nacidos en Artés en distintos pueblos.

Cambiando de tema, el Ayuntamiento también llevó a cabo iniciativas económicas y sociales propias. La más destacable la municipalización del riego y de la empresa del agua potable. También reconvirtió el Colegio de las Carmelitas en una escuela pública. El edificio tuvo que acoger a 600 escolares, que recibían clases de solamente cinco maestros.[18]

El día 26 de octubre se compuso el nuevo Consejo Municipal. Tras votación interna el consistorio quedó presidido por Ramon Pladevall (ERC). El segundo alcalde fue Josep Salabernarda Vila (CNT) y Simó Frago Canadell (PSUC), tercero. El resto de los consejeros fueron Lluís Bou Creus (ERC), Joan Soldevila Vilaseca (ERC), Sebastià Vilanova Clara (CNT), Joan Tragant Sellarés (CNT), Antoni Ventayol Creus (PSUC), Felip Aguilar Prat (POUM) y Joan Castells Aguilar (Sindicat Agrícola Rabassaires).

La anécdota fue que al día siguiente llegó al pueblo un militante de la CNT de Sallent, entró en el Ayuntamiento y destruyó el acta de constitución quejándose de que con los ayuntamientos se estaba renunciando a la revolución. Todos los grupos, incluyendo a la CNT, condenaron el hecho. Por otro lado, el POUM no estaba de acuerdo con los nombramientos. Alegaba que tenía mucha mayor implantación en Artés que el PSUC y querían más consejerías. Pero la ley era la ley, así que el resto de grupos no se lo concedieron.

La primera crisis tuvo lugar en la primera sesión, al aprobarse una propuesta de Ramon Frago por la que se les prohibía el duelo a las familias de los ejecutados en septiembre. Esto fue demasiado para el alcalde Pladevall y presentó su dimisión. También dimitió Soldevila, del mismo partido. Sin embargo, Lluís Bou, del mismo partido, permaneció en la consejería y fue elegido alcalde.

El POUM sufrió la crisis política de la retaguardia republicana. En diciembre el consejero de la Generalitat, Andreu Nin, fue apartado del Gobierno por presiones del PSUC y de los asesores soviéticos. Y, después de los Hechos de Mayo de 1937 (ampliaremos estos relatos en el capítulo de Cardona), el Partido también fue apartado de los ayuntamientos. En Artés, Ramon Frago Canadell, representante del POUM, dimitió en junio. El 4 de julio llegó una expedición de Guardias de Asalto de Manresa y clausuraron el local del Partido. En el siguiente pleno el PSUC, con toda la tranquilidad, pidió que su local pasase a manos de la UGT, tal como había pedido este sindicato.

En el pueblo, el origen de esta rivalidad viene del verano de 1936. Ya vimos que el POUM controlaba el sindicato que antes había sido la CNT. El 2 de agosto se convirtió en la UGT.[19] Más tarde, en septiembre, la UGT creó el sindicato del ramo textil, contando con una presencia abrumadora en Manufacturas Berenguer[20], la mayor fábrica del pueblo. A continuación, el PSUC pasó a disputarle las juntas de los sindicatos al POUM y, con el tiempo, lo logró. Las cifras que ofrecieron esos sindicatos en 1937, tan abultadas, hacen probable que el sindicato textil estuviese contemplado dentro de Oficios Varios, aunque se presentaban dos cifras por separado (850 afiliados en Oficios Varios y 650 en textil). Si se suman las cifras nos da un total de afiliación superior al 50% de la población total, cosa a todas luces equivocada.

Por su parte, la fuerza de la CNT era de 341 afiliados, atendiendo a sus estadísticas, aumentando hasta 412 en 1938. Además, conocemos otros datos, como su sección de campesinos, que fue representada por Gabino Malpica en el Pleno Regional de Campesinos. La sección contaba con 100 afiliados en 1937 y 118 en 1938. De esta forma podemos calibrar la fuerza que había logrado este sindicato en el campo de Artés. Este panorama se completaba con una agrupación de las Juventudes Libertarias y un grupo de la FAI. 

Tenemos algunos nombres de esta organización sindical, así como el de sus presidentes: Francisco Ruano Adame (1936), Josep Salabarnarda Vila (1937) y Simó Carrió Farell (1938). Otros nombres vinculados con el sindicato fueron Enric Treveria, Climent Santacreu Tort, Joan Tragant, Sebastià Vilanova Clarà, Victor Roqueta Comellas, Adjutori Raurell, Modest Planas, Jaume Galobardes, Crescenci Malpica, Salvador Creus, Agustí Artigas, entre otros. Su fuerza estaba sobre todo entre la fàbrica de Ca l’Aguilà, en el campo y también entre los obreros de la construcción. Geográficamente tenían cierta presencia en la calle Raval.

No se conoce una vinculación previa con el anarquismo en este pueblo y, sin embargo, según las acusaciones de los sumarios de postguerra Agustí Artigas y su compañera Dolors Carrió Farrell eran naturistas, por lo que podríamos intuir la presencia de algunas familias de ideas libertarias en los años 30.

También cabe mencionar el entorno del POUM compuesto por los siete hermanos Frago Canadell, los hermanos González Penas, Víctor Pintó, Antoni Gironella, Josep Ruaix, entre otros. Era un partido revolucionario que en su mitin del 19 de septiembre de 1936 decía que “el poble armat és la garantia de la llibertat”. [21] No habían pasado ni diez días de las ejecuciones de los doce artesenses. Lo cierto es que aquelles ejecuciones es posible que fueran algún tipo de represalia porque habían muerto en el frente de Mallorca un gran número de milicianos del POUM (como también veremos en Monistrol de Montserrat), dos de ellos de Artés.

Entre el POUM y la CNT impulsaron varias medidas municipales revolucionarias. Como todas las medidas tenían que ser aprobadas por todo el Ayuntamiento, a veces eran bastante rebajadas por la oposición de las demás fuerzas políticas. Uno de estos casos, fue la municipalización de la vivienda. Era una medida que estaban llevando a cabo muchos municipios de Cataluña. El POUM lo propuso en el Pleno Municipal del 10 de diciembre de 1936. No obstante, no se llevó a cabo debido a la oposición de ERC y de Unió de Rabassaires por no existir ninguna disposición de la Generalitat en este sentido. En abril el bloqueo se levantó, porque ya había medidas de la Generalitat, y se creó una Junta de Vivienda formada por todos los partidos y sindicatos, la Cooperativa del Ramo de la Madera y la Cooperativa de Paletas. De hecho, el Ayuntamiento cobraba los alquileres de todo el pueblo para garantizarse una entrada de dinero. En junio, la Generalitat decidió controlar estas iniciativas municipales, creando su propia ley de municipalizaciones de viviendas y más tarde, en julio, se disolvió la Junta de Vivienda.

La colectivización de las grandes empresas fue obra de los sindicatos. Las fábricas del pueblo como Aguilà, Berenguer o Jaume Sitges, las tres, quedaron bajo el control de los sindicatos. El resto de los talleres textiles fueron regidos por comités de control. Otros oficios se agruparon en entidades cooperativas de carácter gremial. Este sería el caso de la Cooperativa de Obreros Carpinteros, la Cooperativa del Yeso, la Cooperativa de la Construcción, la Cooperativa de Obreros Electricistas y la Cooperativa de Transporte. Estas entidades normalmente ocupaban los locales y talleres de las empresas más grandes del ramo, aunque utilizaban los demás talleres. La excepción fue la Cooperativa de Transporte, que convirtió la iglesia en un gran garaje.  

Respecto al consumo y distribución, la Cooperativa La Reguladora (fundada en 1917) era una comisión dentro del Sindicat Agrícola Rabassaire, pero en la guerra actuó de forma independiente. El problema de los abastecimientos fue central por la vida artesenca. No había bastantes productos para proveer al pueblo y a menudo escaseaban materiales tan esenciales como el jabón. Para afrontar esta situación, el Ayuntamiento propuso una nueva cooperativa general, a modo de gran supermercado, pero no se acabó de materializar por la negativa de los sindicatos UGT y CNT. Estos, en coalición con el Sindicato Agrícola y la Cooperativa La Reguladora, habían impulsado una “comisión de cooperativizaciones”, que dio lugar a algunas de las cooperativas antes mencionadas y también a la Agrupación de Pequeños Comerciantes CNT-UGT, que agrupaba el sector del comercio al detalle. En este sentido Artés fue más avanzado que otros municipios.

De todas maneras, el Ayuntamiento era muy intervencionista en cuanto al comercio y obligaba a todos los comerciantes a declarar todo el género que llevaban al pueblo. Cómo sería la situación que, a finales de la guerra, un pueblo tradicionalmente productor de uva como Artés, prohibió la venta de uva fuera del pueblo. Durante toda la guerra hubo numerosas denuncias a comerciantes o intermediarios por alterar los precios o disminuir la calidad de sus productos.

En cuanto a las milicias, el pueblo de Artés no organizó milicias propias. Quien quería participar en la guerra contra el fascismo se enrolaba en las columnas que salían de Manresa. Este fue el caso de Ferran Bernabeu, Ricard Rodríguez y Josep Roura de la CNT – alistados en la Columna Tierra y Libertad – o de Daniel Jordà Casadesús y Víctor Pintó Vidal, del POUM, muertos en agosto de 1936 en la fallida Operación de Mallorca. Otros milicianos fueron Antoni Gironella, Àngel González y Lluís Frago Canadell de las columnas del POUM. El Comité fue el encargado de movilizar las primeras quintas y enviarlas a Barcelona. Más adelante, con la militarización salieron los quintos del pueblo hacia los diferentes frentes de guerra. Según las listas del Memorial Democrático unos 27 soldados del pueblo de Artés murieron o desaparecieron en los frentes[22] y según otras fuentes esa cifra se eleva a 55.[23]

Por último, relataremos el conflicto de intereses entre el PSUC y la CNT que se desarrolló durante la segunda mitad de la guerra. Como hemos visto, ambas organizaciones habían ganado bastante fuerza a partir de 1937. Las circunstancias de la política catalana las condenaba a vivir en tensión mutua. Así, en marzo de 1937 el presidente de la Generalitat Josep Tarradellas decretó la disolución de las patrullas de retaguardia. Los municipios también perdían las competencias en materia de seguridad. Esta medida perjudicaba a la CNT y al POUM, que predominaban entre las milicias de retaguardia. En pocas semanas las milicias locales fueron sustituidas por la Guardia de Asalto, la Guardia Nacional Republicana (el nuevo nombre de la antigua Guardia Civil) o los Carabineros.

El 7 de julio de 1937 la CNT propone como consejero a Climent Santacreu (que se hacía llamar en los documentos “FAIcreu”). Pero su propuesta fue rechazada porque no estaba empadronado en el pueblo antes de la guerra. Santacreu profirió insultos contra el Consejo, amenazando a sus oponentes. En octubre de 1937, la CNT de Artés contaba con los consejeros Víctor Roqueta, Sebastià Creus y Modesto Planas. Pero entonces, Roqueta fue impugnado por el PSUC, puesto que aparecía en las actas del Ayuntamiento como consejero suplente de 1928. Es decir, que a pesar de haber sido miembro del Centre Republicà d’Esquerra en 1931, aparecía también vinculado al partido único de la Dictadura de Primo de Rivera. Esta situación quedaba expresamente prohibida por la nueva ley de la Generalitat de octubre de 1937. Así que la CNT tuvo que nombrar otro consejero, en este caso, Agustí Artigas Puigneró.

El consejero Modesto Planas ocupó el cargo de consejero de Asistencia Social, por la cual se tuvo que hacer cargo de la situación de los refugiados. Nada más tomar posesión de su consejería estalló un escándalo en la casa de los refugiados cuando salió a la luz que las cocineras no respetaban las normas higiénicas más elementales, así que fueron despedidas. El mismo consejero pasó a hacer de cocinero.

El mayo de 1938 la CNT tuvo que abandonar su local, puesto que el Ejército había decidido que lo necesitaban para alojar unos 150 aviadores del campo de aviación de Santpedor/Sallent. A pesar de las protestas, el sindicato tuvo que buscarse otro edificio.

En septiembre de 1938, la CNT sustituyó a los consejeros Modesto Planas y Agustí Artigas por Crescenci Malpica y Pere Trullàs. La Confederación no ofreció información sobre la causa de esta pérdida de confianza y solo indicaba que eran cuestiones internas. Pero, de nuevo, el Ayuntamiento rechazó a Crescenci Malpica, puesto que este había sido miembro de las derechas durante el Bienio Negro de 1934-1935.

La CNT no estaba conforme porque confiaban plenamente en Malpica y sus hijos eran conocidos militantes de la CNT. Con todo, semanas después tuvieron que ceder, ya que no querían contar con un consejero menos debido a un bloqueo absurdo, y nombraron a Simó Carrió, presidente del sindicato. Y de nuevo el Ayuntamiento tampoco lo aceptó, porque unos días antes había enviado un comunicado injurioso contra el consistorio, firmado por él, a nombre de la CNT-AIT. La CNT tuvo que ceder y retiró formalmente dicha nota. Carrió fue aceptado el 24 de diciembre de 1938. Como podemos notar, pasaron tres meses de tiras y aflojas por cuestiones meramente institucionales, que en realidad no afectaban la vida del pueblo.

A finales de enero de 1939 las tropas nacionales entraron en Artés instaurando el nuevo régimen. Los días antes de la entrada de los nacionales, había en Artés un comisario republicano que quería presentar resistencia a ultranza cayese quien cayese. Ante la posibilidad de morir en la guerra, el ayuntamiento ideó un plan para deshacerse de él. Esa noche invitó a cenar al comisario, emborrachándolo de vino. Cuando se fue a dormir un grupo de hombres lo desarmó y lo ató llevándoselo a un horno de yeso. Allí por lo visto lo mataron escondiendo el cadáver en un torrente. Al día siguiente nadie se presentó para ser movilizado. Los guardias de asalto sin saber qué hacer se marcharon del pueblo.

Sin embargo, al entrar las tropas franquistas hubo unas delaciones y tres vecinos fueron asesinados por causa de ellas. Otros consejeros de la última época fueron exonerados demasiado rápidamente por las nuevas autoridades. De hecho, el mismo jefe de la Falange, Juan Molina Díaz, había pasado por el PSUC.

En esta población 63 personas fueron juzgadas sumarísimamente y cinco de ellas fueron condenadas a cadena perpetua. Además, siete personas fueron ejecutadas: Felip Aguilar Prat (POUM), Francesc Capdevila Vilanova (CNT), Antoni Frago Canadell (POUM, UGT), Miquel Padrós Prat (POUM, UGT), Sebastià Vilanova Clarà (CNT), Jesús Sabater Garcia (POUM) y Josep Vilanova Vila (UR). Por su parte, Inocenci Galobardes Creus (CNT) y Manuel González Penas (POUM) también fueron condenados a muerte, pero su pena fue conmutada por la de cadena perpetua.

Conclusiones

Hasta la creación del BOC, en 1934, toda la izquierda local estuvo vinculada al Centre Republicà d’Esquerra (ERC). La CNT apenas logró consolidar un sindicato que, a raíz de la existencia del BOC, fue redirigido hacia el ámbito de influencia del POUM. Por eso el treintismo no arraigó en Artés ya que no encontró militantes que apoyasen sus estrategias.

Dentro de la militancia del BOC y el POUM habría que destacar a la familia Frago Canadell. Eran seis hermanos y una hermana: Antoni, Ferran, Joan, Lluís, Pilar, Ramon i Simó. Su presencia destaca desde los Hechos de Octubre con la detención de tres hermanos. Más tarde se convirtieron en dirigentes de la UGT (en el caso de Joan, Lluís, Pilar y Ramon), aunque algunos derivaron hacia el PSUC (Antoni y Simó). Perdieron a dos miembros en el frente (Lluís y Ramon) y otro fue ejecutado por los franquistas (Antoni). Esta familia es un ejemplo de la explosiva radicalización de la sociedad en los años 1930.

El crecimiento de la UGT en el verano de 1936 se vio compensado por el de la CNT, más tardío. Esta central fue importante en agosto, pero su máxima fuerza se vio a finales de 1936. Su núcleo dirigente estaba vinculado al campo, a los contramaestres del textil y a la construcción. Entre sus militantes, curiosamente, también se encuentran personas que proceden de la derecha política, aunque hemos de suponer que radicalizados por la situación. Por otro lado, la UGT se edificó tomando como base militantes politizados en el POUM y en el PSUC, normalmente trabajadores de las fábricas. La mayoría de su afiliación, en cambio, se consideraba apolítica.

La clave política en Artés está en los Hechos de Octubre, que generaron una necesidad de revancha entre los rabassaires. Eso se pudo ver en el verano de 1936. Algunos de ellos se radicalizarían ingresando en el POUM, el PSUC o la CNT. Sin embargo, todo este radicalismo no parece que le hiciese sombra al partido más fuerte, ERC, que mantuvo bastante control de la situación durante toda la guerra a pesar de la pujanza de los revolucionarios.


[1] El Trabajo, 1/8/1931, pág. 2

[2] Las cartas estaban firmadas por Antoni Corominas Berenguer, que decía representar al Comité Intercomarcal de Manresa-Berga de CNT. Lo más probable es que fuese el presidente del sindicato. Corominas fue deportado a Mauthausen tras la guerra. Correspondencia, 1931. Caja 0138. Arxiu Municipal d’Artés.

[3] Correspondencia, 1931. Caja 0138. Arxiu Municipal d’Artés.

[4] Entrevista con Àngel Mas (historiador local que ha entrevistado a mucha gente mayor del pueblo sobre estos temas).

[5] López Esteve, Manuel. Els fets d’octubre de 1934 a Catalunya, UPF (tesi doctoral, 2012) p. 106-107. Citando a Bengoechea, S. Reacció en temps de canvis. La patronal catalana davant la República (1931-1936), SCEH, Barcelona, 2005, p. 136-137 i ADGGEC. Fons Antics. Gobierno Civil. Caixa 278.

[6] Entre sus miembros más destacados figuran Pere Galobardes, Joan Rovira, Francesc Capdevila, Josep Berenguer, Víctor Roqueta, Sebastià Creus y Josep Serra.

[7] Durgan, Andy. Comunismo, revolución y movimiento obrero en Cataluña 1920-1936. Los orígenes del POUM. Laertes. Barcelona, 2015. p. 459

[8] En cada población y región había organizaciones diferentes en la Alianza. En Catalunya, por lo general, se trataba del BOC, la UGT, los rabassaires y los Sindicatos de Oposición.

[9] Serra, Jaume (1988): p. 116

[10] Lista extraída de López Esteve, Manuel (2012). Els fets d’octubre …

Los demàs eran: Felip Aguilar Prat (CNT, BOC), Jaume Bertran Morell (ERC, UR), Salvador Call Homs (UR), Antoni Coromins Berenguer (CNT, ERC), Antoni Frago Canadell (CNT, BOC), Ramon Frago Canadell (CNT, BOC), Manuel González Penas (BOC), Jaume Lladó Clarí (ERC), Joanquim Llavina Esteve, Víctor Malé Torres (ERC), Francesc Mayoral Botan, Joan Morral Vidal (ERC), Mario Pascual Canamasses, Aparecidos en el Sumario. Los nombres fueron recogidos por el historiador local Àngel Mas Solergibert.

[11] Finques Expropiades i llista de beneficiaris. Carpeta Comunicacions de l’Ajuntament. 1937. Arxiu Municipal d’Artés.

[12] Actes de l’Ajuntament 31/7/37. Creada Junta Municipal Agrària: President Lluis Bou (Alcalde, ERC), Víctor Roqueta (CNT), Joan Call (Sindicat Agrícola) i Llucià Comellas (UGT).

[13] Presidente Lluis Bou (Alcalde), Llucià Comelles (Unió de Rabassaires), Sebatià Creus (CNT), Anton Mayoral (UGT), Isidre Feliu (ERC), Salvador Call Homs (Presidente de la  Cooperativa La Reguladora) y Joan Call Homs (Presidente del Sindicat Agrari).

[14] Una de ellas fue un simulacro de fusilamiento el 25 de julio. Otra el 11 de agosto, cuando fueron detenidos siete vecinos de Avinyó y cuatro de Artés, a los que se amenazó con ejecutarlos. Fueron trasladados a Manresa y más tarde a Barcelona donde estuvieron presos unos meses.

[15] Parte de los ejecutados de Artés en 1939 y 1940 fueron acusados de estas muertes. También se acusó al Comité de Sant Vicenç de Castellet. 

[16] Los 12 eran: Ramón Bou Canudas, Lorenzo Grau Camprubí, Francisco Oliveras Berdajín, José Peiragosa Arnaus, Ramón Puig Oliveras, Valentín Rojas Moncunill, Valentín Sallent Alegre, Marcelino Sallent Moré, Carlos Sebarroja Cuatrecases, Eduardo Sobrevals Berenguer, Juan Soler Feixas y Juan Viñas Rius.

[17] Eduard Berenguer Sala era primo de los directores de la sociedad Manufacturas Berenguer, SA. Había sido director durante los hechos de 1917 y había gente que se la tenía jurada. Apareció asesinado el 10 de agosto de 1936 en el término municipal de Calders.

[18] Acta de l’Ajuntament, 22/05/1937. Arxiu Municipal d’Artés.

[19] Estadística per al III Congrés de les Organitzacions de la UGT a Catalunya, 2/10/1937. Arxiu Comarcal del Bages. Documents espoliats pel franquisme. Secció Estadística. Presidente, Víctor Pujol; Secretario, Ramon Frago. Constitució el 2/8/1936. Afiliados: 850, de los cuales, cotizan 800.

[20] Estadística per al III Congrés de les Organitzacions de la UGT a Catalunya, 27/10/1937. Arxiu Comarcal del Bages. Documents espoliats pel franquisme. Secció Estadística. Presidente, Víctor Pujol; secretaria, Amparo González. Constitución el 25/09/1936. Afiliados 650, de los cuales, cotizan 600.

[21] Artés. Míting-Homenatge. El Pla de Bages, 21/09/1936, p. 4

[22] De ahora en adelante en todos los pueblos, para los datos de muertos en actos de guerra, se utilizará: Villarroya, Joan i Oliva, Jordi (coordinadores). El Cost Humà de la Guerra Civil Espanyola a Catalunya.

[23] A partir de ahora todo el relato y los datos salen de Temps de Discòrdia, libro del autor.