Ingreso del Sindicato de Oposición de Castellet a la UGT. 1936. CDMH

Sant Vicenç de Castellet era un pequeño pueblo de unos 250 habitantes, hacia 1850, que tuvo una explosión demográfica ligada a la instalación en su territorio de diversas fábricas textiles. En 1900 ya contaba con la presencia de 1.500 habitantes que procedían de las comarcas cercanas al Alto Llobregat y de las comarcas de Lleida, llegadas generalmente a través del tren que se había inaugurado en el municipio en 1859. Así, durante el siglo XIX se edificaron las fábricas o talleres de Manuel Balet, Mercadé, Castells, Serramalera y Vicente Armengou. Para abastecerlas de energía se construyeron dos canales de agua. Además, dada su situación en la comarca, a comienzos del siglo XX se convirtió en un nudo de comunicaciones ferroviarias, siendo este uno de los sectores económicos de mayor vitalidad. En los años 20, también se instalarían otras fábricas como Hilados y Tintes Soler.

Como podemos deducir, a raíz de las fábricas se fue generando una clase obrera que se organizó asociativamente. La primera referencia es de 1872, cuando se da noticia de la existencia de una sociedad obrera de la fábrica Balet, adherida a Las Tres Clases del Vapor. Contaba con 140 afiliados, si hacemos caso de las actas de la Primera Internacional. Esta sociedad se disolvió en 1874 con la ilegalización de toda actividad asociativa. Pero en 1881, de nuevo se reconstruyeron Las Tres Clases del Vapor, y nuevamente tenemos referencias de Sant Vicenç.

Sin embargo, los relatos más nítidos no son del societarismo textil, sino del ferroviario. En julio de 1909, en el contexto de la Semana Trágica, se indica en la prensa comarcal que un grupo de 40 hombres llegó de Monistrol de Montserrat y se unió a los locales. Juntos levantaron los raíles del ferrocarril y volcaron los vagones. Además, cortaron los hilos del telégrafo haciéndose con el control de la población por unas horas. La represión tuvo consecuencias nefastas para ellos, puesto que una docena fueron condenados a cadena perpetua por rebelión militar y el resto a diversas penas de prisión.

De nuevo los ferroviarios, el 10 de agosto de 1917, se unieron a la huelga general. Esta huelga tenía su origen precisamente en una huelga ferroviaria de carácter estatal, iniciada dos días antes. El Gobierno impuso rápidamente la militarización del ferrocarril y la censura de prensa. En Castellet hubo 11 detenciones. Estas detenciones se acompañaron de desahucios y dieron al traste con la incipiente Sociedad de Oficios Varios[1].

En el frenético año de 1919 hubo tanto huelgas generales como lock-out patronales de respuesta a esas huelgas, dejando a las familias obreras totalmente desamparadas. En Sant Vicenç se produjeron algunas detenciones en el otoño. A finales de año una sección del ramo textil participó en el Congreso del Teatro de la Comedia de Madrid.

Respecto al anarquismo, en el semanario Tierra y Libertad aparecen 27 referencias a lo largo de la década de 1910. Se recoge, además, la existencia de un grupo anarquista llamado Hacia el Porvenir. También existía el grupo Luz de Tres Pueblos con integrantes de Castellgalí, Vilomara y Castellet. Según los papeles de Pedro Flores, en el vecino Castellbell i el Vilar había un farmacéutico anarquista llamado Wenceslao Dutrem. Éste hizo diversas conferencias en Castellet sobre anarquismo. En 1923 se recoge una excursión con la que el Sindicato de Oficios Varios aprovechó para hacer propaganda[2]. Para 1925 y 1926, los militantes anarquistas locales participaron en diversos encuentros de grupos anarquistas que fueron precursores a la FAI.

En otro orden de cosas, en aquellos tiempos se fundó la Cooperativa Obrera La Hormiga (1921-1929), que no llegó a la República. A finales de aquel período de dictadura, se tiene nota de dos militantes afiliados a la federación catalano-balear del PCE[3], que en un par de años constituiría el BOC.

Así llegamos a 1930, año en el que se fundó el Sindicato Único de Trabajadores, de la CNT. En la Soli se da cuenta de su fundación mediante pequeña nota firmada por T. Trilla[4]. Informa de que sus estatutos aún no están legalizados, pero que el sindicato ya está marcha. Suponemos que fueron aprobados por el Gobierno Civil semanas después, puesto que a partir de entonces el sindicato comienza a desarrollar una actividad frenética.

Primero mediante mítines y conferencias. Como ejemplo, Lorenzo Griñó Pubill, militante local, estuvo a disposición del Comité Intercomarcal y recorrió todos los pueblos de la comarca haciendo mítines. Y no fue el único de Castellet. Y segundo, por los conflictos laborales. En diciembre el SUT impulsó una huelga en la casa Tintes Soler para subir los salarios[5]. Tras solo dos días de huelga el conflicto se ganó. En enero se informaba de un desahucio contra un aparcero, llamado Ribera. Se dice que estaba en el paro debido a un pacto del hambre contra él por haber sido militante del Sindicato Agrícola[6]. El aparcero arrendaba unas tierras y una casa de campo de un industrial de licores, Valentí Prat. Al parecer el sindicato adoptó esta causa como propia. En marzo se comentaba el malestar en distintos sectores, como el ferroviario, el de la compañía Fuerza y Alumbrado, SA, la casa Soler y Buhigas y Vda. Armengol. Eran distintos conflictos mediante los cuales el Sindicato se daba a conocer[7].

La República

Entonces llegó el 14 de abril. Todos los problemas sociales latentes beneficiaron a los republicanos, que aparecieron como los salvadores de aquella situación crítica. Fue elegido alcalde Josep Bosch Tarrés. Y algunas semanas después esta candidatura republicana se adhirió a Esquerra Republicana de Catalunya. Este partido fue creciendo paulatinamente según avanzaba la República. ERC procedía de la Societat Ateneu, cuya junta militaba en el partido republicano. Era un gran ateneo con alrededor de 500 personas asociadas durante esos años. Tenía un café, un club de fútbol, un teatro (y un grupo de teatro) e incluso una escuela – que se instaló entre 1931 y 1938 en el local del Centre Republicà Federal d’Esquerres (calle Pi i Margall, 35)[8].

La CNT se siguió estructurando, aunque no participó en el Congreso de Madrid, celebrado en junio. Un factor interesante, particular a Sant Vicenç es el arraigo – por un tiempo – de las ideas libertarias entre los rabassaires. En diversas ocasiones escribieron artículos referentes al campo payeses como Wolney Soltierra (un pseudónimo) y dieron mítines en representación de los rabassaires Amorós y José Badia. Éste mismo militante, Soltierra, escribe en El Trabajo un artículo en el que informa de la ruptura de un pacto firmado por un patrón y el sindicato, y de la aparición en la prensa de derechas de artículos pidiendo más presencia policial, puesto que “el pueblo está abandonado por las autoridades”[9]. Las tres secciones más potentes, por tanto, eran el sector ferroviario, el textil (que participó en el Pleno Regional del Fabril y Textil de septiembre de 1931) y el campo. De hecho, durante algún tiempo el Sindicato Agrícola estuvo a punto de ingresar en CNT. Por otro lado, Unió de Rabassaires, también tenía presencia, puesto que uno de sus impulsores en el Bages, había sido Jaume Sallés Figueres, de Sant Vicenç de Castellet. Más tarde fue diputado por ERC y también, en 1932, miembro de la Junta Directiva de Unió de Rabassaires de Catalunya.

El SUT de CNT no participó en la insurrección de enero de 1932[10]. Y de hecho se fue distanciando de las posiciones más revolucionarias, enlazando así con la mayoría de la comarcal. Esto se desprende de un resumen de una conferencia hecha en octubre de 1932. La misma fue presidida por Amadeu Cadevall, aunque se dice que el presidente del sindicato era Bellmunt. En la conferencia participó Espartaco Puig, de Terrassa que criticó duramente la expulsión de los sindicatos de Sabadell. También criticaba algunos actos de violencia recibidos por personas afines a la FAI. También participaron treintistas como Manuel Mascarell, de Mataró, Francesc Arin, de Transportes de Barcelona, y Joaquín Cortés, del ramo del Agua de Barcelona, que hablaron de cuestiones más ideológicas unos, y laborales los demás[11].

Pero antes de eso, se celebró un pleno comarcal en San Vicente de Castellet del 11 y 12 de junio de 1932. Allí se revisaron las cuentas de la tesorería del Comité Intercomarcal que había dirigido la Confederación en la comarca hasta la insurrección de enero de 1932. A partir de entonces, lógicamente, el Comité había quedado paralizado.

Entonces se descubrió un desfalco de 12.000 pesetas que no aparecían por ningún lado. Las culpas recayeron sobre Joan Figueras, presidente; Joan Puig, secretario; Leonci Sanllehí, contador; y Joan Bernich, tesorero. A partir de ahí las miradas acusadoras se centraron sobre Bernich, que oportunamente se había marchado a Sevilla. Sin embargo, la comisión investigadora no terminó su trabajo hasta 1933 y para entonces la escisión treintista ya era una realidad. El Comité Regional de Catalunya ignoró las peticiones de esta comarcal – que ya estaba posicionada con los treintistas[12]. Podemos ver ya una causa tangible de desafección de sindicatos como el de Sant Vicenç hacia las posiciones de la CNT-FAI.

Así pues, en enero de 1933 el SUT de Sant Vicenç de Castellet se unió formalmente a los Sindicatos de Oposición y participó en la conferencia de Manresa, que fue su punto de partida oficial. A los dos meses, en marzo, se celebró un Pleno Regional de la CNT, donde aún participaron los sindicatos afines al treintismo. Castellet participó aportando dos sindicatos de 700 afiliados cada uno, uno de Oficios Varios y otro de Construcción[13]. No queda claro porqué un sindicato como el de la Construcción tenía tanta gente[14]. El caso es que en ese pleno los sindicatos de Castellet votaron a favor de la FLS de Sabadell que por entonces quedó definitivamente expulsada de la CNT. Así que poco a poco los Sindicatos de Oposición se fueron descolgando de la CNT por solidaridad con Sabadell.

Pero la CRTC – nos referimos a la Regional de la CNT, de tendencia faísta – reaccionó organizando un mitin en agosto de ese año con Severino Campos, Francisco Pellicer y Pérez Feliu. Se celebró en el Café Bloc[15]. Desde las posturas treintistas, Lorenzo Griñó criticó este acto. En esos momentos Griñó defendía la posición del SUT de Castellet. El artículo, con un tono muy agresivo, decía que el público había venido de Monistrol de Montserrat con un poco de retraso al “haber ido esa mañana a comulgar a la iglesia”. Decía que en total fueron 23 personas, 15 de ellas de Sant Vicenç, que “fueron a curiosear”[16].

A finales de año, en la campaña contra las elecciones generales, se celebró en el pueblo otro mitin anarquista pidiendo la abstención y la amnistía de los presos sociales[17]. Y poco después apareció en Solidaridad Obrera un artículo informando de dos derrotas en la casa Corrons y en la casa Isidre Carner. En ambos conflictos intervino una comisión técnica que representó al sindicato en los jurados mixtos[18]. Lo que puede resultar más de interés es que nombra a Ramon Molgó, uno de los representantes del sindicato, como seguidor del comunismo soviético, y como inductor de esta postura política la sección del fabril textil[19]. Sabemos que en 1934 Molgó colaboraba con el periódico Front, del BOC, así que por entonces sería militante de ese partido[20]. Desde el artículo se animaba a unirse a la CNT a quien no estuviese contento con el rumbo de las cosas en el sindicato– dando por hecho que el SUT ya no lo era.

La Alianza Obrera y Octubre

El año 1934 comenzó con las elecciones municipales, en las que la Candidatura de Izquierdas casi duplicó a la de derechas (926 votos a 575). Fue uno de los pueblos en los que el resultado fue más claro. Repitió mandato el anterior alcalde Josep Bosch Tarrés.

El SUT participó en la Alianza Obrera junto con los grupos comunistas, y fue el convocante real (el resto de fuerzas poco podían hacer) de la huelga general del 13 de marzo, que paralizó el pueblo[21]. El sindicato se mudó de local, desde uno que tenía en la calle Prim hasta otro en Francesc Macià, 59. Un indicio de la división interna está en que la sección de la fábrica Serramalera ingresó en el SUT de Castellbell i el Vilar, abandonando así el sindicato de Sant Vicenç.

Y llegamos al 6 de Octubre, que fue un momento de catarsis colectiva en Sant Vicenç. Según relata El Pla de Bages, un nutrido grupo de ferroviarios llegaron al centro del pueblo y entraron a la Iglesia parroquial. Una vez dentro juntaron todos los bancos de madera, y quizás algunas imágenes religiosas, y los prendieron fuego con gasolina. Al lado de estos bancos habían atado a dos religiosos, que también habían sido rociados con líquido inflamable. Por fortuna para ellos alguien de entre el grupo revolucionario recordó que habían quedado en no provocar un derramamiento de sangre[22]. Evidentemente este suceso produjo gran revuelo en el pueblo y pronto circularon rumores de lo más exagerado. Aun así, la prensa decía que el día 9 continuaba la huelga en las fábricas.

El pueblo fue controlado muy pronto por los militares procedentes de Manresa y detuvieron al alcalde – entre otras personas – pero, aun así, se reunió el Consejo Municipal el 20 de octubre presidido por Julio Nebot Mengual y declaró su solidaridad con el alcalde y el primer teniente de alcalde, Josep Enric Vila, también detenido. Poco después tomó posesión del poder municipal una comisión gestora reaccionaria compuesta por Simón Martí, Antoni Vall y Jaume Ribera[23]. Otros detenidos fueron Alexandre Prat Bover, Jaume Sallés Figueres (presidente de Unió de Rabassaires, y diputado del Parlament de Catalunya por ERC) y Amadeu Cadevall Serracanta[24] y Marià Martí Tallada (BOC), como líderes de la Alianza Obrera[25].

Pero la huelga general del 6 de Octubre confluía con otra huelga comenzada el día anterior en la “fabriqueta” (la fábrica Armengol) por unos despidos injustos. En la Junta del SUT en esos momentos había un cierto predominio de militantes del BOC e incluso organizaron de reuniones clandestinas del sindicato durante el año siguiente.

La primavera republicana

Tras la Revolución de Octubre las izquierdas quedaron anuladas y poco hicieron hasta las elecciones de febrero de 1936. En ellas de nuevo arrasó la candidatura de izquierdas, el Front d’Esquerres, con 1.015 votos, contra 622 para el Front d’Ordre. Así que, de nuevo, fue nombrado alcalde Josep Bosch y el consistorio tomó un cariz izquierdista.

En el Congreso de Esquerra Republicana, de mayo de 1936, participó una delegación de Sant Vicenç de Castellet compuesta por Josep Llerins Escuder y Lluís Canal Oliveres. Representaban a 109 asociados, lo cual suponía una cifra muy importante. Así pues, en esos momentos, los republicanos eran sin duda la mayor fuerza política de la población.

La CNT se preparó para una reunificación y se preparó el terreno. En marzo se celebró una conferencia de Manuel Pérez y se escribió una nota animando al entendimiento[26]. El sindicato participó en el Congreso de Zaragoza, del mes de mayo. El SUT de Castellet envió un delegado que representaba solamente 57 afiliados. Vemos aquí un gran retroceso, si es que nos creemos los datos de 1933. A comienzos de junio de 1936 se celebró un mitin, al que asistieron Paulino Malsand, Francisco Moles, Fortet y Ricardo Sanz[27]. De hecho, el mismo Moles. que unos años antes aparecía ligado a Súria, se quedó en el pueblo para reconstruir el sindicato. Su aporte fue imprescindible ante lo que estaba a punto de suceder.

El 13 de junio el SUT celebró una junta extraordinaria para decidir si entraban a la UGT o volvían a la CNT. Las intervenciones fueron todas menos una (I. Bartomeus, P. Espuñas, Molgó, Julio Nebot, Sabaté, etc.) para defender entrar en el sindicato socialista. Y la única intervención en otro sentido (Alfons Gorgui Sala) quería que el sindicato se quedase como autónomo[28]. En la votación, se decidió por unanimidad ingresar en la UGT. Como se puede ver había comunistas dentro de la Junta (Molgó y Nebot) y acaso la mayoría ya estuviese decantada de antemano. Quedaría por dilucidar quién representó a Sant Vicenç en el Congreso de Zaragoza y con quien estaban hablando los oradores foráneos que venían a los mítines. Presuponemos que con personas como Lorenzo Griñó, entre otras, dada su evolución durante la guerra.

La guerra civil

A partir del 19 de julio se pusieron en marcha patrullas de milicianos que tomaron el control de la población. Hay que destacar el comité ferroviario que tuvo gran protagonismo aquellos días. El Comité de Defensa contra el Fascismo, que se organizó unos pocos días después tuvo una composición que aunaba militantes de ERC, Unió de Rabassaires, UGT-PSUC, CNT-FAI y el POUM.

La Causa General emitió una larga lista de nombres de personas pertenecientes al Comité. Sin embargo, al ser tan larga, presuponemos que están mezclando todos los comités[29], de los que se conoce la existencia de al menos tres, encabezados por Àngel Valbuena Merino, Florencio Broto Cavero y el mencionado Julio Nebot Mengual. Todos eran de la UGT, y el primero y el tercero además habían militado – o estaban militando – en ERC (aunque pronto iban a ser miembros destacados del Partido Socialista Unificado, PSUC).

El Comité estuvo involucrado en una serie de asesinatos que más bien parecían actos de castigo colectivo contra derechistas, eclesiásticos y propietarios. Al parecer el mismo 19 de julio ya hubo algunas detenciones que quedaron prisioneros en la cárcel municipal. Las primeras muertes ocurrieron la noche del 6 de agosto. Esa madrugada Francesc Gimferrer Bailina y Josep Giró Gelet fueron sacados de la prisión municipal y conducidos a la cercana montaña del Ciment, donde fueron ejecutados. Respectivamente, habían ejercido las funciones de juez municipal y alguacil durante el llamado bienio negro.

La segunda saca ocurrió el 23 de agosto. Aquel día Ramon Muñoz Soler, Ramon Basomba Vila, Antoni Basomba Vila, Simon Martí Jordà, Ramon Blanco Tristany y Ángel García Gamito fueron sacados de la cárcel de Manresa – a donde habían sido enviados tras su detención ocurrida el 19 de julio – subidos a un camión y ejecutados en Can Font, término de Castellgalí – algunos recibieron torturas y malos tratos. Estos hombres estaban vinculados con las fábricas (excepto el último, que era guardia civil retirado). Simon Martí, además, había dirigido la Comisión Gestora tras la represión de la Revuelta de Octubre de 1934.

La tercera saca tuvo lugar el 28 de septiembre. Rossend Prat Palomas, Francesc Cirera Estany, Marian Medina Valles, Josep Cotonet Solanas, Ramir Roca Roca, Jaume Ribera Demestres, Gregori Vilagrasa Pascual, Joan Morell Ursul y Josep Pladellorens Cadevall, habían sido detenidos en sus domicilios y a los pocos días conducidos a Casino de Manresa, en donde permanecieron encerrados en una celda. La noche señalada fueron divididos en dos grupos y conducidos en dos camiones, unos hasta Collbató y los otros a la Creu del Coll. Todos fueron ejecutados y enterrados en el lugar de su muerte.

Hay que decir que el acta de los plenos municipales recoge un par de loas al Comité. Uno a finales de julio[30], cuando aún no había habido víctimas mortales. Pero el otro tuvo lugar a mediados de agosto. El Consejo Municipal siguió encabezado por Josep Bosch, que lideró un ayuntamiento principalmente compuesto de ERC y Rabassaires pero que al expulsar a la minoría derechista admitió otros partidos de izquierda. Entre los participantes del consistorio estaba Juli Nebot, que pertenecía a ERC, pero que al poco tiempo pasó al PSUC. Además, desde comienzos de agosto, participaba un miembro del POUM, Amadeu Morros Alsina.

Morros tuvo que dimitir por incompatibilidad con los cargos, ya que trabajaba en la empresa de aguas. Esta empresa fue municipalizada por iniciativa del Comité. En cuanto el Ayuntamiento la asumió, se anunció la incompatibilidad de cargos, ya que no se podía trabajar para el consistorio y a la vez regentar cargo público[31].

A mediados de septiembre se impusieron fuertes multas a los facciosos del pueblo. Algunos de ellos fueron asesinados días después. Y pocos días después se incautaron diversas propiedades. Por ejemplo, la fábrica Cal Jaume, la casa de la calle Iglesia, 18, la finca Cal Senyor, la masía Cal Soler, las casas 9 y 11 de calle Dr. Trias, el edificio Cal Ciment, una ermita y diversas tierras[32].

La CNT incautó el Convento de las Dominicas, la UGT la casa Matarrodona, el POUM el local de la Lliga, llamado Centro de Derechas. La Iglesia fue transformada en almacén para el Sindicato Agrícola. La Societat Ateneu quiso ampliarse con un local incautado a un monárquico por el Ayuntamiento en 1937.

En aquellos momentos comenzaron a funcionar diversas entidades colectivas, como los ferrocarriles, las fábricas textiles colectivizadas, la Cooperativa de la Construcción y la Cooperativa de Consumo La Económica.

Dentro de los cambios revolucionarios estuvo la creación de una escuela por parte del comité de empresa de la fábrica Filats i Tints Soler. Estaba situada en las dependencias de la anterior “escola dels capellans” y se denominaría Escola Josep Daura Oliver, un miembro del comité de la fábrica caído en el frente. La empresa también impulsó un club deportivo con secciones de atletismo, natación y fútbol[33].

Por último, otra propuesta del Comité de Defensa Antifascista, aceptada por el Ayuntamiento[34], fue el cambio del nombre del municipio a Castellet de Llobregat.

Antes de entrar en el terreno de la política haremos un recorrido por los sindicatos. Como vimos, el SUT, fundado en 1930, decidió ingresar en la UGT en junio de 1936. Existía un embrión de UGT previo a esa fecha, ya que los ferroviarios ya habían ingresado en febrero[35]. En diciembre fueron admitidos en la UGT los sindicatos de Oficios Varios y Fabril y Textil, aunque las fichas son contradictorias, ya que hay alguna ficha que indica que fue en septiembre. Sea como sea, la UGT se convirtió en sindicato mayoritario, con unos 800 afiliados del textil, 300 de Oficios Varios y 100 ferroviarios, unos 1.200 en total. En algunas estadísticas de la UGT se decía que eran 1.300.

También hay variaciones entre los números que aportan sobre antes del 19 de julio. En una ficha se dice que eran 80 y en otra 196. De todas formas, entre sus militantes más destacados de esos sindicatos estaba Àngel Valbuena, Benito Rodríguez, Josep Guardiola, Joan Plana, Joan Forns Tarria, Àngel Solà, Amadeu Cadevall, Julio Martín, Melchor Claret y Antonio Salas, entre otros. Su sede estaba en la calle Francesc Macià, 59.

Tal como denunciaba el POUM, la UGT quedó pronto dominada por el PSUC, recién formado en el verano. Marginaron a la militancia poumista y les impidieron participar en la vida orgánica sindical. Poco a poco el POUM fue apartándose de la UGT hasta converger en la otra gran central sindical. Ambas organizaciones políticas crearon su entidad de asistencia social, el Socorro Rojo. Cada cual el suyo.

La CNT creó en el verano un Sindicato Único de Oficios Varios, que pronto creció significativamente. En cuestión de pocos meses llegó a 700 afiliados, como reconocía el PSUC. Esta cifra encaja dentro del volumen de población, ya que Castellet tenía 3.800 habitantes. Como se verá más adelante, agrupaba un sector anarquista muy decidido a no dejarse comer el terreno por sus oponentes. Su presidente era Pedro Campos. Predominaban en el ramo de la construcción y tenían presencia en el textil, aunque minoritaria. Más adelante, hacia febrero de 1937, el SUOV local participó en el congreso regional de la CNT informando de 540 afiliados.

Además, existieron unas Juventudes Libertarias, que llegaron a contar hacia 1937 con 112 personas asociadas. Su junta se componía de Pedro (ilegible), secretario, Rafael (ilegible), Josep Marin, tesorero, Manuel (ilegible), Contador; Luis López, bibliotecario; y Francisco Luna, Manuel Gomis y Alejo Ramos de vocales[36]. También existía un grupo anarquista, Solidaridad Humana, que fue admitido en la FAI en 1937.

La CNT local envió entre 15 y 20 milicianos a la Columna Tierra y Libertad. Otra decena partió con otras columnas como las que fueron a las Baleares o la Columna Durruti[37]. De esta organización eran Pascual Lorente Alquézar, muerto en Olías del Rey (Toledo) el 25 de septiembre y Francisco Martínez Antón, caído en Belchite, el mes de septiembre de 1937. El POUM también organizó milicias[38] y una de sus militantes, Maria Piué Vilanova, partió hacia Aragón, sector de Tierz (Huesca). Fue con la Columna Miquel Pedrola.

Pero a efectos prácticos la mayoría de las milicias que salieron de Castellet fueron socialistas. Los consejeros Valbuena y Nebot se dedicaron a organizar una centuria de milicias del pueblo. Fue conocida como Centuria Castellet del Llobregat o Centuria Valbuena. Partió en tren hacia Barcelona el 12 de noviembre. Estaba compuesta por milicianos de la UGT, ERC, CNT y POUM[39]. Un grupo de milicianos era de Castellgalí.

Las vicisitudes del Consejo Municipal

El 17 de octubre se puso en marcha un nuevo Consejo Municipal tras disolverse el Comité. Estaba compuesto por Josep Llerins Escuder, Luis Canal Oliveres, Jaume Ferrer Pont, del Partit Republicà Federal d’Esquerra, es decir, ERC; Salas Anton Montes, Rafael Freixas Pifarrer y Felix Cornet Miaruzo, de la CNT. Àngel Valbuena Merino, Juli Nebot Mengual, de la UGT (en el acta aparece escrito “con la confianza PSUC”), Jaume Sallés Figueras, UR. Marià Martí Tallada, POUM. Se votó como alcalde primero a Llerins, segundo a Nebot y tercero a Anton Montes.

La siguiente sesión[40], a los dos días, tuvo que dilucidar qué función tendría el Ayuntamiento, en esos tiempos de revolución. La CNT afirmaba que el Ayuntamiento no era una entidad revolucionaria y que tendría que abolirse, puesto que cumplían con las leyes emanadas desde arriba. La UGT defendía lo contrario, que ya estaban en un proceso revolucionario y que por tanto el Ayuntamiento representaban la institución revolucionaria. Después de la discusión CNT no aceptó los cargos porque veían incompatibilidades con su reintegro al trabajo y no querer desempeñar dos empleos.

El resto de consejeros se repartieron las juntas: Defensa, presidida por Valbuena; Cultura, Nebot; Abastos, Ferrer; Agricultura, Sallés; Fomento, Nebot, y el CENU, Valbuena. Además, el pleno decidió levantar las barricadas de las carreteras.

En la siguiente sesión la CNT se reintegró al consistorio, por presiones de su Comité Intercomarcal y asumieron la junta de Cultura. A finales de año dimitieron dos de los tres consejeros de CNT y fueron sustituidos por Eduard Solé Falcó y Roc Giménez. El primero era de Sallent. Era hermano de un militante muerto en la deportación a África en 1932, y venía de la Columna Tierra y Libertad. Así que el sindicato tuvo que pedir que lo dieran de baja de la columna. La CNT de Castellet era muy reciente y necesitaba todo tipo de aportes. Ya vimos que había llegado Francesc Moles (aunque en noviembre y diciembre también estaba con la Columna Tierra y Libertad en tareas de periodista).

En el invierno continuaron las tiranteces entre la CNT-FAI, por un lado, y ERC y PSUC, por el otro. En primer lugar, la CNT se quejó de que solamente lideraban una comisión municipal, mientras que los mencionados controlaban dos cada uno. Los partidos aludidos respondieron que las comisiones eran de todos y presidirlas era un formalismo. A lo largo de esa temporada la CNT tuvo una enorme inestabilidad de consejeros, que duraban una o dos sesiones municipales y presentaban la dimisión.

Otro momento de tensión ocurrió la noche del 13 de febrero. Esa noche había un acto público, un espectáculo, en el Ateneo, frecuentado por gente afín a ERC. El Ateneo también era la sede del Socorro Rojo Internacional del PSUC. En mitad de un espectáculo, ciertos individuos de la CNT entraron en el local con gran escándalo y lo vaciaron a empujones. El motivo era que las luces del local podían ser vistas desde aviones enemigos y, por ello, proceder a bombardear el pueblo[41].

El alcalde estaba presente en ese acto. Así que la siguiente sesión del Pleno Municipal fue movida y la discusión fue muy acalorada. El debate siguió con el tema de las juntas que tenía que presidir cada organización. La CNT amenazó con retirarse del consistorio si el Ayuntamiento paralizaba la obra revolucionaria.

En el siguiente pleno[42] el alcalde inició la sesión abroncando a la CNT. Les acusaba de inmadurez, al estar poniéndole trabas continuamente al resto de los partidos. Además, cambiaban continuamente de consejeros. En sus mítines lanzaban proclamas de unidad antifascistas mientras en el Ayuntamiento estaban constantemente a la greña con la UGT.

El alcalde siguió con su ataque, evidenciando que la CNT quería hacerse con las consejerías de Defensa, Trabajo y Economía y que al no conseguirlas estaban boicoteando los plenos. Siguió diciendo que la CNT había afiliado personas que antes del 19 de julio eran esquiroles y que no se tenían que dejar influir por personas ajenas al pueblo (se refería a Eduard Solé y Francesc Moles). Terminó diciendo que él mismo había militado en la CNT y sabía de lo que hablaba.

Moles tuvo que hacer frente a esta andanada en solitario. Comenzó diciendo que si querían detalles sobre él, que lo preguntaran en Vilafranca, Súria y Sallent – esto nos ofrece una rapidísima visión de su trayectoria militante. Dijo que cumplían con sus obligaciones en las juntas y comités sin mayores problemas y que si en CNT se habían afiliados facciosos, de todos era sabido que en el resto también.

El debate terminó aquí porque se tenían que tratar otras cuestiones importantes. Por ejemplo, la disolución de la consejería de Defensa, que había asumido Jaume Sallés (miembro de UR y ERC). Además, se iniciaron los debates sobre la municipalización de la vivienda.

Pero en un momento dado, Sallés hizo alguna referencia a la CNT, no anotada en las actas, que fue contestada muy severamente por Moles. Le preguntó si sabía “quiénes eran ese 50% de rabassaires que eran de derechas”, y le advirtió que tuviera cuidado por si se repetían en el pueblo los sucesos de La Fatarella[43]. El POUM se unió a la polémica denunciando que era ya entonces objeto de constantes difamaciones.

Las siguientes sesiones fueron encendidas. Los debates giraron en torno a la municipalización de la vivienda (propuesta de Moles) y del comercio (propuesta de Vicente Burón, del POUM). Tras los Hechos de Mayo tuvieron lugar en el pueblo algunos hechos poco importantes, pero significativos. Por ejemplo, la policía republicana registró el domicilio de Lorenzo Griñó, como denunció la CNT en un pleno municipal.

Unos días después aparecieron unas hojas firmadas por el grupo anarquista Solidaridad Humana. Las octavillas criticaban a ciertos consejeros y al Ayuntamiento como institución. Acusaban a un consejero de haber sido miembro de la Lliga – cosa que éste desmintió más tarde. La octavilla también trataba de los alquileres. Y por si fuera poco el POUM denunció que el nuevo consejero que había presentado la UGT había sido miembro del Centro Radical, local incautado por simpatizar con el bando Nacional. La UGT alegó que Cinca, así se llamaba, solamente había sido socio de ese centro, pero no militante. Aun así, fue retirado. En julio el PSUC pidió el cierre del local del POUM, ya que esto era lo acordado por la Generalitat. Al mes, murió el poumista Morros por accidente laboral.

En un artículo de prensa Marià Martí Tallada, aparecido en mayo, este dirigente del POUM local hizo un repaso de los años anteriores en el pueblo. En su relato indica que ellos – entonces era el BOC – se habían solidarizado con la Insurrección del Alto Llobregat y se habían lanzado a organizar la Alianza Obrera en 1934 o habían patrullado las calles de la población el 6 de Octubre tras la proclamación de la “República Catalana Socialista” (así llamaba a aquel suceso). Enumerando estos hechos le afeaba al PSUC local su hipocresía e incoherencia de estar acusando de fascista el POUM[44].

En septiembre, tuvo lugar una manifestación obrera que protestaba contra las penurias que sufría la población. La comisión de abastos no funcionaba bien. Los consejeros cenetistas protestaron porque se les obligó a dejar de trabajar en sus fábricas[45].

En la sesión del Pleno Municipal del 27 de octubre de 1937 se reestructuró el Ayuntamiento, tal como decretaba la Generalitat. Fueron nombrados Isidre Solá Vilaseca, Llorenç Griñó Mas y Rafael Freixas Pifarrer, por CNT; Lluís Canal Oliveras, Eugeni Herrero Roldán y Casimir Rebull Atzerias, por ERC; Llucià Martín Gregorio, Joan Pastor Sánchez y Manuel Amorós Roselló, por el PSUC (y el último por UGT). Cerraba la lista Rossend Bach Serra, de UR.

Entonces, Herrero de ERC, impugnó a Lorenzo Griñó por unos incidentes en la manifestación del 6 de Octubre (aniversario de la proclamación de la República Catalana) en los que Griñó tomó parte. No acaban de aclarar bien qué tipo de incidentes fueron, ni de qué forma participó Griñó, solamente que hubo diversos obreros y un menor de edad involucrados.

Griñó se defendió diciendo que él había sido asignado legalmente por su organización y que quien les acusaba no tenía ni el 5% de la población mientras ellos contaban con 800 afiliados y 400 simpatizantes. Habría que ver por qué esos simpatizantes no estaban afiliados, en aquellos momentos en los que era obligatorio. ¿Estaban en otras organizaciones? ¿era un farol? El pleno concluyó con ERC y el PSUC negándose a colaborar con la CNT[46].

Este intercambio de ataques continuó en la siguiente sesión. Esta vez ERC y PSUC admitieron colaborar con la CNT pero no con Griñó. El PSUC reconoció la importancia numérica de la CNT en el pueblo. En su turno, Griñó volvió a atacar a ERC diciendo que tenía muy poca gente, mientras que las asambleas de la CNT eran multitudinarias. A este comentario le siguió otro de Rebull (PSUC) corrigiendo a Griñó diciéndole que a las asambleas de CNT no iban ni 100 personas[47]. Entonces se votó la alcaldía y salió elegido Llucià Martí del PSUC. El segundo alcalde fue Herrero, de ERC y el tercero, Freixas, de CNT.

En la siguiente sesión se repartieron las comisiones. CNT renunció a presidir ninguna diciendo que colaborarían en todas. Esto produjo comentarios sarcásticos del resto de fuerzas. Se votaron las comisiones y a la CNT le tocó presidir la comisión de Finanzas. A partir de la siguiente sesión no hubo representantes de la CNT, que no aparecieron hasta entrado 1938, lo cual levantó nuevas críticas.

Pero a lo largo del tiempo se fueron reestableciendo los vínculos entre las organizaciones y por increíble que parezca, en mayo, Lorenzo Griñó fue nombrado alcalde de Castellet de Llobregat. Entre que se fueron limando algunas diferencias y que los consejeros municipales más hostiles hacia él fueron poco a poco llamados a filas, la tensión se diluyó en buena medida.

Y, al fin, las preocupaciones del consistorio fueron más pragmáticas, como la acogida de los refugiados, la creación de la Junta de Defensa Pasiva o el apoyo al Ejército Popular de la República.

El fin de la guerra

Tras la estabilización política el municipio estuvo interesado en absorber dos colonias industriales cercanas. De hecho, la población de estos lugares obtenía las cartillas de racionamiento, escolarización, médicos o correos en Castellet. Se trataba de Serramalera y de Boades, pertenecientes a Castellbell i el Vilar y Castellgalí, respectivamente. El Ayuntamiento optó por esperar a que terminase la guerra para pedirle oficialmente a la Generalitat estos barrios.

Respecto a la cuestión militar, las estaciones de tren fueron un hervidero de vagones con destino al frente o a la retaguardia. Este trasiego de vehículos, al final de la guerra, no estuvo exento de tensiones. Se dice que un tren de “presos antifascistas” – que era como llamaban a los revolucionarios de primera hora detenidos a lo largo de 1937 – estaba detenido en las vías de Castellet. Un soldado disparó su arma accidentalmente – eso decía – y el tiro atravesó el cráneo del joven de solo 16 años que asomaba la cabeza por la ventanilla del tren. Había sido detenido por repartir propaganda subversiva del POUM en un cine de Aiguafreda, aunque su condena era por “derrotismo”[48].

En el transcurso de la guerra murieron al menos 26 jóvenes del pueblo. Algunos habían estado en el Comité como Joan Quílez Alquézar. Otros eran hermanos de algunos militantes destacados, como Fortunat y Josep Luna Gregori. En definitiva, que la guerra fue un duro golpe en todos los pueblos.

La postguerra

Tras la entrada de las tropas franquistas la oleada represiva lo recorrió todo, comenzando por numerosos detenidos de esta población o la incautación de los locales que habían utilizado hasta entonces los republicanos. Los Nacionales hicieron pagar 9.000 pesetas al Ayuntamiento y a las empresas locales para reconstruir el cuartel de la Guardia Civil. Es lo primero que hicieron – abril de 1939 – los industriales de las fábricas Burés, Borràs, la Bauma y Avià de Castellbell i el Vilar, de la Serramalera, Balet, Tintes Soler y Vda. Alberto Armengol en Castellet, Carbones Eléctricos de Castellgalí y Jorba, Jordana y Queral de Vilomara. También pagó Ferrocarriles del Norte y la compañía eléctrica. Es decir, pagaron el cuartel todos los fabricantes que vieron colectivizadas sus empresas[49].

Hubo 73 personas juzgadas sumarísimamente. De ellos, fueron ejecutados Amadeu Basomba Grifell, Jaume Besora Pasquina, Rafel González Sanjosé, Salvador Guilanyà Olivet, Marià Martí Tallada y Benito Rodríguez Ruiz. Se salvaron de la ejecución, por indulto, Sebastià Anton Montes, Joan Llobet Cardona y Joan Planas Codina.

Lorenzo Griñó, refugiado en Francia, volvió al pueblo en 1942 sin sufrir represalias debido a su manifiesto pacifismo durante los primeros lances de la guerra. En 1949 fue detenido nuevamente por colaborar con la guerrilla libertaria. Al ser un nudo de comunicaciones, Sant Vicenç de Castellet era utilizado para tomar el tren para dirigirse a Barcelona a realizar acciones, o al revés, para huir de Barcelona hacia Francia. Cuando murió recibió un entierro masivo, y fue enterrado con la bandera republicana, a pesar de vivir bajo el régimen franquista[50].

Conclusiones

La historia del SUT de Castellet es igual que la de otros sindicatos de pueblo de la CNT que cayeron bajo la influencia de los partidos BOC o PCC. La falta de una FAI local, o al menos un sector politizado en el anarquismo, impidió la vinculación del Sindicato con la postura predominante en la CNT catalana. Presuponemos que este sector que existía en los años 20 no duró hasta la década siguiente.

En Sant Vicenç el SUT fue de la mano con otros sindicatos de la comarca en su andadura con la Federación Regional de Sindicatos de Oposición. Sin embargo, hacia 1934 el sindicato derivó hacia una postura política más acorde con la Alianza Obrera que impulsaba por entonces el BOC. Esta situación, de alguna manera, cambió en 1936, quizás por influencia de otros recién llegados al comunismo que pretendían seguir la senda que estaba trazando en España el Partido Comunista.

La reacción del anarquismo, mediante mítines, en la primavera de 1936, llegó tarde, aunque quizás sirviera para organizar un grupo que, tras la ruptura del SUT con la CNT, preparase el terreno para un nuevo sindicato de esa central sindical.

La otra fuerza más grande del pueblo eran ERC y los Rabassaires, que organizaban ya cientos de personas. Se deduce que los republicanos estuvieron afiliados en el SUT en los primeros años de la República y se ha visto que los rabassaires estuvieron a punto de ingresar en CNT.

En cuanto comenzó la guerra el poder pivotó hacia el Comité, dominado por una alianza entre comunistas pro-soviéticos, poumistas y cenetistas, con algunos militantes de ERC y Rabassaires. El Ayuntamiento dio su apoyo explícito al Comité y aprobó sus decisiones.

En Octubre la CNT se enfrentó al resto de fuerzas. Quizás el enfrentamiento viniese de antes. Ahora se trasladaba a la institución. La CNT defendió una postura netamente revolucionaria, quizá con formas idealistas por momentos. La organización anarcosindicalista pasó un año entero peleando en cada pleno. Y era contestada por una alianza entre ERC y PSUC-UGT. Con el paso de los meses el POUM apoyó más firmemente a la CNT y se generaron dos bloques.

En dos momentos estos bloques estuvieron a punto de chocar seriamente, en febrero-marzo y en octubre-noviembre de 1937. Los Hechos de Mayo no tuvieron repercusión en Castellet, pero en esos momentos cualquier acto violento de alguno de los sectores enfrentados bien pudo provocar un conflicto a gran escala, tal como estaban los ánimos de caldeados.

A pesar de esta situación enconada, en 1938, y aparentemente con todo en contra, la CNT tomó el liderazgo político del pueblo e incluso se hizo con la alcaldía.


[1] Solidaridad Obrera, 15/01/1931, p. 3

[2] El Trabajo, 16/04/23

[3] Durgan, Andy (1996). Comunismo, revolución y movimiento en Cataluña (1920-1936). Los orígenes del POUM. Versión revisada (pdf) pp. 301

[4] Solidaridad Obrera, 19/10/1930, p. 3

[5] Solidaridad Obrera, 07/12/1930, p.10

[6] Empieza la ofensiva. Solidaridad Obrera, 15/01/1931, p. 3 y 20/01/1931, p. 6

[7] Solidaridad Obrera, 31/03/1931, p.6

[8] Bonvehí Castanyer, Jordi; Suades Marigot, Jordi. L’Espai Ateneu. Història de la Societat Ateneu i la Biblioteca Salvador Vives Casajuana. Ajuntament de Sant Vicenç de Castellet. pp. 34-39

[9] El Trabajo, 02/01/1932, p.4

[10] Fue detenido Llorenç Griñó pero fue debido a su implicación en el Comité Intercomarcal.

[11] Acte d’afirmació sindical. El Dia, 26/10/1932, p. 8

[12] El Trabajo, 22/07/1933, p. 4.

[13] En 1932 y 1933 la Regional catalana de CNT iba haciendo plebiscitos por diversas cuestiones y Sant Vicenç contaba con 800 afiliados.

[14] Recordemos que una de las polémicas del Pleno de 1932 fue la acusación de la FL de Sabadell de que los sindicatos de Barcelona exageraban sus cifras. ¿Lo estaba haciendo Castellet?

[15] Solidaridad Obrera, 25/08/1933

[16] El Trabajo, 02/09/1933, p.4

[17] Solidaridad Obrera, 13/10/1933

[18] La CNT siempre se había negado a participar en los jurados mixtos, entendiendo que invalidaban la táctica de la acción directa, es decir, la negociación colectiva por parte de los mismos trabajadores, sin intermediarios.

[19] Solidaridad Obrera, 04/11/1933, p.2

[20] Serra, Jaume (1988): p. 104

[21] Serra, Jaume (1988): p. 109

[22] El Pla de Bages, 09-10-1934, p. 2

[23] Actas de Octubre de 1934. Libro de Actas del Ayuntamiento de Sant Vicenç de Castellet. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet.

[24] El Dia, 01/08/1935, p.6

[25] López Esteve, Manuel. Els fets del 6 d’octubre de 1934. Annex II, Relació de detinguts i empresonats per la insurrecció d’Octubre entre octubre de 1934 i gener de 1935.

[26] Pedro Campos. Para todos y para nadie. Solidaridad Obrera, 07/03/1936, p.6

[27] Solidaridad Obrera, 03/06/1936

[28] Lo comunican a la UGT el presidente y el secretario del sindicato, Bonifacio Casanova y Alfredo Sáez Domingo. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 617, 5, 1, 1 a 6

[29] Nombres presentados por la Causa General. Ponemos filiación en caso de conocerla: Ángel Valbuena Merino (ERC, UGT), Benito Rodríguez Giménez (UGT), Rafael Freixas (CNT), Antoni Luna Gregorio (CNT), Amadeu Cadevall Serracanta (UGT), Jacinto García Trujillo, Alfredo Sáez (UGT), Lluís Canal Oliveras (ERC, UGT), Francesc Moles (CNT), Just Tomàs, Pedro Campos (CNT), Joan Cadevall Bascompte, Francesc Daurà Oliver, Francesc Vilaseca Subirana, Joan Planas (UGT), Juan Quílez, Joan Llobet (POUM) y Vicente Burón (POUM). Más tarde, en los folios de la Causa General se nombra como presidentes a Juli Nebot y a Florencio Broto y se indica la pertenencia de Joan Sala Prats (PSUC). Hay varios nombres sin afiliación. Desconocemos quien pertenecía a UR.

[30] Acta del 28/07/1936. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet.

[31] Acta del Ayuntamiento, 01/09/1936. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet

[32] Acta del Ayuntamiento, 25/09/1936. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet

[33] UGT, 10/08/1937, p.2

[34] Acta del Ayuntamiento, 15/09/1936. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet

[35] CDMH, Salamanca, PS-Barcelona, Generalitat. 819, 35, 1

[36] CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 140, 4, carp. 3, doc. 57

[37] La lista es demasiado extensa como para colocarla aquí. Diremos solamente que participaron dos hermanos del mencionado Lorenzo Griñó, llamados Miquel y Germinal.

[38] Se conocen los nombres de Lluís Bartomeus, Ramon Ribalta y Jaume Codina Farrás.

[39] Ha sortit una centúria per anar al front de guerra. El Dia, 14/01/1936

[40] Acta del Ayuntamiento, 19/10/1936. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet.

[41] Acta del Ayuntamiento, 13/02/1937. AMSVC

[42] Acta del Ayuntamiento, 11/03/1937. AMSVC

[43] Los sucesos de La Fatarella (Terra Alta, Tarragona) tuvieron lugar a finales de enero de 1937. Un grupo de campesinos contrarios a la colectivización se enfrentaron violentamente a los colectivistas. En el lance de los enfrentamientos los miembros de la CNT tuvieron que abandonar el pueblo. Al día siguiente se presentaron numerosos milicianos (algunos llegados incluso de Barcelona) que acusando de fascistas a los anti-colectivistas mataron a 24 de ellos. Estos hechos conmocionaron Catalunya y fueron utilizados para instalar un ambiente anti-revolucionario que daría pie a los Hechos de Mayo.

[44] Martí Tallada, Marià. En serietat política i conducta revolucionària ningún ens supera, per més que es digui antifeixista. El Pla de Bages, 11/06/1937, p. 2

[45] Acta del Ayuntamiento, 07/10/1937. AMSVC.

[46] Acta del Ayuntamiento, 27/10/1937. AMSVC.

[47] Acta del Ayuntamiento, 03/11/1937. AMSVC.

[48] Bonvehí i Castanyer, Jordi. Mort entre les vies d’un milicià del POUM. <http://www.historiesmanresanes.blogspot.com.es/2010/09/mort-entre-les-vies-dun-milicia-del.html>

[49] 1939. Comunicació amb l’Ajuntament. Arxiu Municipal de Sant Vicenç de Castellet

[50] Martínez de Sas, Teresa; Pagès Blanch, Pelai. Diccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans. L’Abadia de Montserrat. p. 699