Lista de los milicianos de la retaguardia. 1936. AMCiV

Como tantos otros pueblos éste fue uno de los que acogieron colonias textiles. Las fábricas de la Bauma, el Borràs o el Burès fueron de tal importancia que marcaron para siempre la fisonomía del pueblo. De hecho, Castellbell i el Vilar es un municipio con varios núcleos bastante separados entre sí. En los años 1930 tenía unos 3.000 habitantes.

Como es conocido, la industrialización trajo consigo el nacimiento del movimiento obrero. En el caso de Castellbell o Castellvell (como se llamó hasta los años 1930), sus primeras apariciones en escena de este obrerismo tuvieron lugar en 1871 con la adhesión de la plantilla de la fábrica de la Bauma a la federación de Las Tres Clases del Vapor. A su vez esta federación sería parte de la Federación de la Región Española, adherida a la Internacional. Las Actas de la Primera Internacional indican que el año siguiente la sección del pueblo tenía 202 federados. El pueblo tuvo también una importante participación en las huelgas de 1890 también bajo la dirección de Las Tres Clases del Vapor[1]. Algún anarquista ya existiría a partir de aquella época, ya que el periódico La Tramontana de Josep Lluís Llunas recibió algunas cartas desde allí relatando la vida cotidiana.

A partir del cambio de siglo la federación de Las Tres Clases del Vapor fue sustituida por la Federación del Arte Fabril y Textil y desde Castellbell i el Vilar también se enviaron delegados. Esta organización sectorial fue absorbida por la Confederación Nacional del Trabajo en la década de 1910 al 1920. De hecho, en el Congreso de la Comedia de Madrid (diciembre de 1919) consta una sección de Monistrol-Castellbell con una afiliación de 1.200 personas[2]. En cuanto a grupos anarquistas no se tiene noticias de ninguno anterior a 1930, aunque sí que proliferaron por los pueblos vecinos.

Después de la proclamación de la Segunda República se creó un Sindicato Único de Trabajadores de la CNT en asamblea del 12 de julio de 1931. La primera junta tuvo como presidente a Valentí Casajuana Serrahima; vicepresidente, Esteve Biosca Sánchez; secretario, Pau Caballol Reguant; vicesecretario, Ignasi Soler Santaeularia; tesorero, Andreu Vilatarsana Castells; contador, Estanislao Anguita Carrasco; vicecontador, Josep Alsina Codina; bibliotecario, Ginés Jódar Belmonte; y vocales, Josep Puig Oller, Ramon Valette Casaponsa y Jaime Avilés García[3].

El sindicato tuvo unos comienzos poco activos, dedicándose a acondicionar sus locales y mejorar su funcionamiento interno. En poco tiempo abrieron tres locales, uno en cada barrio con fábrica (Burés, Borràs y Bauma). Y su actividad se enfocaba sobre todo al sector del textil. En el Pleno de Sabadell, de abril de 1932, el SUT tomó parte en nombre de 1.000 afiliados de Castellbell i el Vilar, los militantes Ramón Cornadó y Delfín Soler [4]. También contaron con 1.000 afiliados en las votaciones para elegir el director de Solidaridad Obrera a finales de aquel año [5]. En cambio, en otro escrutinio más adelante ya bajaban a 800 [6].

La insurrección de enero de 1932, de tanta importancia en la comarca del Alto Llobregat, no tuvo repercusión en el pueblo. Sin embargo, sí que la tendría en la vida orgánica de la Confederación. El SUT de Castellbell i el Vilar tomaría parte por el sector treintista, de carácter sindicalista. Sin embargo, la naturaleza autóctona del SUT, muy arraigada en el municipio, imposibilitó cualquier arraigo de los partidos marxistas.

El treintismo y el faismo

Los miembros de la Junta del SUT de Castellbell i el Vilar de los años 1930s se relacionaban con otros sindicatos de Oposición de la comarca o con la Federación Local de Sindicatos de Sabadell, también de carácter treintista. Discutían sus manifiestos y aceptaban sus decisiones ya que estaban en sintonía. Pero si tuviéramos que encontrar un detonante más allá de las relaciones personales será la Comisión de Investigación de la labor del Comité Comarcal del Alto Llobregat y el Cardener. 

Esta comisión se crea a partir del pleno comarcal de Sant Vicenç de Castellet del 11 y 12 de junio de 1932. Los miembros de la comisión (entre ellos Esteve Biosca Sánchez, presidente del SUT de Castellbell i el Vilar) denunciaron las dilaciones y la falta de transparencia en el traspaso de las cuentas por parte de los investigados. Las cuentas de la comarcal tenían un déficit de 14.000 pesetas. Pidieron a todos los sindicatos que les pasaran las cuentas y después de cotejar los resultados se vislumbró un descubierto de 12.000 pesetas que no justificaban los atrasos de los sindicatos. Por tanto, el comité comarcal anterior quedaba en evidencia.

El Comité Intercomarcal – destituido en ese pleno de Sant Vicenç de Castellet estaba compuesto por Joan Figueras[7], Joan Puig y Leoncio Sanllehí[8], y el tesorero Joan Bernich. Los tres primeros culparon al tesorero. Pero éste se había trasladado a Sevilla a raíz del movimiento insurreccional de enero de 1932 llevándose consigo la caja del comité. La comisión de investigación denunció el bloqueo de la reclamación y culpaba al Comité Regional de Catalunya. Hay que decir que tanto el Comité Regional como el Comité Intercomarcal depuesto tenían carácter “faísta”, mientras que la comisión investigadora tenía un carácter treintista[9]. Este suceso se puede entender como una mancha más en la credibilidad de la FAI de la comarca y a su vez sirvió para unir a los sindicatos de la Oposición en torno a una causa tangible. La Comisión no publicaría sus deliberaciones hasta julio de 1933, cuando la escisión ya era un hecho. Por ello, al recibir esa reclamación los sindicatos sevillanos, la ignoraron.

Desde finales de 1932, ya bajo presidencia de Esteve Biosca, el SUT de Castellbell i el Vilar aparece como donante de fondos para el periódico Sindicalismo, el portavoz de los Sindicatos de Oposición. Además, algunos de sus militantes escriben en el semanario El Trabajo, que era el portavoz de la CNT de la comarca del Alto Llobregat desde 1931 y que se posicionó rápidamente a favor de la Oposición. En esta publicación se pueden leer artículos de Francesc Muns, Esteve Biosca, Joan Codina, J. Galobart y algún militante, que desconocemos su identidad, que firmaba bajo el pseudónimo de Mio Caro. Entre otros, se pueden leer ataques durísimos contra la FAI, a quienes acusarán de aventureristas y hasta de “criminales de los bajos fondos” comprando el discurso de la prensa burguesa.

En Solidaridad Obrera en cambio aparecen otros nombres como, por ejemplo, Antonia Tarragó, Marcel Campins, Luis Abelló, Sebastián Caballol, Rosendo Ventura o Ginés Jódar. Será Ginés Jódar quien lidere el sector anarquista en el seno del sindicato. Nunca llegó a promover una escisión y participó en la mayoría de las asambleas del SUT como voz crítica. Se sentía en posición minoritaria y a pesar de ello no se sintió impedido a exigir la dimisión del presidente del sindicato, Esteve Biosca, por haber “ido a un pleno con unos acuerdos y defendido allí otros” y lo calificó de dictador [10]. A raíz de esta exigencia, recibió la hostilidad por parte de otros militantes del sindicato de Castellbell que a su vez pidieron su expulsión. Este episodio fue zanjado por el mismo Biosca diciendo que en el sindicato tenían cabida todos los obreros, sin importar si eran católicos o anarquistas [11]. Esto da una muestra del talante de Biosca y porqué era tan respetado. También indica un liderazgo moral fuerte, como el que solía existir en los sindicatos de pueblo pequeño.

El mismo Ginés Jódar escribe en la Soli un episodio donde relata que un militante llamado José Fábregas (el “Jep”) le pidió el carnet a una compañera por no cotizar y que ésta le dijo que cotizaría cuando el sindicato pagase el sello confederal y que no quería tener nada que ver con los Treinta. Ante esto Fábregas le respondió que la CNT se gastaba el dinero en armas y bombas y que el SUT nunca se prestaría a esto [12]. Fábregas repetía los argumentos que circulaban entre los treintistas que salían de la prensa sensacionalista y que solían emitir los líderes del sindicato de Castellbell. Jódar pidió crear un grupo pro-cultura en 1934, pero esa iniciativa quedó en suspenso hasta la primavera de 1936. Estos grupos pro-cultura de los pueblos solían ser precursores de los grupos de afinidad de la FAI.

Por Castellbell fueron diversos oradores del movimiento libertario a realizar conferencias y mítines. Por ejemplo, Tomás Cano Ruiz, Josep Anselmo, Llorenç Griñó, Emili Mira, Pedro Corrons, Joaquín Cortés, Sebastián Flor, J.R. Magriñá, Robusté, etc. En Solidaridad Obrera se pueden leer duras críticas a algunos de estos mítines, por ejemplo, al de Corrons, que venía a presentar la Federación Sindicalista Libertaria en 1934, que era la organización política del treintismo (distinta del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña). Éste Corrons trataba de pistoleros y asesinos a los confederales, como denunciaba la corresponsal de la Soli (Antonia Tarragó).

Respecto a Tarragó, se trata de una militante interesante. De tendencia anarquista, escribió para la Soli diversos artículos sobre juventud, mujer o sobre la fábrica Borràs. Atacará duramente la trayectoria de Esteve Biosca como veremos. Y será ella la encargada de comunicar el reingreso del SUT a la disciplina confederal en 1936. En la guerra será la secretaria de las Juventudes Libertarias (siendo, por tanto, la única mujer del Bages en liderar una organización libertaria) y representará a la FAI en algunas asambleas públicas.

No fue Tarragó la única mujer que participaba en las asambleas. En los años 1930 el rol de las mujeres en los sindicatos fue más o menos secundario, aunque se reconocía la importancia de su actividad. Por lo general se trataba de militantes de los comités de fábrica. Conocemos muchos nombres, ya que aparecen en los libros de actas[13], pero principalmente fue Tarragó la mujer más destacada de aquella CNT.

Esteve Biosca, el cenetismo republicano

Pero antes analicemos a Biosca. En diciembre de 1933 la FAI y la CNT desencadenaron una insurrección contra la formación de un gobierno de derechas. Habían ganado las elecciones las derechas y esto puso en marcha muchos movimientos distintos en todo el país. Enseguida se extendió la idea del antifascismo y de crear un frente único de organizaciones antifascistas para poder enfrentarse con las derechas, cada día más escoradas hacia el fascismo.

En enero de 1934 se celebraron unas elecciones municipales. En Castellbell i el Vilar se formó una candidatura de Esquerra Republicana de Catalunya encabezada por Esteve Biosca, a la sazón presidente del Sindicato. Por este motivo presentó su dimisión unas semanas antes, tanto de su cargo de presidente del SUT (retomándola entonces Valentí Casajuana), como de miembro del comité de fábrica de la Bauma. El sindicato tuvo que hacer una declaración pública desmarcándose de unas octavillas que aparecieron en el pueblo con ocasión de las elecciones municipales donde se señalaba la relación entre la candidatura republicana y la CNT [14].

La candidatura de la izquierda, ERC, ganó las elecciones y Biosca pasó a ser alcalde. En el pueblo se lo recuerda como un “alcalde anarquista”, pero es muy dudoso que por aquel entonces fuese anarquista. No se debe confundir esta alcaldía con una especie de municipalismo libertario que aún nadie había desarrollado a nivel teórico. Su paso por el Ayuntamiento era más bien producto de la adhesión de Biosca (y de otros militantes del SUT) al republicanismo. Se trata de un republicanismo obrerista ya que en tanto a activista sindical reclamaba la aplicación de las bases del textil, el retiro obrero o del seguro de enfermedad[15]. Por sus discursos y escritos consultados se deduce su filiación sindicalista revolucionaria. Siguieron su mismo camino otros militantes sindicales del pueblo como Josep Alsina, Elissi Giralt y Anselm Gurrera, entre otros.

Biosca ejerció de alcalde hasta la destitución de todo el Ayuntamiento tras los hechos de Octubre de 1934 en los que no participaron. En estos hechos no constan más detenidos que Isidre Colldeforns[16], del Sindicat Agrícol Cooperatiu, recién formado aquel año por los rabassaires de la localidad – aunque otras fuentes solo dan a Ramon Berenguer Miralles como preso del pueblo[17]. Apartado del poder municipal y con los sindicatos clausurados, Esteve Biosca aprovechó para casarse por lo civil con María Casas.

En enero de 1936 el Ayuntamiento fue repuesto y nuevamente Biosca fue nombrado alcalde. Y ya que por aquel entonces volvía a ser presidente del SUT, tuvo que volver a dimitir. Se trata del alcalde que tuvo que afrontar el 18 de julio en el pueblo, y por eso no hubo discusión alguna sobre si había que armar milicias, de si había que incautar las propiedades de las personas de derechas o colectivizar las fábricas. En esto compartía plenamente la opinión de sus compañeros de sindicato.

Pero no todo fueron alabanzas a su gestión. En un artículo de El Trabajo se criticaba la frialdad o la pasividad de ERC hacia una violación de una niña de 11 años, Pepeta Civit, por parte del párroco, el Mossèn Badia. Se echaba en cara la frase que habían escrito los republicanos en su propaganda en el pueblo sobre que defenderían las leyes laicas [18].  En otro artículo, esta vez de 1936, Antonia Tarragó atacaba el treintismo diciendo que querían vivir de la política y tener cargos retribuidos en el sindicato. Denunciaba – si bien no lo nombra – la trayectoria de Biosca, y sentencia: “¿por los sucios senderos de la política queréis depurar a la antipolítica C.N.T.?”[19]. Se puede ver un malestar latente, si bien minoritario.

La CNT de Castellbell

En el medio quedaban militantes de gran capacidad organizativa como Francesc Muns Novensà. En una asamblea de 1933 Muns abogó por escindirse de la CNT. El sindicato ignoró su petición, quedando vinculados a lo que decidieran los Sindicatos de Oposición, por orientación de Biosca. Y como en 1936 la Oposición decidió reingresar en CNT en lugar de crear otra central sindical, pues esto harían en Castellbell. Muns fue quien presidía el sindicato durante la Guerra Civil, y demostraría posiciones ácratas a lo largo de su trayectoria, en especial cuando le tocó ser consejero municipal representando a la CNT.

Respecto a la actividad orgánica del SUT dentro de la órbita de los Sindicatos de Oposición, la organización de Castellbell i el Vilar siempre tuvo problemas económicos. A duras penas lograban cotizar a la federación catalana de Sindicatos de Oposición. Tenían que hacer esfuerzos importantes para cumplir con las cuotas, lo que implica una mala gestión del cobro de las cuotas de los afiliados. En 1934 llegaron a temer el ser expulsados de la Oposición por este motivo. Aun así, para colaborar con la Oposición se suscribieron al periódico Sindicalismo, portavoz de esta tendencia. Y se prepararon para suscribirse al periódico Combate, que iba a ser el diario de la Federación Sindicalista Libertaria, que era la organización específica o política de la Oposición treintista. Este diario apenas salió a la luz debido a una prohibición gubernamental en abril de 1934. Además de todo esto el Sindicato Único participó en 1934 en el Frente Único de Trabajadores junto con otros sindicatos antifascistas (es decir, con sindicatos adheridos a la UGT, otros de la Oposición de CNT y otros sindicatos autónomos).

El 9 de mayo de 1936 se renueva la Junta del sindicato siendo compuesta por Francesc Muns, presidente; Joan Codina Casafont, vicepresidente; Isidre Coll Soler, secretario; Cristóbal Mayor Aliern, vicesecretario; Domènec Bargalló Paloma, cajero; Josep Puig Ollé, contador; Salvador Morera Gil, bibliotecario; y vocales: Vicente Morros Pons, Pedro Pérez Masot y Alejandro Pujol Escalé[20].

El SUT Castellbell no envió representantes al Congreso de Zaragoza, pero cuando recibieron el informe de los Sindicatos de Oposición no hubo grandes debates. A primeros de julio la asamblea aprobó reingresar en la CNT y no se molestaron en acudir al pleno comarcal de Sindicatos de Oposición donde Puig-reig y otros de Manresa pusieron pegas a volver a CNT (acabarían en la UGT). Antonia Tarragó fue la encargada de anunciar el reingreso[21].

Respecto a los conflictos laborales a destacar durante la República cabe decir que los comités de fábrica (secciones sindicales) siempre tuvieron unas complicadas relaciones con la dirección de las mismas. Sin llegarse a dar la situación de huelgas generales, en ocasiones sí que se daban paros en los talleres. Generalmente el sindicato pudo resolver todos los conflictos mediante la negociación con los patrones. Hay que destacar que el sindicato contaba con comités de fábrica en todas las fábricas grandes. Un conflicto destacado fue la huelga de contramaestres del textil de 1934, que tuvo un impacto en las fábricas del pueblo. En este caso el sindicato la apoyó.

La situación de crisis en la que entró todo el sector del textil desde 1933 hizo que se rebajasen el número de días de trabajo, primero a cinco días a la semana, y en 1936 a tres días. Por tanto, existía una situación de penuria económica en la mayor parte de la población.

La fama del SUT de Castellbell i el Vilar traspasó las fronteras municipales y de esta manera hacia 1934 los obreros de la fábrica Serra y Balera del vecino pueblo de Sant Vicenç de Castellet pidieron afiliarse al sindicato de Castellbell, que tras celebrar algunas asambleas, los admitieron. En este caso habría que constatar que el sindicato vecino no funcionaba bien.

La Guerra Civil

La guerra civil supuso una catarsis en la vida de todos los pueblos. En muchos se conformaron grupos de obreros armados que evitaron cualquier confluencia de personas de derechas con los militares sublevados. En Castellbell rápidamente se formó una milicia local para controlar la retaguardia. Participaron decenas de libertarios y republicanos.

En el Ayuntamiento se destituyeron todos los consejeros de derechas, por decreto de la Generalitat, y en pocas semanas se fueron creando comisiones para gestionar las contribuciones industriales (impuestos), la gestión de las aguas (que se municipalizaron), la educación (gestionada a través del CENU), la seguridad (externalizada en el comité antifascista) o el matadero (muncipalizado también). En aquellos meses del verano de 1936 la actividad fue frenética en todos los aspectos.

En septiembre, Biosca sufrió un accidente de coche y fue sustituido por Salvador Vila Selga, de Esquerra Republicana. Provenía de una familia de rabassaires y también participó en la vigilancia armada de los primeros días de la guerra. No tenía mala relación con los libertarios. Durante la guerra fue el presidente del Sindicato Agrícola. Sería fusilado por el franquismo.

El Comité Revolucionario Antifascista, a diferencia de otros pueblos en los que existía cierta pluralidad de tendencias políticas y sindicales, era un monopolio de la CNT. Destacaban Jaume Casas Maüll, Francesc Ibáñez Domènech, Sebastià Caballol Serra, Esteve Sáez Garcia o Lluís Abelló Castells entre otros[22], muchos de ellos fueron fusilados tras la guerra. Se los acusaba de la muerte de unas 11 personas de derechas, entre ellas los alcaldes de 1935, Francesc Forrellat Grané y Ramon Badia Utzet, el juez de paz y algunos concejales de aquel momento. De los 11 asesinados en la retaguardia hay 6 que tuvieron parte en la represión contra los hechos de Octubre del 34.

Pero es que además de estos asesinatos en el municipio tuvieron lugar varios más. Se trataba de varias ejecuciones masivas achacadas a los comités de otros pueblos con la connivencia del de Castellbell y el del vecino Monistrol de Montserrat: El 6 de agosto aparecieron seis cuerpos de personas de derechas de Olesa de Montserrat. El 16 de agosto aparecieron otros seis cuerpos de personas de Sallent. El 23 de agosto otros nueve muertos de Olesa de Montserrat y el 17 de septiembre cuatro muertos de Navàs. Además de ello, seis cuerpos más de personas de otros pueblos. Las ejecuciones en los alrededores de la montaña de Montserrat fueron una constante en los primeros meses de la guerra. Se relatan algunos casos de personas quemadas vivos.

En aquellos momentos se estaba librando una cruenta guerra. Todos estos asesinatos no eran vistos como tales por quienes los realizaban o, de hecho, por toda la gente más politizada del bando republicano independientemente de la ideología que profesaran, los consideraba como sucesos de la guerra.

Dejando atrás esta etapa luctuosa nos centraremos en la vida municipal. El Ayuntamiento tuvo la iniciativa de confiscar las propiedades de los elementos del pueblo considerados “facciosos”. Se iniciaron las obras de construcción de una nueva escuela. También se cambiaron algunos nombres de calles a la nomenclatura revolucionaria. Más adelante, en la primavera se propuso el cambio de los nombres de los barrios, aunque la iniciativa no cuajó. Así a la Bauma se la iba a llamar Buenaventura Durruti, al Borrás, Lluís Companys, al Burés Joaquim Maurin, al Vilar Avinguda Ascaso y a Sant Cristófor, 19 de juliol.

Pasado el verano, a partir del 8 de octubre quedaron disueltos los comités revolucionarios creados en julio mediante un decreto de la Generalitat aceptado por la CNT a nivel de Catalunya. En adelante los ayuntamientos se transformarían en consejos municipales, que integrarían las distintas fuerzas antifascistas de cada localidad. En Castellbell el nuevo Consejo se conformó el día 3 de noviembre. El nuevo alcalde o primer consejero, fue Salvador Vila Selga, de ERC. Además, Esquerra contó con los consejeros Esteve Biosca y Elissi Giralt Morera, ambos pertenecientes a la CNT también, con cargos en la junta del sindicato durante la etapa anterior republicana. Unió de Rabassaires, por su parte, fue representada por Isidre Vila Subirana, el POUM, por Antoni Fainé Ricart (y más tarde por Vicenç Morros, que era miembro en la junta del sindicato en 1936). La CNT estuvo representada por Jaume Casas Maüll, Pere Codina y Alexandre Pujol. Además, se creó la Junta de Defensa, que sustituirá al Comité Revolucionario. La junta estuvo monopolizada por seis miembros de la CNT.

Se puede observar el predominio de la CNT, aunque repartida entre todas las fuerzas políticas. El único que no tenía relación con el Sindicato Único era Isidre Vila, rabassaire. Como se intuye, la CNT tuvo un protagonismo claro en estos primeros meses de la guerra civil. Estaba llevando a cabo su propósito revolucionario.

Aun así, estaban sucediendo tantas cosas a la vez que el Sindicato celebró su primera asamblea el 20 de septiembre, a dos meses de comenzada la guerra. La junta sindical quedó presidida por F. Muns, y formada por Joan Codina, Pau Caballol, Cristóbal Mayor, Domingo Bargalló, Josep Puig, Salvador Morera y de vocales, Vicente Morros, Pedro Pérez, Alejandro Pujol y Francisco Polo.

En un principio el sindicato se centró en organizar los comités de fábrica que se tenían que encargar de la gestión y la colectivización de las mismas[23]. Además, el sindicato tenía que participar de la vida orgánica de la CNT de aquellos momentos bulliciosos. El SUT participaba en el ayuntamiento, en el comité revolucionario e impulsaba milicias, tanto en el frente como en la retaguardia. Por si esas labores fuesen pocas también ejercía labores culturales, impulsaba el CENU local a través del maestro racionalista Josep Carol, y creó algunas cooperativas, como la de la construcción (presidida por Josep Riudalles) o la cooperativa confederal de consumo (inaugurada en agosto de 1937).

La cooperativa de consumo sería un quebradero de cabeza para el sindicato, puesto que tuvieron que cambiar varias veces de personal hasta dar con la plantilla adecuada. Además, el sindicato disponía de un horno de pan, que era uno de los cinco del pueblo.

Otra de las iniciativas fue el envío al frente de un grupo de milicianos. En realidad, se trataba de varios grupos distintos que sumaban 24 milicianos, todos ellos de CNT. El 4 de agosto salieron siete milicianos para el Frente de Aragón. Allí se unieron a la Columna Ascaso, 4ª Centuria. Formaron el llamado “grupo fantasma”, tal como aparecía en Solidaridad Obrera[24]. El 10 de septiembre partió un grupo con la Columna Tierra y Libertad. Eran doce milicianos [25] y en este grupo había dos mujeres: Caterina Cano Fernández y Joana Casajoana Enrich. Para febrero de 1937 solamente quedaban dos personas del pueblo con la columna Tierra y Libertad, que fue desplazada a los frentes que rodeaban Madrid. El resto fueron volviendo al pueblo, mientras que iban al frente los reclutas de las quintas de 1932, 1933 y 1934, entre ellos un gran número de cenetistas, aunque ya había de todas las tendencias políticas del pueblo. El Ayuntamiento aprobó el pago de varios miles de pesetas para las milicias en noviembre de 1936.

En un acta del mes de febrero de 1937, tomó la palabra algún militante (no aparece ningún nombre) representando a los milicianos que habían abandonado el frente. En las actas se nombra un “grupo Alba”, que “deberá dar sus armas al comité de defensa confederal” [26]. Podríamos deducir que algunos habían traído sus armas consigo desde el frente. Asimismo, podemos dar por bien pertrechado el Comité de Defensa del pueblo. La duda sería si se trata de lo mismo que la Junta de Defensa de Castellbell o si era una entidad únicamente dependiente de CNT. En todo caso, todos estos organismos de defensa estaban dirigidos por Francesc Muns, que llegó a pedir en una sesión municipal que se mantuviera a sus patrulleros por que no todo el mundo valía «para recoger cadáveres».

Será a partir del cambio de año cuando surgen algunos conflictos entre las distintas fuerzas antifascistas, como estaba sucediendo en otros pueblos. En primer lugar, Muns denunció que había un vecino comunista que reclutaba chicos de 15 y 16 años para enviarlos al frente. El Ayuntamiento intervino en este caso. En segundo lugar, Esteve Biosca que había sido el encargado de gestionar los abastos, dimitió el 9 de febrero de 1937 y quedó Joan Codina (de la CNT) a cargo. La consejería de aprovisionamiento y abastos sería una fuente de problemas en el futuro.

Otro conflicto ocurrió el 13 de febrero. El consejero cenetista Muns denunció en el pleno municipal que Biosca había retirado la bandera rojinegra que ondeaba en el Ayuntamiento. Éste respondió que por ley solo podían ondear la bandera catalana y la republicana. La bandera rojinegra estaba colgada de la casa consistorial desde el inicio de la guerra. A pesar de la polémica, Biosca seguirá participando con total normalidad en las asambleas del sindicato. Ese mismo día se nombra una patrulla de vigilancia de ocho hombres (2 por CNT, 2 por ERC, 2 por Rabassaires y 2 por el POUM).

En el primer trimestre de 1937 existió mucha variación de los cargos del Ayuntamiento. De tal manera que pocos duraron en un mismo cargo lo suficiente como para ejercer una gestión eficaz. Se daba una imagen de improvisación. No habían pasado ni dos semanas cuando Lluís Abelló (CNT) fue nombrado para la consejería de abastos. En mayo es Francisco Camarero (CNT) quien ocupó esta consejería. Pero Abelló no le pasó ni el estado de cuentas ni cedió las 22.000 pesetas de la caja hasta principios de julio. Y esto provocó las protestas de Biosca. Van pasando los meses y la situación de los abastos se agravaba. Faltaban productos, se controlaban los gastos y crecía el malestar entre la población.

Además, entraba en escena un nuevo factor, el de los refugiados, que llegaron a finales de 1936. La CNT asumió la acogida de las familias de refugiados y para dejar constancia celebraron Asambleas Populares masivas en marzo y abril de 1937. En las distintas asambleas que se celebraron se exigía el pago de cuotas por trabajador o contribuciones por empresa al sustento de los refugiados. En abril se llegó al acuerdo de que los trabajadores y trabajadoras de las fábricas aportasen el 3% de su salario semanal a este fin, y que los campesinos, que no tenían un jornal, aportasen una cantidad fija de 50 pesetas a la semana, por un tiempo indeterminado. Al resto de vecinos del pueblo se les asignaría una cuota de conveniencia [27].

Pero esta decisión levantó ampollas entre los trabajadores. El 30 de abril se volvió a celebrar una nueva asamblea donde se comentaba el malestar generado por la decisión anterior, de tal manera que incluso hubo una manifestación. La situación tensionó tanto a los responsables de esta decisión (fue aprobada en asamblea popular, pero quienes iban llevando adelante los debates eran miembros destacados de las organizaciones antifascistas y del Ayuntamiento) que éstos presentaron su dimisión en bloque. Durante la primera semana de mayo todas las organizaciones confirmaron su apoyo a sus representantes en el Ayuntamiento, que volvieron al cargo. El tema de los refugiados quedó arreglado tras la llegada de una partida económica de la Generalitat, aunque los trabajadores siguieron pagando cuotas de apoyo hasta el mes de julio.

No sabemos si tuvo alguna influencia en los hechos relatados, pero es en esta época cuando aparece en escena la UGT y el PSUC. La primera vez que pidieron entrar en el consistorio es el 20 de marzo de 1937. En esta ocasión tanto el POUM como la CNT amenazaron con retirarse del Consejo Municipal si se admitía al PSUC. No querían saber nada: “en este pueblo es imposible la combibencia (sic) con dicho partido” [28]. La UGT había comenzado a organizar a los técnicos de las fábricas y exigía tener un lugar en la sociedad castellvillarense, que la CNT le denegaba. El 25 de junio fue atropellado uno de los fundadores del PSUC, Francesc Tor i Bonet. No se puede confirmar el motivo, si fue por desavenencias personales, por cuestiones políticas o si fue un accidente, aunque el PSUC lo denunciaba como atentado. El PSUC entró en el Consejo Municipal en agosto de 1937, con Jaume Garcia Duarri y Josep Playà Torres como representantes. Tanto CNT como el POUM se retiraron del Ayuntamiento como protesta porque según ellos, el PSUC no estaba debidamente formado en el pueblo. Entendían que era una entidad muy pequeña y que no tenía legitimidad para estar en el consejo municipal. Se acordó enviar una delegación a hablar con la Generalitat. Sin embargo, por presiones del Comité Comarcal de la CNT y por la respuesta de la Generalitat, la CNT de Castellbell acabó aceptando la presencia del PSUC. En ese mismo pleno se votó la nueva alcaldía para Esteve Biosca [29].

Otro asunto curioso, que levantó polémica, fue el papel de un futuro falangista, Antonio Mérida, que trabajaba en el matadero. En primer lugar, este personaje fue destituido en septiembre de 1936 por que había sospechas sobre su lealtad. La CNT intentó meter a su gente en el puesto y por alguna razón no lo consiguieron. Sin embargo, Mérida mantuvo su cargo, acaso porque se había afiliado a la CNT o acaso por contactos personales. El 22 de mayo de 1937 en el pleno municipal Francisco Camarero (CNT) pidió un aumento de sueldo para el personal del matadero. Isidre Vila (Rabassaires) le contestó que “era curioso que la CNT antes pedía la cabeza de Mérida y ahora pidiera un aumento de sueldo para él” [30]. En la postguerra Antonio Mérida sería el jefe de la milicia de la Falange en el pueblo. Su familia trabajó en Al ayuntamiento hasta los años 80, y según parece, era como si fuese su casa. Sería interesante investigar las relaciones de Mérida con la CNT a ver qué sucedió.

En marzo de 1937 se iniciaron los debates para municipalizar la vivienda en el pueblo. Como encargado de cobrar los alquileres, se nombró a un parado que pedía una ayuda para subsistir al Ayuntamiento. Más tarde, a iniciativa de la Generalitat se constituyó una Caja Inmobiliaria. Las disputas en el seno del Consejo Municipal entre las diferentes fuerzas retrasaron su aplicación.

En septiembre de 1937 el Consejo Municipal constataba la falta absoluta de provisiones. Se generó una situación de excepcionalidad y se pedían aportaciones monetarias rápidas de las empresas. El 24 de septiembre se acuerda pedir 47.458,71 pesetas a las fábricas. Éstas pagaron pronto, pero se encontraron con la inacción del Ayuntamiento. El 20 de octubre se tuvo que devolver el dinero a las fábricas porque en un mes no se habían comprado los víveres que se necesitaban. Se reprobó al consejero que había gestionado los abastos, Francesc Pubill Call (CNT). La situación de las provisiones era tan grave que a finales de septiembre fue asaltado el local del horno de pan del sindicato [31].

Lo que estaba sucediendo era que existían dos bloques confrontados, por un lado, ERC, UR y PSUC y por el otro, la CNT y el POUM. Además, el POUM por decreto de la Generalitat tenía que abandonar todos sus cargos en todos los ayuntamientos. Con estos cambios, el 26 de octubre asumió la alcaldía, Francesc Camarero (esta vez representando a ERC), a quien antes vimos como consejero de la CNT.

En aquellos momentos el PSUC tomó la iniciativa y el consejero Josep Santamaría Agut pidió que el municipio se hiciera responsable de los abastos. En pocos días se volvieron a hacer las cuentas y se pidieron otra vez 40.000 pesetas a las fábricas, que pagaron rápidamente. Esta vez el dinero cumplió su objetivo. En aquellos meses finales del año todos los trámites municipales estaban relacionados con el mantenimiento de los refugiados y con la compra de provisiones. En enero de 1938 se constituyó la Junta Agraria Municipal cuya misión a corto plazo fue la de intentar paliar la necesidad de verduras y carne.

El Sindicato reconoció un pequeño retroceso en octubre de 1937, ya que pagaban cuotas al comité comarcal por 1.083 afiliados. Se puede notar que algunos afiliados habrían ido a la UGT, pero no eran muchos. El 12 de abril de 1937 la UGT da cuenta de 30 afiliados en el pueblo, mientras que en el tercer trimestre eran 90[32]. En estos momentos el presidente del SUT de CNT es Josep Rosell Solé, que había venido de Manresa. Rosell, había sido en la década de 1910-1920 el presidente del poderoso Sindicato del Fabril y Textil manresano, y en ocasiones presidente de la Federación Local de Manresa.

Y llegamos al 22 de febrero de 1938. En este pleno, fue elegido para la alcaldía Ramón Cornadó (CNT). Pero en ese momento la rechazó. Por tanto, en segunda votación salió elegido Francesc Ibáñez (CNT), que también rechazó la alcaldía. En tercera votación salió Santamaría (PSUC), quien aceptó la alcaldía. En el pleno siguiente asumió el cargo por el PSUC Francesc Tor, quien acabó elegido alcalde el 24 de abril siguiente. La causa era que Santamaría fue llamado a filas. La guerra se imponía a la normalidad y son muchos los consejeros de todos los ayuntamientos de la España republicana que acaban siendo reclutados para ir al frente. No se libraron ni alcaldes ni otros cargos políticos. Hasta el final de la guerra el Ayuntamiento siguió estando encabezado por Francesc Tor Bonet.

Como imitación de la política catalana en junio se constituyó el llamado Frente Popular Antifascista de Castellbell i el Vilar, que intentaba mejorar la moral de la retaguardia, muy mermada por la cuestión de los abastos y por la guerra.

Castellbell i el Vilar cayó bajo el poder de las tropas nacionales el 28 de enero de 1939. Los republicanos en retirada incendiaron algunos depósitos ferroviarios, y volaron el puente del ferrocarril.

En la postguerra no fueron pocos los que cambiaron de chaqueta y comenzaron las delaciones llevando a los tribunales a decenas de personas. En aquellos años fueron fusiladas nueve personas del pueblo: Salvador Vila Selga, Isidre Vila Subirana, Domènec Bargalló Paloma, Esteve Biosca Sánchez, Francesc Muns Novensà, Joan Esquius Costa, Francesc Ibáñez Domènech, Antoni Franch Tarragó y Rossend Ventura Gomà. Salvo los dos primeros, rabassaires, el resto tenían carnet de la CNT[33].

La postguerra implicó unas condiciones de vida muy duras. Tal es así que los líderes de la Falange temían una rebelión popular y que la Guardia Civil no llegase a tiempo para sofocarla desde el vecino Monistrol de Montserrat, sede del cuartel. Los centenares de huidos a Francia, una auténtica marea humana, fueron volviendo a cuentagotas a partir del final de la Guerra Mundial para rehacer sus vidas bajo un régimen franquista que los vigilaba estrechamente. Poco pudieron hacer para reconstruir sus organizaciones [34].

Conclusiones

Tras este repaso, más o menos detallado, cabe resaltar la importancia del contexto tanto a la hora de seguir líneas de actuación como en el ambiente y la moral de la población y de los militantes de cualquier organización. Un contexto de auge revolucionario crea las condiciones para que florezcan las organizaciones revolucionarias y para que éstas se atrevan a plasmar todos sus ideales. En cambio, un contexto de retroceso, genera un clima de desánimo que mina los proyectos e impide que se plateen nuevas ideas.

En el caso de Castellbell i el Vilar podemos ver que el Sindicato Único siguió tuvo varias etapas. En primer lugar, una etapa sindicalista posibilista, coincidente con los años republicanos. En segundo lugar, una etapa revolucionaria, que nace en la primavera de 1936 y que se agota en el verano de 1937. En tercer lugar, una etapa derrotista, que se plasma a lo largo de 1938, coincidente con el declive de la Guerra Civil. La cuarta etapa sería la mera supervivencia en la postguerra.

En la época posibilista, se puede reconocer el peso de las ideas republicanas en el seno del sindicato, encabezadas por Esteve Biosca, pero no sería el único. De hecho, se puede intuir que el hecho de que no entrase en el pueblo ningún partido marxista se debió a que Biosca y su grupo de afines nunca se interesaron por aquellas ideas. De lo contrario, sería esperable que hubiesen formado sindicatos autónomos o de la UGT, como ocurría en otros lugares de la comarca.

El republicanismo de Biosca, según lo que escribía en los periódicos o según lo que decía en los mítines, no se intuye nacionalista catalán sino más bien federalista. ERC fue un partido muy plural, compuesto por varias fuerzas republicanas, unas nacionalistas, otras izquierdistas, otras federalistas. Por ejemplo, se suele asumir que el partido Estat Català, que solía integrarse dentro de Esquerra Republicana, era una organización que odiaba el anarquismo y la FAI. En cambio, quienes venían de los entornos federalistas, colaboraban, o incluso militaban con los anarquistas dentro de las cooperativas obreras, en los sindicatos, en los ateneos y otros espacios culturales. El treintismo inicial de Biosca derivó en estas posiciones. Y nunca decidió tampoco seguir los pasos de Ángel Pestaña y su Partido Sindicalista, que no tuvo ninguna presencia en el pueblo.

Ante una personalidad tan fuerte como la de Biosca, durante la Guerra Civil, ERC de Castellbell i el Vilar aparece como un partido que permitió y animó la revolución. No sólo eso, sino que se nutrió de cuadros de la CNT para los que la colectivización de las fábricas o la expropiación de propiedades de la gente de derechas era algo de justicia básica. No sabemos si pensaba lo mismo el sector de ERC que provenía del Sindicato Agrícola, seguramente eran las dos almas dentro de aquella organización local. De todas formas, según avanzaba la guerra y el ambiente general cambiaba ERC también se enfría y congela las iniciativas revolucionarias. Eventualmente chocaron con los libertarios que eran hegemónicos y Biosca fue también un factor.

La etapa revolucionaria se da cuando España vive una situación de gran auge revolucionario, a partir de marzo o abril de 1936. Las masas se politizan, se movilizan, se organizan. En todas partes hay un flujo enorme hacia las organizaciones de la izquierda revolucionaria. Y en el pueblo de Castellbell i el Vilar esto se nota en la CNT, donde hay un cambio de orientación bastante claro. La revolución social que se produce tras el levantamiento militar es resultado de este clima. Y como es lógico este ambiente da lugar a muchísimos proyectos e iniciativas. Pero en el año 1937 las perspectivas de una larga guerra y la situación de las provisiones, cada día más escasas y a repartir con los refugiados, fueron un agente desmoralizador. Las sucesivas reclutas para ir al frente privaron a los libertarios de muchos de sus cuadros. Al menos de los más motivados y de muchos jóvenes. Tras el verano de 1937 la organización anarcosindicalista cayó en crisis y se paralizó hasta octubre. Tuvo que tomar las riendas del sindicato un veterano militante (Josep Rosell) que, además – según alguna documentación de los franquistas – pertenece al POUM.

En el Consejo Municipal los libertarios pasaron de bloquear la entrada del PSUC (una organización numéricamente insignificante, según ellos) a regalarles la alcaldía. Se entiende que esto fue producto del derrotismo del momento. No esperaban nada de estar en el Consejo Municipal, que ya era un mero órgano administrativo y no un foro de debate entre las tendencias políticas que conformaban la sociedad.

La era revolucionaria derivó en derrotismo casi de forma natural según la organización y sus militantes más destacados se impregnarían del ambiente general que existía en el pueblo.


[1] Valls Pueyo, Joan (2011), pp. 126-127.

[2] Gabriel Sirvent, Pere. Classe obrera i sindicats a Catalunya […], p. 405-417.

[3] Valls Pueyo, Joan (2006), pp. 14-15.

[4] Solidaridad Obrera, 26/04/1932, p. 1

[5] Solidaridad Obrera, 09/07/1932, p. 4

[6] Escrutinio sobre las proposiciones de celebrar un Pleno Regional y nombramiento de director de Solidaridad Obrera, Solidaridad Obrera, 22/11/1932, p. 6

[7] Se trata de Joan Figueras Rossinyol. Tuvo un papel en el atentado contra unos militantes del Sindicato Libre ocurrido en el café-bar La Alhambra de Manresa en 1923. Figueras fue detenido por este suceso, que provocó cuatro heridos graves, junto a Joan García Oliver miembro relevante del grupo anarquista Los Solidarios. Joan Figueras tenía un hermano, Jaume, que cayó víctima de los pistoleros del Libre en Barcelona en aquellos años. En el año 1931, Figueras fue nombrado secretario del Comité Intercomarcal del Alto Llobregat y Cardener y por ello se lo vio dando numerosos mítines por todos los pueblos, como se puede constatar en Solidaridad Obrera o en El Trabajo. En la guerra partió al frente con la Columna Tierra y Libertad.

[8] Leonci Sanllehí se unió a la CNT en la huelga de la Telefónica de Manresa, en julio de 1931. Fue detenido en la revuelta del Alto Llobregat de enero de 1932. Pasó unas semanas preso y pudo participar en el Pleno de Sabadell de abril de 1932. Posteriormente estará ligado a los sindicatos de la CNT afines a la FAI, participando en el comité propresos de la comarcal.

[9]A todos los sindicatos de la Comarcal Cardener – Alto Llobregat. El Trabajo, 22/07/1933, p. 4.”. La comisión estaba formada por Valentí Piñol del fabril-textil de Manresa, José Antonio Robles de Puig-reig, Marcel Augés del metal de Manresa, Aniceto Vilalta de Puig-reig, Emili Riu de Gironella y José Planas de la madera de Manresa, además del citado Biosca de Castellbell i el Vilar.

[10] Acta del Sindicato de Trabajadores, 09/04/1933, recogida en Valls Pueyo, 2005, p. 41.

[11] Acta del Sindicato de Trabajadores, 11/6/1933, recogida en Valls Pueyo, 2005, p. 43.

[12] Solidaridad Obrera, 15/08/1933, p. 4

[13] Por ejemplo, Leocadia Biosca, Rafaela Vallés, Dolors Ventura, Asunción Muñoz, Teresa Solernou, Luisa Alsina, María Gusí, Elisabet Sáez, Carme Anguera… son nombradas en los comités de fábrica anteriores a 1936.

[14] Acta del Sindicato de Trabajadores, 19/01/1934, recogida en Valls Pueyo, 2005, p. 61

[15] Gran Mítin de Orientación Sindical. El Trabajo, 17/12/1932, p. 4

[16] López Esteve, Manuel. Els fets del 6 d’Octubre de 1934. Annex II. p. 61

[17] Valls Pueyo, Joan (2006), p. 54.

[18] El laicisme d’Esquerra. El Trabajo, 05/05/1934, p. 4.

[19] Marcando posiciones. Solidaridad Obrera, 14/01/1936. p. 6

[20] Acta del 9/5/36, recogida por Valls Pueyo, 2005, p.80.

[21] Solidaridad Obrera, 12/07/1936, p. 6. “Al fin el Sindicato de Trabajadores de Castellvell y Villar con 1.200 afiliados, tomó el acuerdo en firme de reingresar en la C.N.T. en asamblea general del 5 del corriente, por reconocer que es hoy en único baluarte de las masas oprimidas.”

[22] La Causa General del pueblo dice que pertenecían al comité las siguientes personas: Abelló Castells, Lluis; Barceló Rovira, Gaspar; Caballol Serra, Sebastià; Cabrina Vilaseca, Valentí; Cano López, Esteve; Casajuana Serrahima, Valentí; Casas Maüll, Jaume; Costa Puig, Rafael; Esquius costa, Joan; Garcia Berzuela, Florenci; Ibáñez Domènech, Francesc; Morales Garrido, Leocadi; Muns Novensà, Francesc; Sáez García, Esteve

[23] Acta del 7/11/1936. Valls Pueyo, Joan (2009), p. 99

[24] Solidaridad Obrera, 03/11/1936, p. 6. Aquí aparecen 6, pero en el listado de milicias del pueblo son 7 los que parten el 4 de agosto hacia Aragón: Salvador Camí, Octavio Gómez, Joaquín Saez, Josep Torrens, Miquel Prades y Rossend Ventura.

[25] El resto de milicianos: Antonio Avilés Garcia, Llorenç Belmonte Cano, Ramon Berenguer, Josep Fábregas Roig, Florenci García Berzuela, Joan García López, Alonso Manzanares, Cristòfor Montoya Mayor, Esteve Sáez García, Pere Sáez López. Arxiu Municipal de Castellbell i el Vilar.

[26] Actas 13-14/02/1937, Valls Pueyo, 2005, p. 109

[27] Resumen del Acta de la Asamblea Popular del 17 de abril de 1937. Arxiu Municipal de Castellbell i el Vilar.

[28] Valls Pueyo, Joan (2011), p. 150

[29] Acta del Ayuntamiento, 14/08/1937. Arxiu Municpal de Castellbell i el Vilar.

[30] Acta del Ayuntamiento, 22/08/1937. Arxiu Municpal de Castellbell i el Vilar.

[31] Actas del SUT de Castellbell i el Vilar, 29/09/1937, recogidas por Valls Pueyo, 2005, p. 123

[32] Estadística per al III Congrés de les organitzacions de la Unió General de Treballadors de Catalunya, 23/10/1937.

[33] Valls Pueyo, Joan (2011), p.162

[34] Como curiosidad decir que el pueblo tiene una Biblioteca pública llamada Maria Malla, de las Juventudes Libertarias, inaugurada en 1991. <https://castellvilarenc.info/2015/04/28/la-biblioteca-maria-malla-compleix-15-anys-i-estrena-logotip/>