La CNT de Moià informa sobre el edificio y finca que están ocupando en esos momentos, que son propiedad del fabricante manresano Josep Alter. CDMH (Pares)

El municipio de Moià es la actual capital de la comarca del Moianès, constituida en el 2015. Hasta entonces este municipio y los que la rodean pertenecían administrativamente a la comarca del Bages, la de Osona y la del Vallés Oriental. Como todos los demás pueblos, Moià fue una población fundamentalmente agrícola hasta la instalación de la industria a mediados del siglo XIX. Destacaba su industria textil, como la fábrica de Josep Coma Passarell. Aunque también existían otras fábricas de alimentación como la de pastas La Moyanesa. Este fue el origen del primer proletariado de la población, que ya dio señales de vida en 1855 – en un manifiesto dirigido al General Espartero.

En cuanto a sus sociedades obreras, en 1868 la Sociedad Obrera Moianesa participó en el congreso de constitución de la Dirección Central de Sociedades Obreras, que dio pie más tarde a la Federación de la Región Española, figurando entre las secciones de tejedores en 1871 y 1872. El único conflicto social de importancia que afectó Moià fue la huelga general de julio de 1909.

Con el cambio de siglo llegó la electricidad. Un empresario creó una empresa llamada La Electro-Industrial de Moyá, hacia 1907, ofreciendo iluminar las calles del pueblo y las casas particulares. La empresa fue absorbida en los años 20 por Energía Eléctrica de Catalunya. Debido a la llegada de la electricidad, también se electrificaron los telares mecánicos de las fábricas, como la del Vapor, las Faixes y Cal Comadran.

Otro factor a tener en cuenta, es que Moià se convirtió en un centro de veraneo de las casas pudientes de Barcelona, algunas con relación previa con la villa.

En 1930, Moià contaba con 2.242 personas censadas. El campo no representaba más que entre un 10 y un 15% y la industria ocupaba con diferencia la mayoría de la población activa.

A nivel político, cabe reseñar la división entre derechas e izquierdas de la sociedad moianesa. Las primeras estaban organizadas en torno al Casino de la Lliga de l’Arbre Fruiter. Desde aquí se impulsó la Lliga Regionalista, como el partido de la derecha. Y las segundas, al principio estuvieron en el Ateneu Moianès (1902), más tarde en el Cercle Regionalista (1908), luego en Foment Rafael Casanovas (1919) y finalmente, ya durante la República, en Avenç Obrer Català (1932). Desde esta entidad se configuraría Esquerra Republicana [1].

Tras la proclamación de la República, hay que decir que hubo bastante celebración en el pueblo. El día 15 se realizó una manifestación masiva en la calle, tocando la Marsellesa y ondeando banderas catalanas y republicanas. El Ayuntamiento se adhirió a la Generalitat, controlada entonces por Francesc Macià [2].  Sin embargo, a efectos prácticos solamente se había presentado una candidatura en el pueblo que, además, estaba controlada por la oligarquía local. El alcalde de entonces fue Josep Castells, afín a la Lliga, que fue sustituido en octubre por Salvador Pascual.

En aquel verano también apareció la CNT. De ella apenas se tienen noticias fuera de Moià. Participó en el Pleno Regional de Barcelona de 1931, con un sindicato de industria de 86 afiliados. Más adelante, en el Pleno Regional de 1933, contaba ya solo con 40. No tenemos más información. Es decir, que el anarcosindicalismo tenía presencia, pero bastante pequeña. 

A efectos prácticos, el verdadero conflicto estaba entre el Avenç Obrer y la Lliga. Es bastante probable que los libertarios de la población también estuvieran en este local. En 1930 también se creó la Cooperativa Popular Moianesa. El circuito asociativo progresista lo completaba el Grup Femení d’Esquerra.

Además de este conflicto político emergente entre la izquierda y la derecha, estaba la importante cuestión agraria, ya que en 1932 los aparceros de Moià se negaron a pagar los arriendos a los propietarios.

A mediados de 1932 fueron detenidos dos regidores de derechas (por entonces, todo el consistorio era de derechas) por posesión ilícita de armas. Esto fue celebrado por los apareceros como una especie de caída de los caciques. Pero esta alegría no duró muchos días. Por entonces, la derecha católica estaba implantándose con fuerza en el municipio creando Acción Católica y la sección de la FJC. Desde el púlpito el párroco cargaba contra ERC y el Avenç Obrer. Esta situación fue descrita como si la República no hubiese llegado a Moià [3].  Incluso la visita de Francesc Macià a la población no fue vista con buenos ojos por esta derecha católica.

Otro ejemplo de qué intereses movían a la derecha está en la comarcalización de Catalunya. En 1932 se debatía cómo iban a ser las nuevas comarcas catalanas – que entrarían en funcionamiento en enero de 1936. Por entonces, el consistorio, presidido por Salvador Pascual decidió decantarse por Vic, rechazando el Bages industrial, debido a que en Vic existía una interpretación de la Ley de Contratos de Cultivos más favorable a los intereses de los propietarios [4].

El 20 de noviembre de 1932 hubo unas elecciones, en las que triunfó la Lliga por 232 a 203 votos[5]. Este resultado desagradó sobremanera al Avenç Obrer. Las críticas de Avenç se cebaron con el rol reaccionario de la Iglesia. En 1933, al entrar en vigor la suspensión de aquellos ayuntamientos compuestos por lista única se formó una comisión gestora en poder de ERC. Lo primero que hicieron fue garantizar el laicismo en la Escuela Nacional. Y lo segundo promover que la procesión del Jueves Santo no fuese presidida por los consejeros municipales con la vara y la medalla oficial, propias de su rango público. El 26 de septiembre el nuevo alcalde, presidente de la comisión gestora que regía el Ayuntamiento, Josep Tresserras Canet, de ERC, autorizó una manifestación contra la Guardia Civil. Al parecer había habido un cruce de disparos con unos cazadores.

Como vemos, la situación se había tensado tanto que en las elecciones generales de noviembre de 1932 la Lliga denunció que miembros de Esquerra habían llegado con garrotes a impedir que se votara. Y ya en enero de 1934, se celebraron las elecciones municipales, que fueron ganadas de forma clara por la derecha, por 568 a 295 votos.

En febrero de 1934, el alcalde Tresserras cedió su sitio al presidente de la Lliga, Josep Solà Ciuró. Al poco de entrar en el consistorio, el Consejo Municipal pidió instalar un cuartel de la Guardia Civil. ERC se quejó de esta prioridad, puesto que entendía que antes tendrían que arreglarse las calles y la escuela. El 19 de junio los regidores de ERC dimitieron de su cargo, por este y por otros motivos más bien simbólicos y no volvieron a reintegrarse en su puesto hasta el 4 de septiembre.

El 6 de octubre, los regidores de ERC se hicieron con el control del Ayuntamiento. Desde el balcón proclamaron la República catalana y pidieron que la ciudadanía entrase las armas que tuviera. El somatén su puso a su disposición y pronto se organizó un autobús preparado para ir a Barcelona. Sin embargo, al escuchar por radio la rendición de la Generalitat no arrancó. El día 10 llegaron las tropas del Tercio.

El responsable militar volvió a organizar una comisión gestora compuesta por los consejeros de derechas que había antes de Octubre. Fueron detenidos los regidores Domènec Mas, Benvingut Fàbregas y Salvador Valls. Así como el juez de paz Josep Tresserras (anterior alcalde) y el jefe del somatén, Francesc Ferrer (rabassaire). Fueron liberados en Navidad. Pero las represalias fueron generalizadas en el campo y bastantes apareceros fueron expulsados de sus tierras. Además, quedó clausurado el local de Avenç Obrer[6]. Quedaron a cargo de la Comisión Gestora, Josep Solà Ciuró, Josep Estevadeordal Carreria, Josep Prat Creus, Emili Clarà Abancó y Domènec Canet Vilella.

Sin embargo, con todo a favor, las derechas municipales se comenzaron a enfrentar entre sí por asuntos menores y en noviembre de 1935 presentaron su dimisión más de la mitad de los consejeros. El Consejo Municipal llegó muy tocado a las elecciones generales de febrero de 1936.

Elecciones que nuevamente fueron vencidas cómodamente por la derecha, ya que el Front d’Ordre ganó por 504 voto a 307. A pesar de esta victoria electoral, la derecha estaba descompuesta y tras conocerse la victoria del Front d’Esquerres el alcalde presentó su dimisión.

De esta manera, tomaron posesión Benvingut Fábregas Arbós, Domènec Mas Comellas y Salvador Valls Prat, tres de los detenidos en los Hechos de Octubre. El 19 de marzo cubrieron el resto de vacantes con otros regidores. Y dos días después cambiaron numerosos nombres de calles en una especie de oleada de laicismo. Además, a petición del Delegado de Orden Público de la Generalitat, el Ayuntamiento prohibió la Semana Santa de 1936, lo que fue interpretado por la derecha como un ataque en toda regla contra la fe cristiana. En aquel entonces, Moià contaba con 2.224 personas censadas. Prácticamente las mismas que en 1930.

ERC o, mejor dicho, el Avenç Obrer Català (emplazado en la calle Francesc Viñas, 3) nombró como delegados a Francesc Marcet Artigas (alcalde de Manresa) y Josep Borràs Alfonso (suplente) al Congreso de Esquerra Republicana, de finales de mayo. Por entonces declaraba 102 socios. Su presidente era Miquel Molist y su secretario Josep Maria Artero.

La guerra civil

Tras el levantamiento militar el Ayuntamiento siguió en las mismas manos que antes[7], aunque los regidores de derechas tuvieron que dimitir. El Consejo estaba presidido por Benvingut Fábregas, quizás el hombre fuerte del momento.

En paralelo se constituyó un Comité Revolucionario Antifascista, presidido por el rabassaire Josep Tresserras Canet. También pertenecían Esteve Datzira Cerdà, Enric Pasqual Abayà, Pere Margant Comas, Francesc Ferrer Vilella, Miquel Arisa Guiteras, Pere Antonell Alemany, Salvador Valls Prat, Joan Artero Pujolà, Segimon Pladevall Molet, Joan Palau Naspler, Domènec Mas Comellas, Sebastià Franquesa Pladevall, Llorenç Soler Guiteras y Josep Coch Roca. Todos los primeros hasta Artero, eran rabassaires y miembros de ERC, mientras que a partir de Artero ya predominan nombres relacionados más tarde con la CNT. Sin embargo, en aquel momento es posible que fuesen casi todos ellos miembros del Avenç Obrer.

Sea como fuere, el día 22 llegó un coche con forasteros armados. Eran desconocidos, excepto uno de ellos que era de Calders. Posiblemente vendrían de Manresa, puesto que se documentó que ese día llegaron unos milicianos para detener a Josep Alter, empresario al que el Comité de Manresa consideraba faccioso.[8] Los milicianos entraron a la Iglesia y la incendiaron por dentro. Sin embargo, al poco apagaron el fuego y quemaron solamente las imágenes delante del edificio. También incendiaron la capilla del Sagrado Corazón que quedó toda quemada. Después marcharon a Collsuspina y L’Estany.

El 27 de julio, quizás antes, llegó un grupo de guardias al pueblo dirigidos por un tal Planellas. Este se enfrentó al Comité, organismo que según la memoria oral – o leyenda – era de la FAI. Planellas ordenó detener al Comité y este respondió violentamente matando uno de los guardias que fue enterrado en Moià. Planellas marchó a Barcelona acompañado por el alcalde, pero fueron alcanzados en Palau-Solità i Plegamans por algunos miembros del Comité y allí mismo fue asesinado. Sin embargo, se ignora si este hecho fue real, puesto que no aparece ningún Planellas asesinado en aquella población. Lo que sí es real es el entierro del guarda muerto [9].

El Comité fue acusado de seis muertes: Evarist Morató Carner (sacerdote), Pere Soler Camprubí (derechista), Carles Rius Godayol (carlista), Faustí Figueras Abadal (derechista, juez de paz), Josep Riera Fruns (derechista, alcalde de Primo de Rivera), y Sabino Burdó Homs (derechista). Además, se acusaba a Pere Margant Comas, de la muerte de Pere Perramon Palona (sacerdote carlista) con la connivencia del Comité, al que pertenecía. El mencionado Nazari Olivés Casellas, fue asesinado por Esteve Vilanova Clarà. Y en el hipódromo de Can Tunis (Barcelona) encontraron la muerte los hermanos Josep Maria y Joaquim Alibés Vilarrúbia, aunque se desconocía la autoría concreta. En 1939 hubo varios muertos más en el contexto de la retirada republicana.

Dejando atrás este episodio, en Moià se produjeron diversas incautaciones. Por ejemplo, la CNT se instaló en la Vila Alter, una residencia de vacaciones del mencionado fabricante Josep Alter Alavedra. Éste había huido a Francia y se lo consideraba faccioso[10].

La UGT incautó un edificio propiedad de la parroquia, situado en la Plaza Constitución, 2. Además, la UGT tenía la Cooperativa Constructora Obrera – UGT, que se instaló en una casa de la marquesa de Puerto Nuevo, llamada María de la Merced de Ferrer de Sarriera (c/ Rafael Casanova, 22).

La sociedad Cooperativa Popular Moianesa, incautó la Casa Rocafort. El Comité se la había cedido antes al Sindicato Agrícola, pero el 16 de enero el ayuntamiento se la entregó a la cooperativa como sede social. Su presidente era Llorenç Colom y decía agrupar a la mayoría del pueblo. Por último, en el mes de febrero, la entidad Joventut Cultural Antifeixista, se instaló en el Casal Catòlic, en la calle Prat de la Riba, 12.

La UGT se había creado el 8 de agosto y su presidente era Josep Coch Roca. Florenci Colet era el secretario. Como en muchas poblaciones la Junta también formaba parte del PSUC. Contaba con un sindicato de Oficios Varios, con unos 105 afiliados en septiembre de 1937 (que poco antes, en el tercer trimestre del año, habían sido 75). Sin embargo, es muy probable que existiera un sindicato textil, ugetista, del que no nos ha llegado información.

De CNT hay muy escasa información. En noviembre apareció una entrevista en Solidaridad Obrera a Pio Sarrén, del sindicato de contramaestres El Radium, integrado en CNT. Decía que por entonces las tres fábricas de tejidos estaban bajo control de los comités de fábrica. No estaban colectivizadas y permitían que los directores siguiesen al frente, pero controlados por los trabajadores, encargándose éstos solo de las nóminas. Decía que los burgueses “le habían visto las orejas al lobo” y que estaban muy predispuestos a cooperar [11].

El 15 de octubre se constituyó el nuevo Consejo Municipal que sustituía al surgido tras el 19 de julio. Estaba compuesto por Benvingut Fábregas Arbós (ERC), alcalde, Francesc Ferer Vilella (ERC), Llorenç Arisa Guiteras (ERC), Josep Coch Roca (PSUC), Juan Antúnez Antúnez (PSUC), Sebastià Carné Montal (PSUC), Domènec Mas Comellas (CNT), Segimon Pladevall Molet (CNT), Josep Maria Artero Pujolà (CNT) y Salvador Valls Prat (UR).

Lo primero que podemos deducir es que el poder real del pueblo lo tenía la entidad Avenç Obrer Català, ya que la mayoría de regidores (incluidos los de CNT) eran miembros de la misma. Vemos el caso curioso de Domènec Mas, que había sido regidor republicano antes de la guerra, ahora representando a la CNT, caso parecido de Josep Maria Artero. Esto es un síntoma de la radicalización política del momento. Mas era el presidente del sindicato, mientras que Llorenç Soler Guiteras ejercía de secretario.

Otra particularidad del consejo municipal era que las comisiones no estaban presididas por nadie, sino que eran juntas de tres consejeros cada una. Veremos que esto le traerá problemas al consistorio en el futuro.

La primera medida municipal fue reducir la guardia del pueblo a seis milicianos. Pero pronto el PSUC comenzó a pedir su eliminación. Esto fue motivo de conflicto entre el PSUC y el resto de fuerzas. Otro motivo fue una queja del PSUC por haberse celebrado un acto municipal en el local de la Unió Moianesa cuando había otro en el Avenç Obrer, que estaba justo delante. El tercer conflicto en poco más de un mes, fue en torno a los abastos del pueblo, que el PSUC consideraba en estado catastrófico. Así que el 4 de diciembre todos los consejeros de este partido presentaron su dimisión abandonando el pleno [12]. En el pleno del día 27, se leyó una carta de la Generalitat que decía que el PSUC no podía tener tres consejeros. Así que le enviaron comunicación al partido, que cesó a Sebastià Carné.

A continuación, la CNT hizo la propuesta de crear la agrupación de comerciantes del mercado de los domingos, cosa que fue aceptada. Se desconoce el funcionamiento de aquella entidad y si bien, no hubo una colectivización del comercio propiamente dicha, no obstante, queda claro que la agrupación era una medida en aquella dirección, como también hizo Artés.

En febrero de 1937, el Sindicato Agrícola y la Cooperativa Popular pidieron intervenir en la comisión municipal de abastos. Su propuesta fue aceptada y se nombró una junta compuesta por Salvador Valls Prat, presidente, Enric Pasenal Abeyà (Sindicato Agrícola Moianès), Josep Puig Puigoriol (Cooperativa Popular Moianesa), Ramon Tuneu Oller (UGT) y Llorenç Soler guiteras (CNT).

Más adelante, se creó la junta de Administración de la Propiedad Urbana, para gestionar la propiedad de las viviendas. Sin embargo, en ningún momento se llamó a municipalizar la vivienda. Otro caso de incautaciones, fue el de la Mutualitat Popular Moianesa, que fue autorizada a tener su local social y oficinas en el antiguo convento de las Carmelitas[13].

Una medida de gran calado fue la cesión de la explotación de los bosques al Sindicato Agrícola. El Municipio sería el propietario y el Sindicato el encargado de su gestión. Esto fue una iniciativa, en cierto modo, revolucionaria. No era una colectividad al uso, pero sí una explotación de trabajo colectivo.

En septiembre dimitió el alcalde Fábregas y fue sustituido por Domènec Mas. Y al poco tiempo el cenetista Joan Artero fue llamado a filas, siendo sustituido por Segismon Pladevall Molet. El 2 de noviembre entró en vigor el nuevo ayuntamiento con las únicas novedades del PSUC: Vicenç Santacreu, Sebastià Ribé Ciuró y Joaquim Forcada Rovira[14]. Y en marzo de 1938 entró Josep Font Sala, también comunista.

Las escuelas fueron otra preocupación del consistorio. El pleno municipal de diciembre de 1937 le pidió a la Generalitat cuatro escuelas: la Escuela Nacional de la calle Francesc Viñas, 9, para 60 alumnos; la de la calle Catalunya, para 80 alumnos; la de Prat de la Riba, para 80 alumnos; y la de la Plaza Dr. Vilardell para 40 alumnos. Necesitaban cuatro maestros y una maestra de párvulos. Algunas escuelas ya estaban en funcionamiento. Más tarde se incorporó una escuela para mujeres. El Ayuntamiento mandó derribar la Iglesia de San Sebastián para utilizar las piedras para las escuelas.

En enero de 1938 el Ayuntamiento aprobó una nueva ronda de incautaciones a propietarios acusados de ser desafectos con el régimen. En este caso, los propietarios realizaron numerosas demandas contra la legalidad de estas expropiaciones y, como veremos, se les terminó dando la razón.

Para entonces, la cooperativa de la construcción estaba realizando numerosas obras. Incluso le proponía nuevas reparaciones al consistorio, que éste solía aprobar sin mayor debate. Los temas fundamentales de la guerra, en aquellos momentos, eran la acogida de refugiados y la recluta de los mozos para ir al frente.

En este aspecto, en la villa se instaló en abril de 1938 un Hospital Militar, en el edificio de los Escolapios. Se albergaron 340 heridos de guerra, sobre todo de la Brigada Internacional número XV[15]. Los que fallecían eran enterrados en el cementerio.

En agosto, las autoridades hicieron una batida por los bosques intentando detener desertores y emboscados. También en esa época el Sindicato Agrícola había logrado contactar con un comprador de madera. Este no era otro que el Sindicato Único del Ramo de la Madera de Barcelona (CNT). Así pues, se hizo un acuerdo de venta de 12.000 pinos de la finca La Moratona, que fue firmado por el Consejo Municipal.

Sin embargo, todas estas actuaciones del Ayuntamiento habían llamado la atención en la Generalitat. Con toda seguridad la Generalitat estuvo recibiendo constantes quejas y denuncias contra las imposiciones revolucionarias del consistorio y decidió actuar. El 15 de noviembre por orden de la Consejería de Gobernación, quedó intervenido el Ayuntamiento. Se puso en el puesto de comisario municipal (que tenía las competencias de la alcaldía) a Josep Gallarch Vila, funcionario de la Generalitat. Las razones eran múltiples, desde irregularidades en las cuentas hasta actuar sin comisiones bien delimitadas, incautar fincas urbanas de forma ilegal, abuso de autoridad, tala abusiva de bosques y como resumen de todo ello la frase lapidaria de “els components gaudeixen d’un historial polític que impossibilita tota confiança”. Es decir, que los consejeros no eran dignos de confianza por haber ido demasiado lejos en sus ansias revolucionarias[16]. El nuevo comisario Gallarch devolvió las fincas incautadas a sus dueños.

Moià fue escenario de combates entre el 29 y el 31 de enero de 1939. El Ejército Republicano había decidido resistir aquí y construyó trincheras. Sin embargo, en el ataque Nacional, la 84 División rodeó el pueblo por el sur llegando a Collsuspina. En la retirada los republicanos volaron un polvorín situado en Plarromaní. Según el Cost Humà de la Guerra Civil, murieron 19 jóvenes de Moià en acciones de guerra.

Tras la llegada de los Nacionales, se produjo un borrado de la memoria republicana recreándose en recordar todos los aspectos negativos de su actuación. Hubo 72 juicios sumarísimos de personas de Moià. Y entre ellos unas diez ejecuciones: Llorenç Arisa Guiteras (ERC), Domènec Carné Muntal (ERC, UR), Josep Coll Llusà, Francesc Ferrer Vilella (ERC, UR), Lluís Freixedas Soler, Jaume Girbau Dachs (CNT), Ramon Rafart Oller (CNT), Josep Reixach Estebanell (UR), Antoni Roca Cató (UR), Vicenç Santacreu Cuberta (PSUC-UGT). Segismon Pladevall Molet (CNT) fue condenado muerte e indultado.

Además, podemos considerar víctimas de la guerra, aunque liberados, los nacidos en Moià Enrique Cunill Marbà y Joan Vilalta Prat. Fueron reclusos del campo de exterminio de Mauthausen.

Conclusiones

Moià supone otro caso de republicanismo radicalizado en el transcurso de los años 1930. El origen de la política radical en la población estaba en el Avenç Obrer, entidad que seguramente fue la casa común de toda la izquierda republicana, rabassaire y libertaria de la villa. El enfrentamiento continuo entre la Lliga y el Avenç polarizó el municipio en dos bandos enfrentados. En 1934 triunfó el bando de la derecha, de hecho, lo hizo durante todo el período, pero perdió el poder en 1936 por errores propios.

Tras el comienzo de la guerra esta polarización dio pie la aparición de la CNT, que según sus militantes más destacados parece haber surgido del Avenç Obrer. ERC y la propia CNT pudieron tener una alianza táctica en el Consejo Municipal, y se turnaron para la alcaldía. Notemos que las comisiones no solían tener presidencia, salvo en alguna época hacia la primavera de 1937. El otro rasgo característico es su imposición de medidas extremas como la incautación. Recordemos que se trataba de un pueblo muy conservador, con mayorías de la Lliga en todas las elecciones. Existe un contraste entre ese consejo municipal dominado por revolucionarios, y esa mayoría de la población. Recordemos que no se colectivizaron las fábricas, por ejemplo.

El Consejo Municipal fue disuelto por orden de la Generalitat en noviembre de 1938. Vemos en este caso, un afán de limitar un poder municipal, cuando este iba demasiado lejos. Ya no estaban en 1936, donde la soberanía total de los municipios era la tónica. En resumen, ¿podríamos considerar que ERC y UR se habían radicalizado de tal manera que confluyeron con la CNT? ¿qué rol jugaron las relaciones interpersonales de la dirigencia de todas estas entidades? ¿cuál fue el rol de Avenç Obrer en todo esto?


[1] Clarà Arisa, Jaume (2004). Conflictivitat política i social a Moià durant la Segona República (1931-1936). Modilianum. Núm. 30. P.8

[2] Los hechos se relatan en Clarà, 2004: pág. 9.

[3] La Humanitat, 25/03/1932

[4] Clarà, 2004: pág. 22.

[5] Clarà, 2004: pág. 21.

[6] Clarà, 2004: pág. 29.

[7] Compuesto por Benvingut Fábregas Arbós, Domènec Mas Comellas, Salvador Valls Prat, Miquel Molist Rodríguez, Josep Molet Riera, Josep Arisa Bové, Joan Duran Farré, Vicenç Santacreu Cuberta, Joan Vilà Posa.

[8] Incautacions. Exposició dels fets. Carpeta 34C.3 Fondo CNT (España). Archivo de Ámsterdam.

[9] Clarà Arisa, Jaume (1997). Moià, 1875-1939. La vida d’un poble en imatges. p. 210-213

[10] CDMH, Salamanca, Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 103-106

[11] Solidaridad Obrera, 03/11/1936, p. 6

[12] Acta del 4/12/1936. Llibre d’actes de l’Ajuntament. Arxiu Històric Municipal de Moià

[13] Acta del 05/04/1937. AHMM.

[14] Acta del 02/11/1937. AHMM.

[15] Eran 1 canadiense, 11 ingleses, 5 holandeses, 12 escandinavos, 55 franceses, 51 italianos, 53 alemanes, 10 belgas, 3 suizos, 7 daneses, 3 rumanos, 31 checos, 33 polacos, 13 húngaros, 21 yugoslavos, 14 búlgaros, 4 letones, 5 estonios, 1 armenio, 1 griego, 3 brasileños, 1 tangerí y 2 argelinos. González Carrasco, Raúl (2014). Moià, escenari bèl·lic de la Guerra Civil Espanyola. Modilianum, Núm. 51 p. 65

[16] Acta 15/11/1938. AHMM.