Esta población fue uno de los bastiones del anarquismo revolucionario en la comarca del Alto Llobregat. Su vinculación con el movimiento obrero viene del siglo XIX, con su primera organización obrera, adherida a Las Tres Clases del Vapor, fundada en 1871. Así pues, participó en la sección española de la Primera Internacional, la Federación de Trabajadores de la Región Española, tanto en el Sexenio Democrático (1868-1874) como en los años de 1880.

Aun así, habrá que esperar hasta la expansión de las ideas anarquistas, ya en el siglo XX, para que este se instalase en la población. Existen diversas comunicaciones desde Balsareny con el periódico Tierra y Libertad, entre 1905 y 1920. También podemos intuir esta conexión en la huelga de la Semana Trágica de 1909, que en Balsareny duró tres días, hasta que las fuerzas del orden ocuparon la población.

A lo largo de la década se organizaron las sociedades obreras en un Sindicato Único de Trabajadores que, en el Congreso del Teatro de la Comedia de Madrid, diciembre de 1919, declaraba tener 1.003 afiliados, cifra bastante respetable. Desde luego, estar cerca de Sallent, uno de los motores del anarquismo más revolucionario, hacía que Balsareny asumiese esta línea. De aquella época nos han llegado algunos nombres como el de Antonio Solà o Riera, como organizadores del sindicato. También fueron los que organizaron un mitin “de afirmación sindical” con Emilio Mira, Lola Ferrer y Juan Rovira como oradores. Fue presidido por Vicente Serra.[1]

Durante la dictadura de Primo de Rivera esta actividad organizativa se perdió. Sin embargo, en 1930 se organizó la Cooperativa Obrera, que como en otros pueblos fue un núcleo de politización de la clase trabajadora.

El Sindicato Único de Trabajadores de Balsareny entró en la Segunda República como subsidiario del de Sallent y el de Navàs, aportando sus cotizaciones a éstos. A nivel sindical, la Colonia Soldevila, donde vivían los trabajadores y trabajadoras de la Fábrica de Hilados de Álvaro Soldevila, estaba vinculada a Navàs, mientras que la mina lo estaba a Sallent. Por este motivo no siempre es fácil recorrer la senda de la CNT en Balsareny y se tiene que hacer de forma indirecta.

La colonia Soldevila fue construida en 1890, entrando en funcionamiento su fábrica un tiempo más tarde. Estaba situada a 3 kilómetros del pueblo, y contaba con viviendas. Cada colonia funcionaba como un pequeño pueblo, teniendo su iglesia, su escuela o su colmado. Sin embargo, esto hacía de las colonias un entorno mucho más fácil de controlar para los patrones, dado que los posibles “revoltosos” se exponían a perder no solo su empleo si no también su vivienda. Por ello era bastante complicado que se introdujeran los sindicatos en las colonias. Y aún así, en los años 1930, lo hicieron.

Respecto al sindicalismo, solo consta la participación del SUT de Balsareny en el Pleno Regional de 1933, con unos 100 afiliados. En 1936, asistieron al Congreso de Zaragoza, declarando 158 afiliados.[2] Como vemos es una cifra muy alejada de aquel millar de 1919.

Sea como fuere, está claro que en la población existían anarquistas organizados. El 20 de enero de 1932, tras llegarles noticia de los sucesos que comenzaron en Fígols, los obreros de la CNT tomaron el Ayuntamiento, colocaron una bandera rojinegra y proclamaron el comunismo libertario. Hubo varios detenidos por esta acción, y la prensa señala a Manuel Medina Linares, Agulio Rodríguez García, Manuel Rodríguez Moretona, como deportados a Bata.[3]

No obstante, la Guardia Civil ya no dejó respirar al sindicato y siempre estuvo muy pendiente de lo que hacía. Son constantes las quejas en Solidaridad Obrera de militantes que se veían acosados por la fuerza pública, como el de un trabajador despedido únicamente por tener un carnet de la CNT en el bolsillo, descubierto en un cacheo.

El 5 de enero de 1933, ese mismo diario nos da una interesante relación de colaboradores del pueblo: Diego Carmona, Juan Caro, Enric Bartomeus, J, Miró, Manuel Navarro, Lázaro Villarroso, F. Álvarez, Ramon Bartomeus, José Belmonte, José Santiago, Bartolomé Sánchez, José Cordi, Federico Diaz, Isidro Riera, Juan Garriga, Juan Cubinsá, Amadeu Camp, Rosendo Arias, José Sánchez y Salvador Mercadé.[4] Tres días después estalló una insurrección en toda España, y tuvo una especial repercusión en Sallent. En ese pueblo fueron detenidas unas 25 personas por levantarse contra la República.

Aquella insurrección quedó marcada por la muerte a tiros de dos militantes anarquistas: Andrés Martínez, almeriense residente en Sallent, y Francesc Codina, natural de Cal Colleter, situada en Balsareny. Codina era miembro de la Junta del Sindicato Único Minero de Sallent. Los dos eran muy jóvenes y militaban en la CNT. Su muerte se produjo debido a que, para llevar a cabo la insurrección, los anarquistas atacaron el cuartel de la Guardia Civil, incendiándolo. En cuanto los guardias se recuperaron de la sorpresa inicial utilizaron sus armas y acorralaron a los revolucionarios en su propio local sindical, que tirotearon sin miramientos hasta que los sindicalistas sacaron la bandera blanca por la ventana. Se rindieron diversas personas y aun así los guardias siguieron disparando, acabando con la vida de estos dos jóvenes e hiriendo de bala a cinco personas más, que figuran entre las 25 detenidas de Sallent, que hemos mencionado antes.

Como no puede ser de otra forma, estos hechos también influyeron mucho en Balsareny, para empezar, fueron detenidos como posibles colaboradores de la insurrección los antes mencionados Manuel Medina, Agulio Rodríguez, Manuel Rodríguez, así como Balbino Montilla de Dios y los hermanos Carlos y José Monte Villalba.[5] En los registros posteriores se hallaron algunas bombas artesanales.

A partir de entonces se agudizó el hostigamiento contra el anarcosindicalismo, produciéndose varias detenciones por motivos menores. En el caso de Balsareny fueron presos gubernativos (es decir, que fueron a prisión por decisión del Gobernador Civil y no de los jueces): Federico Diaz, José Artigas, José Monte, Rosendo Arias, Carlos Monte y Martin Cortada. Fueron detenidos el 11 de mayo en el contexto de la huelga de solidaridad con los mineros de Cardona que se encerraron a 700 metros bajo tierra. Además, en aquellos momentos se desarrollaban varias huelgas importantes en Barcelona y la situación se estaba deteriorando en toda España por momentos, con la Guardia Civil disparando en las manifestaciones obreras y agrícolas.

Los ánimos estaban más que caldeados en todas partes. En Balsareny el sindicato acusaba a los burgueses Soldevila, Robega y Vilafruns de financiar y armar un somatén para su uso particular como fuerza de seguridad. Por entonces, el somatén patrullaba las colonias y la zona de la mina armas en mano para intimidar a los obreros. [6] Las críticas en las páginas de Solidaridad Obrera contra “los burgueses del pueblo” son una constante e incluyen a Esquerra Republicana, que aceptaba esta situación.

En el otoño se produjeron dos mítines importantes en la población. El primero, el 19 de octubre de 1933 para pedir la amnistía de los presos, con Carlos Pradas, Nicolás Serrejón y Francisco Moles. Y el segundo, el 16 de noviembre, J. Aubí, Albadatrecu y J. Estany (Boy), en el que pidieron la abstención en las elecciones generales.

Sin embargo, el sindicato pasaba por una seria crisis. Por un lado, la represión espantaba a sus simpatizantes, y por el otro arraigó la corriente treintista en las fábricas textiles y sus secciones prefirieron vincularse con la Federación Comarcal de Sindicatos de Oposición de la CNT antes que con el Sindicato Único de Trabajadores de Balsareny. En 1934, el SUT cambió su lenguaje para referirse a los burgueses y hay diversos artículos en la Soli acusándolos de nazis, debido al capital alemán de la Colonia Soldevila y a la presencia de algunos técnicos alemanes. En la guerra se demostró que realmente algunos técnicos de la Soldevila eran afiliados de las organizaciones nacional-socialistas que promovían los expatriados alemanes en España.

En aquella época surgió un nuevo partido político de izquierdas. Se trataba de la sección de Balsareny de Unió Socialista de Catalunya, USC. En 1933, Joan Comorera, su secretario general, propuso fusionarse con el PSOE de Catalunya. Ambos partidos incluso realizaron un congreso, pero tras unas semanas el Comité Ejecutivo del PSOE, desde Madrid, anuló la fusión. Esto frustró bastante los deseos de la militancia socialista y algunos se pasaron a la USC. En aquel congreso hubo una delegación de Balsareny que representaba 35 socios –aunque un estudio estima más realista hablar de una veintena.[7] Desconocemos sus integrantes, y no tuvo especial repercusión en el pueblo. Sin embargo, en la guerra, la USC fue el germen del PSUC de Balsareny.

En la Revolución de Octubre de 1934 solamente participaron elementos de Esquerra Republicana y rabassaires, sufriendo prisión dos de ellos hasta bien entrado 1935. El SUT se abstuvo de participar de esta revuelta. En este año los anarquistas conformaron una red de entidades más allá del sindicalismo. Además, abrieron un ateneo libertario en la calle Macià, 4. Por otro lado, también se creó un grupo llamado Juventud Cultural, adherido a la FAI, pero que después se unió a Juventudes Libertarias, el 20 de febrero de 1935. También participaron en diversos plenos comarcales y regionales. En 1936 las juventudes tenían 34 miembros[8]. Para entonces la Junta estaba constituida por Carlos Monte, secretario; Gregorio Torres, vicesecretario; Juan García, tesorero, Manuel Sáez, contador; Anita Torres, bibliotecaria y Ramon Gonfaus, vocal[9]. También existía una escuela racionalista en la Cooperativa Obrera de Balsareny.

El local del sindicato estaba en la calle Castillo, 8. Y para el Primero de Mayo de 1936 se trajo de oradores a Francisco Moles, Rosario Dolcet, Carlos Pradas, y Luis Riera. Hay que indicar que la UGT de Balsareny se creó el 22 de octubre de 1934. Balsareny tenía 2.930 habitantes en 1936.

La guerra civil

Balsareny constituye una anomalía debido a la ausencia de muertos de forma violenta en la retaguardia en lo que respecta a la zona. Esto se debe a la conciencia humanista de los militantes más destacados del SUT, así como a un entendimiento desde el primer instante de la guerra con Esquerra Republicana a la hora de mantener una vida cotidiana pacífica en la población. Esto no impidió la instauración de un “nuevo orden” revolucionario con las pocas armas que tenían aquellos días. Pero es necesario destacar el contraste de Balsareny con los pueblos vecinos de Navàs y Sallent, donde sí que se produjeron numerosos asesinatos e incluso iban a otros pueblos en grandes grupos a “limpiar la retaguardia” de fascistas, curas y derechistas diversos. Entendían que con ello ganaban la guerra y abrían el camino a la revolución social porque la guerra también se libraba en la retaguardia.

Pero no fue necesario en Balsareny. En todo caso, si hubo muertos de Balsareny fue en otras poblaciones como Súria, donde fue ejecutado el sacerdote de Balsareny Lluís Pla Rosell. Además de este, aparecieron en los límites del término municipal algunos cadáveres, que la Causa General, apunta a que era obra de algún otro comité. Un libro de historia local apunta a que esta relativa paz se debió en concreto a la obra de los cenetistas José Monte y Eloi Regné. [10]

En todo caso, hay que mencionar que el Ayuntamiento llevaba años, desde 1934, presidido por Valentí Masplá Suades, de Esquerra Republicana.  Como en otros lugares, había sido depuesto tras los sucesos de Octubre, y restituido en su cargo a partir de la victoria del Frente Popular en febrero de 1936. El caso es que a comienzos de la guerra ERC dominaba el Ayuntamiento. Al formarse el Comité de Defensa Local, en los primeros días de la guerra, éste que quedó en manos de la CNT. Ayuntamiento y Comité se supieron poner de acuerdo en lo esencial.

El Comité lo formaban Pedro Biendicho Lacorte (CNT), Nemesio Guerra Marcos (CNT), Santiago Hernández Amigo (CNT), Juan Navarro González (CNT), Juan Navarro López (CNT), Juan Ruiz Molina, Manuel Pérez Castro, Antonio Alarcón Arroyo, Manuel Ruiz Carreño, Florenci Vilaseca Altarriba, Valentí Maspla Suades (ERC) y Evarist Soler Selgas (Estat Català y ERC). La Causa General no acusó al Comité de la quema de las iglesias y capillas del pueblo, si no a un conjunto de unas 30 personas –si bien pudieron ser muchas más. Aparentemente no se trataba de personas especialmente politizadas, sino más bien, un reflejo del anticlericalismo popular que atravesaba la España de aquellos días, cuyos ecos venían del siglo XIX.

A los 15 días se hizo un pregón por el pueblo convocando a todos los parados al local de la CNT para facilitarles trabajo. Estos parados fueron enrolados en el Ramo de la Construcción del sindicato para realizar diversas obras en el pueblo. El presidente de este sindicato, que unas semanas más tarde se llamaría Colectividad del Ramo de la Construcción, era Pedro Biendicho. El comité se incautó del castillo y la ermita que dominan la población desde las alturas. La CNT se instaló en la escuela de las Hermanas Dominicas y también en una casa propiedad de Rossend Reguant, huido nada más empezar la guerra.[11] Además, se ocupó una masía llamada Puig Dorca.

En 17 de octubre de 1936 se constituyó un nuevo Consejo Municipal, siguiendo la disolución de los comités revolucionarios de los pueblos decretada por la Generalitat. El alcalde resultante fue Joan Pujols Galobardes (ERC). Y los demás consejeros: Evarist Soler Selga y Ramon Juncadella Alsina (por ERC); Santiago Hernández, Joan Navarro González y Florenci Vilaseca (por CNT); Ramon Gudayol Gonfaus y Benet Obradors Vilanova (por la UGT); y Joan Casellas Erra (por UR).

Sin embargo, ERC y la CNT coparon todos los cargos del nuevo consejo suponiendo una anomalía, denunciada ante la Dirección General de la Generalitat por las demás fuerzas políticas y sindicales del pueblo.

Así pues, estallaron problemas político-sociales entre las fuerzas que apoyaban la revolución y las que pretendían frenarla. El 8 de noviembre, Unió de Rabassaires denunciaba en una carta dirigida a la Generalitat, que CNT había impedido que miembros de UR y de la UGT tomasen posesión de sus cargos. Además, la Confederación había sustituido a estos consejeros que les tocaban a los rabassaires por otros de los suyos. El informe, planteado en forma de queja, en realidad nos permite vislumbrar la rápida evolución del proceso revolucionario.

El mismo informe indicaba que la CNT había requisado todo el género de los establecimientos comerciales para crear una “cooperativa colectiva”. Afirmaban que todos los cafés estaban colectivizados. Y que además querían recoger todas las gallinas para crear una colectividad sin preguntar si la gente estaba de acuerdo o no. La denuncia continuaba diciendo que habían amenazado a los militantes de Estat Català y otras organizaciones que los matarían, y además habían disuelto la asociación de caza y pesca y algunas hermandades. [12]  

El día 11 se redactó otro informe de la reunión de varias delegaciones políticas de Balsareny contrarias a la revolución y una delegación de la Junta Comarcal de Seguridad Interior. En él se relataba que, tras el abandono del pueblo de algunos facciosos, el Comité Local incautó sus fincas. Pero que éstas le fueron entregadas más adelante al Sindicat Agrícola local para ser cultivadas colectivamente. Pero el Comité, integrado por gente de la CNT, quiso todas estas tierras y además todas las existentes, estuviesen controladas por la CNT. Por tanto, ante esta tesitura los afiliados de Unió de Rabassaireshicieron una asamblea donde determinaron que aceptaban cultivar colectivamente, pero solo las tierras que eran propiedad del Sindicato Agrícola, dejando claro que las demás tierras seguirían cultivadas de forma individual. Al terminar la asamblea y tras salir del lugar de reunión se encontraron con el consejero de Defensa, Florenci Vilaseca (miembro a la vez de ERC y de CNT), que al frente de gente armada les indicó que se fueran a dormir. Ante esta orden de tono autoritario y chulesco los rabassaires se negaron diciendo que harían lo que les diera la gana. Tras tal desacato el consejero disparó un tiro al aire para dispersar a los presentes. Pero, como era de imaginar, esto se convirtió en un revuelo y acabó disparando más abajo, resultando cuatro personas heridas. El informe indica que una de ellas murió a consecuencia de las heridas, aunque ignoramos el nombre. Esto no aparece reseñado en la Causa General y es incluso probable que no llegase a morir nadie. Sin embargo, por todo ello, se declaró una huelga general en el pueblo.

Continuando con el informe, el consejero de Defensa se justificó diciendo que las mujeres se habían amotinado contra las patrullas produciéndose en el lance una herida leve. La UGT protestó duramente contra las coacciones a los campesinos, mientras que la CNT se defendió diciendo que no le imponía a nadie su ingreso en el sindicato y que, si así lo hubiese dicho alguno de sus militantes, esto no estaba acordado por su organización. A continuación, continuaban con su defensa indicando que el Comité Local de Defensa estaba compuesto por todas las fuerzas antifascistas y no solo por gente de la CNT, como decían los rabassaires. Además, afirmaban que habían decidido la colectivización de las tierras incautadas en asamblea del sindicato, así como el control de los comercios. Por último indicaban que al confiscar los artículos y bienes de primera necesidad habían rebajado su precio de venta de acuerdo con las instrucciones de un pleno comarcal de organizaciones revolucionarias (refriéndose al movimiento libertario).

A continuación, todas las organizaciones presentes indicaron que estaban de acuerdo con la revolución social y sus avances pero que no podía hacerse las cosas de esa manera. La CNT respondió que los 100 parados que había antes del 19 de julio ahora estaban todos trabajando de forma normal. Y por fin, todos acordaron serenar los ánimos. Comentaron que la presencia de armas de guerra en el pueblo tenía que ver con que en Sallent existía una fábrica de armamento. Se tomó la decisión que a partir de entonces gestionasen conjuntamente las cuestiones de la colectivización agraria la CNT y la Unió de Rabassaires. La Junta de Seguridad se llevó detenido al consejero cenetista, responsable de los actos de violencia antes relatados[13].

El día 17 de noviembre, en sesión del pleno municipal se indica que el consejero de defensa fue sustituido por Pedro Biendicho.

En otro informe de denuncia, del 13 de febrero de 1937, se indica que la colectividad se había metido en las tierras de un vecino, Pere Codina Gonfaus, sin habérselo comunicado. Los colectivistas construyeron un gallinero en su tierra. Le habían destruido algunas coliflores. Todo esto acabó denunciado en informes a la Delegación de Seguridad de la Generalitat. [14]

Más allá de las anécdotas, y de la parcialidad de los informes que corresponden a los intereses de quien los redacta, podemos constatar los problemas reales que había en esta población para constituirse la colectividad. Es muy interesante, y generalmente obviado por los escritos anarcosindicalistas, este tipo de problemas que se achacan a que la gente era contrarrevolucionaria o simpatizante de las derechas o, simplemente, “individualistas”. Lo que ocurría era que a menudo colectivizar implicaba pasar por encima de los intereses particulares. Cuando estos particulares no tenían a nadie que los defendiesen se quedaban en el olvido, pero cuando tenían a alguien atento a ellos (por ejemplo, en este caso, Unió de Rabassaires) se convertía en todo un conflicto político.

A falta de otras fuentes, la descripción de la colectividad agrícola la hizo la militante libertaria francesa Renée Lambéret. Publicó un artículo en 1938 en un periódico anarquista británico llamado Spain and the World. [15] Su punto de vista es totalmente afín a la colectividad, como es de esperar. Indicaba que la mina de potasa era de una empresa de capital holandés con protección alemana. Decía que la colectividad estaba compuesta por unas quince familias (número que concuerda con la estadística de Barnecker, que da la cifra de 60 colectivistas[16]) que ocuparon las tierras del faccioso Augusto Mas, conocidas como el Puig d’Arcas, con unas 60 hectáreas, además de aportar las pocas tierras que tenían entre todas las familias. La colectividad pasó por dificultades económicas, que fueron resueltas a través de una aportación económica de los mineros que pusieron 10 pesetas a la semana (de las 60 o 70 pesetas que ganaban). Así que con ese dinero construyeron el regadío, una caseta para albergar un motor, unos jardines, unos muros en torno a una finca llamada el Majolar, y más cosas. La cosecha fue de unos 150 sacos de patatas en 1937. Para el año 1938 estaban preparando el terreno para multiplicar la producción por 5.

No disponemos de nombres relacionados con esta colectividad. Sin embargo, existe un aval sindical para José Puig Perramon, Mateo Boixadera Trasserra y Juan Vila, que fueron representantes de la sección de agricultura del SUT de Balsareny de la CNT al Pleno Regional de Campesinos de enero de 1938.[17] Boixadera era el presidente de la sección y presumiblemente todos ellos trabajaban en la colectividad.

A nivel político, la situación quedaba lejos de normalizarse. A lo largo de la guerra, es constante el baile de nombres de representantes de las distintas fuerzas antifascistas del Consejo Municipal. Incluso se nos deja entrever que existían problemas internos dentro de ERC. Por ejemplo, en sesión del 5 de marzo de 1937, el consejero de ese partido, Josep Bassany Riera (miembro de Estat Català y militante de la UGT) dimitió por desavenencias con Joan Pujols. Igualmente dimitieron los dos representantes del PSUC, apareciendo en liza por primera vez los comunistas Miquel Gusart Travert y Joan Valls Casaldáliga. En sesión del día 17 de marzo dimitió el secretario municipal. Así que el Ayuntamiento se dispuso a sustituirlo. Pero la CNT se opuso a ello alegando que era el Sindicato de Profesiones Liberales (de la CNT) quien debía nombrar sustituto. Esto no era así según la ley municipal catalana, así que fue desechada la propuesta. Ante esto la minoría municipal de la CNT se retiró del pleno creando una crisis municipal.

No podemos olvidarnos que el 15 de febrero de 1937 fue muerto a golpes en Manresa el militante de la CNT Paulino Hernández Rubio, de origen almeriense, que había militado bastante tiempo en Balsareny. Fue asesinado por Florenci Clariana, uno de los líderes del PSUC de Manresa. Éste alegó que fue en defensa propia y, aunque los testigos no le dieron la razón, fue puesto en libertad por presiones políticas. Este tipo de sucesos lastraban cualquier tipo de entendimiento entre la CNT y la UGT local.

Unos días después volvieron los consejeros cenetistas y se nombró un nuevo consistorio: Miquel Gusart (alcalde, UGT-PSUC), Joan Valls (UGT-PSUC), Josep Obradors Jové (ERC), Francesc Llimargas Riera (ERC), Benet Pajerols Morera (ERC), Joan Casellas Erra (UR), y Pedro Biendicho, Joan Navarro y Santiago Hernández, de la CNT[18]. Pero como durante la guerra hubo una gran rotación de cargos, en 1938 encontramos a Pedro Biendicho como alcalde.

En 1937 vemos a Manuel Pérez y Amadeu Carné como secretario y presidente del SUT de CNT, respectivamente. Poco antes el presidente había sido Santiago Hernández. El SUT participó en diversos comicios orgánicos de la CNT. Por ejemplo, el Ramo de la Construcción fue al Congreso Regional de Catalunya de septiembre de 1936.

La UGT de Balsareny había crecido considerablemente. Este sindicato se había fundado en 1934, pero fue admitido en la Regional catalana de la UGT el 4 de julio de 1936, contando entonces con unos 250 afiliados. Es muy probable que se nutriese principalmente del Sindicato del Fabril y Textil que se había integrado en los Sindicatos de Oposición treintistas durante la Segunda República. En su listado del 6 de noviembre de 1936 certificaban 655 afiliados del ramo textil, 43 comerciantes, 12 porteros y serenos, 95 obreros “emancipados”, 27 de la construcción, y 14 del transporte.[19] Un total de 846 afiliados.

A falta de datos concretos proporcionados por la CNT, podemos estimar que este sindicato tendría alrededor de 800 afiliados. Como hemos visto antes, el movimiento libertario contaba además con unas Juventudes Libertarias en cuya junta encontramos a Carlos Monte de secretario, a Gregorio Torres de vicesecretario y a Juan García, Manuel Sáez y Anita Torres de tesorero, contador y bibliotecaria, respectivamente, con Ramon Gonfaus de vocal[20].

La otra fuerza importante era Esquerra Republicana que, en mayo de 1936, para su congreso nacional, declaró tener 85 miembros. Curiosamente, sus representantes en el congreso fueron Ramon Arnau Guinó y Joan Gonfaus Mas. Ambos eran miembros de El RÀdium, un sindicato de contramaestres que en la guerra ingresó en bloque en la CNT. Pero lo curioso es que estos dos militantes estuvieron afiliados a la CNT de Sallent, no de Balsareny. Ignoramos los datos de afiliación del Sindicato Agrícola local, de Unió de Rabassaires.

Cabe mencionar que se colectivizaron totalmente las fábricas Soldevila y la Viñas, así como las minas de potasa (aunque solían depender de Sallent). La Cooperativa Obrera fue toda una potencia económica, donde el pueblo realizaba sus compras. 

Respecto a la guerra, desde Balsareny se organizó un grupo importante de milicianos. Se trataba de 19 milicianos de la CNT que ingresaron en la Columna Tierra y Libertad[21]. Fueron al primer batallón con sus compañeros del Berguedà. Partieron desde Manresa a Barcelona y desde allí fueron a los frentes del Centro. Rossend Arias Dern y Francesc Flores Castillejos, ambos de la CNT de Balsareny, murieron en la batalla de Belchite.

Aun así, durante las conscripciones de mozos del pueblo también hubo muchos miembros de CNT que fueron a otras unidades militares. Entre ellos destacó Carlos Monte, que fue comisario de la 153 Brigada Mixta. En total murieron 13 jóvenes del pueblo. Entre ellos, Josep Artigas Sonalí era de la CNT (a parte de los mencionados antes).

La represión franquista al caer el pueblo a finales de enero de 1939 fue brutal. Nada menos que 92 personas de Balsareny fueron juzgadas sumarísimamente y dos personas fueron ejecutadas, Miguel Vicién Laín, Enric Bartomeus Miró, ambos de la CNT.

En el capítulo de la guerrilla de la postguerra podemos indicar la aplicación de la “ley de fugas”, es decir, que la Guardia Civil deje en libertad unos detenidos, éstos se vayan, y los guardias les disparen por la espalda alegando que se intentaban escapar, a los hermanos Miquel y Jaume Guitó Gramunt, tíos del guerrillero libertario Marcel·lí Massana. Fueron detenidos el 10 de noviembre de 1949. Los guardias se los llevaron a Berga, donde sufrieron una fuerte paliza. Luego los llevaron a las cercanías de la colonia Soldevila, donde se suponía que iban a descubrir un depósito de explosivos clandestino, pero los guardias los mataron ahí mismo[22].

Durante el franquismo destacó la figura de José Monte, que regentaba una librería en los años 60 y 70. Monte estaba en contacto con la CNT de Toulouse y recibía prensa libertaria que repartía clandestinamente por la comarca. Aun así, nunca consiguió tejer una red de militantes estable.

Conclusiones

De todo lo anterior podemos extraer varias conclusiones. En primer lugar, vemos que la CNT entendía que existía una situación revolucionaria y que, por lógica, le correspondía hacer la revolución. Y esto implicaba expropiar la propiedad privada. Así que en la guerra se expropiaron tierras y se crearon colectividades en la industria, el campo, el comercio y la construcción. Estas expropiaciones fueron combatidas por los pequeños propietarios que enseguida se fueron agrupando en torno a Unió de Rabassaires y el PSUC, que fueron las dos fuerzas que se oponían a la revolución (a pesar de decir continuamente de palabra que estaban a favor de ella). Un factor que beneficiaba los intereses de la fuerza comunista fue que la UGT había crecido enormemente. Esto se puede achacar al paso del ramo del textil (o de buena parte de él) –que en 1936 aún estaba en los Sindicatos de Oposición de la CNT– a la UGT. Así pues, la UGT también jugó su baza en contra de la revolución social.

Por parte de ERC, este partido se vio dividido en dos tendencias, una favorable a la revolución (con ciertos cuadros ejerciendo una doble militancia ERC-CNT) y la otra en contra (en especial los sectores controlados por Estat Català y rabassaires; existieron incluso militantes que pasaron al PSUC desde ERC o que militaron en el PSUC sin romper con Esquerra).

Después de unos meses de predominio absoluto de la CNT, hacia 1937, se llegó a un equilibrio de fuerzas que, según el momento decantaba la situación a favor de la contrarrevolución o de la CNT. Todos los enfrentamientos tienen que ver con esta situación. Por último, hay que destacar que, a pesar de todos los problemas, todas las colectivizaciones llegaron hasta el final de la guerra.


[1] Solidaridad Obrera, 22/09/1918.

[2] Calero, Juan Pablo. Vísperas de la revolución. El congreso de la CNT (1936). (artículo) Revista Germinal, abril 2009.

[3] El Pla de Bages, 10/01/1933

[4] Solidaridad Obrera, 5/1/1933

[5] El Pla de Bages, 10/01/1933

[6] Solidaridad Obrera, 26/6/1933

[7] Martin Ramos, Josep Lluís. La unió socialista de Catalunya (1923-1936), p.175.

[8] Garangou Tarrès, Sònia, Les Joventuts Llibertàries a Catalunya: Origen, Estructura i Context (1932-1939), p. 398.

[9] CDMH (Salamanca), Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo, 140, 4, 1, 133, 3,.2 y Tierra y Libertad, 24/5/1935. Año VI, núm 5

[10] Carreté, Ramon y Benéitez, Vicenç. Balsareny: història en imatges : 1897-1975. Manresa. Angle: Centre d’Estudis del Bages, 2002. p. 21

[11] Ante la comisión de responsabilidades, de la Generalitat. La CNT declara que se trataba del Centro Católico y el Ateneu Català. El local tenía un cine y un café. CDMH, Salamanca – PS Barcelona, leg. 167, carpeta 1, pág. 48

[12] Balsareny. 8/11/1936. CDMH, Salamanca – Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , leg. 308, carp. 1, pág. 18

[13] Informe referent al poble de Balsareny. 11/11/1936. CDMH, Salamanca – Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , leg. 308, carp. 1, pág. 19

[14] Denúncia corresponent al poble de Balsareny 15/02/1937. CDMH, Salamanca – Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , leg. 308, carp. 1, pág. 19

[15] Lambéret, Renée. Peasant Collective of Balsareny. Miners and textile workers work for revolution. Spain and the World, 5/01/1938

[16] Bernecker, Walter. Colectividades y Revolución social. El anarquismo en la Guerra Civil española (1936-1939). Barcelona. 1982. Crítica.

[17] 7/1/1938. CDMH, Salamanca – PS Barcelona, 920, 1, 781.

[18] Los dos últimos párrafos se pueden leer en CDMH, PS Barcelona, 288, 1, 48-50. Online en Arxius en Línia: ANC1-1-T-6095 pp. 68-74.

[19] Unión General de Trabajadores. Balsareny. Domiciliada en c/ 6 de Octubre, 25. Papers recuperats del franquisme que són a l’Arxiu Comarcal del Bages, Sindicats. Según datos de septiembre de 1937: su sindicato de Industria Química tenía 48 afiliados y había sido creado el 2 de agosto de 1937. Y el Sindicato del Fabril y Textil contaba con 608 afiliados, de los cuales 562 eran cotizantes. Había sido creado el 20 de octubre de 1936. 

[20] CDMH, Salamanca. 140, 4, carp. 1, doc. 2

[21] Ramon Aguilar Galiana, José Alarcón Pérez, Antonio Almarcha Martínez, Rosendo Arias Dern, Antonio Ariño Carceller, Pedro Ariño Carceller, Francisco Berjas Vallespín, Atilano Casadesús Noguera, Ángel Comelles Grané, Anacleto Esteban Chamorro, Manuel Fernández Romero, Hermenegildo Galobart Lladó, Manuel García Alcaraz, Antonio Heredia García, Constantino Hernando Bartolomé, Francisco Ibáñez Soriano, Juan Montoya Espinosa, Fernando Terrado Cambray, José Vicién Gomarra y Lázaro Villarroya Buj. Archivo de Ámsterdam, IISG. Febrero de 1937.

[22] Els germans Guitó. Mas Rocaus, Ateneu Rocaus de Sallent. https://www.ateneurocaus.cat/masrocaus/