Al igual que otros pueblos de la comarca, a pesar un de un pasado medieval, su origen como población moderna está vinculado estrechamente con la producción textil a raíz de la instalación en el municipio de diversas fábricas que aprovechaban la fuerza del río. En solamente cuatro kilómetros se crearon las fábricas de la colonia Antius, Hilaturas Ibéricas, la colonia Cortés, la colonia Cal Cavaller y la Fábrica Nueva. Esta economía se complementaba con otras fábricas más pequeñas, tanto de yeso, molinos de trigo, talleres de distintos tipos, carpinterías y aserraderos, así como varios telares más. Además, durante el primer tercio del siglo se construyó un tramo de tren hasta Súria, que tenía una estación en Callús. Todo esto fue un polo de atracción para que llegasen al pueblo nuevos habitantes, alcanzando 1.484 habitantes en 1936.

Las primeras organizaciones obreras del pueblo tuvieron contacto, o más directamente, fueron organizadas, por militantes de Súria. Este pueblo minero tenía un potente Sindicato Único creado en 1912 y, por tanto, era capaz de proyectar su influencia por los alrededores. La crisis del textil de la postguerra mundial hizo mella en la población. En diciembre de 1919, Callús envió un representante del ramo del textil al Congreso de Madrid de la CNT. Más adelante, en los años 20, durante la dictadura de Primo de Rivera se abrieron dos cooperativas: la Cooperativa Obrera (1925-26) y la Unión Callusense (1923-1966). Fueron centros de trabajo, de comercio y también de socialización y politización. Las cooperativas fueron clave para el arraigo posterior de las ideas republicanas y sindicalistas en el pueblo. En aquellos años de dictadura las sociedades obreras y los sindicatos no podían funcionar con normalidad, así que quien se ocupaba del espacio organizativo y educativo eran las cooperativas.

Otros espacios de politización fueron las sociedades o cafés. En el pueblo había dos: uno de derechas y el otro de izquierdas. El primero de ellos era la Sociedad Recreativa Unión Patriótica, también conocida como “els de Dalt”, situado en la carretera de Cardona, 46. El segundo era el café “dels de Baix” o de la gente de abajo y de izquierdas. Estaba situado entre dos espacios, uno en la sala Cal Puig y el otro en la Sociedad La Florida. La hostilidad entre los dos bandos era tan grande que por Pascua intentaban no coincidir en la calle para evitar incidentes.[1]

La llegada de la Segunda República produjo un gran fervor popular. En el municipio ganó holgadamente las elecciones la candidatura republicana. Aquella noche, la multitud que celebraba la victoria republicana logró entrar en el Ayuntamiento y lanzó el retrato de Alfonso XIII por el balcón. Lo quemaron en la carretera en medio de un gran jolgorio.[2] Ejerció el cargo de alcalde provisional Federic Vers i Currià, hasta que en las elecciones municipales de junio fue sustituido por el también republicano Josep Capsada i Gras.

En 1931 Callús apareció en las páginas de los periódicos obreros con motivo de una huelga. Fueron cuatro meses de huelga en el aserradero Portella que culminaron en una victoria a primeros de mayo de 1931[3]. Esta huelga fue llevada a cabo por el Sindicato Único de la Madera de Manresa y firmaron por él Pedro Fitó y Luis Canal, militantes de ese sindicato, perteneciente a la Federación Local de Sindicatos Únicos de Manresa. El acuerdo contemplaba el reconocimiento del sindicato, la jornada de 8 horas, la implantación de seguro de accidentes, el reparto del trabajo en caso de crisis, que no se pudiera despedir obreros sin causa justificada, la readmisión de despedidos desde noviembre (fecha de inicio del conflicto) y una escala salarial que mejoraba la existente. En resumen, una victoria total.

Pero no hay de dejar de lado el clima político que vivía toda España. La Segunda República acababa de nacer y aquel momento suponía el inicio de una potente ofensiva obrera en todos los frentes, que se caracterizaba por una oleada de conflictos y huelgas para mejorar sus condiciones de vida. En el aspecto político, Esquerra Republicana, había logrado como hemos dicho antes, la mayoría de los regidores del consistorio de 1931. Al proclamarse la República, la sociedad de Cal Puig se transformó en una nueva entidad llamada Catalunya Nova, vinculada a ERC. A su vez, la sociedad conservadora Unión Patriótica pasó a formar parte de la Lliga Regionalista. Para tomar distancia con el anterior régimen, cambió su nombre a Sociedad La Alianza.

El 17 de junio se fundó el Sindicato Único de Trabajadores de Callús. Estaba formado por las secciones de ramo del textil, de la madera y albañiles. Su local durante la República fue la Casa Baraldés, situado en la calle Montserrat. Se nombró una junta formada por Joaquim Clotet Sagués, presidente; Francesc Puig Lladó, vicepresidente; Anton Biosca Elias, contador; Carles Tomasa Estrada, tesorero; Josep Calmet Muixí, secretario; Agustí Closa Santasusana, vicesecretario y los vocales Tomàs Gall Alsina, Pere Lladó Iglesias, Ramon Planes Esquius y Josep Biosca Elias. Es indicativo que en el acta de constitución se especifique que “el SUT seguiría los objetivos de la Confederación Nacional del Trabajo sin recurrir a violencia de ninguna clase”[4]. En un contexto de fuertes enfrentamientos sociales, esta declaración será determinante para el posicionamiento del SUT de Callús en el seno de la CNT de la República.

El SUT de Callús no participó en el Pleno Regional de agosto de 1931. Callús, en cambio, sí envió delegados a los Plenos Regionales de 1932 y 1933, cotizando por 250 y 300 afiliados respectivamente. No participó ni en el Congreso de Madrid de 1931 ni en el de Zaragoza de 1936. Como vemos, se trata de una participación irregular en la vida orgánica de la CNT y por tanto el SUT era un sindicato dependiente de los contactos con otras poblaciones. En estos años de la República el sindicato cayó bajo la influencia de los potentes sindicatos de Manresa, y esto implicaba seguir su línea política. Así que no es de extrañar que participara en los plenos y comicios de los Sindicatos de Oposición de la CNT y también en los frentes únicos antifascistas.

Después de la huelga de Portella, el desarrollo de la actividad del sindicato se centró en cuestiones relacionadas con el ramo del textil. Esto provocó la dimisión a primeros de 1932 del presidente Joaquim Clotet, de Francesc Puig y de Josep Calmet, que pertenecían al ramo de la construcción y decían no entender los pormenores del textil. En aquellos momentos se había vivido una oleada de huelgas del ramo textil provocada por las negociaciones de las bases, que era el convenio laboral del sector. En otro orden de cosas, se afiliaron en esos momentos todos los trabajadores de la Cooperativa.

El SUT de Callús no participó de las insurrecciones libertarias de 1932 y 1933. Al contrario, se desmarcó de ellas. Con esta actitud se fue acercando a otros sindicatos treintistas de la comarca. Ahora ofreceremos una explicación sobre el treintismo, pero sigamos viendo la evolución del SUT de Callús.

En Octubre de 1932 volvemos a ver en las actas del SUT que el presidente era de nuevo Joaquim Clotet, por lo que se puede ver su implicación en la vía que había tomado el sindicato. Esta vía se puede ver confirmada en el acta del día 5 de enero de 1933, donde el sindicato daba un voto de confianza a la Junta para que decidiese “lo que creyera oportuno”. Por otra parte, aunque relacionado con lo anterior, de cara a la negociación de las bases del arte fabril y textil, el 11 de noviembre habló ante la asamblea sindical de Callús Benet Oriols, presidente del Sindicato Único del Fabril y Textil de Manresa, uno de los líderes treintistas de la capital de la comarca. En aquella ocasión (11 de noviembre) de nuevo la presidencia cambió de manos, asumiéndola a partir de ahora Pere Valls. De hecho, ese mismo día hubo una comisión para aclarar si la Junta se estaba quedando de forma fraudulenta con el dinero del sindicato. Las conclusiones no fueron publicadas en las actas posteriores, así que lo más probable es que no hubiese problemas.

El 8 de enero de 1933 se celebró un mitin en Callús con Ángel Pestaña y Juan López[5]. El local del sindicato se quedó pequeño. Llegaron trabajadores de Súria y Sant Joan de Vilatorrada y también acudieron dos autobuses desde Manresa. López hizo un discurso sobre la historia de la CNT y el sindicalismo, alertando, al final de su intervención, “contra la presencia de sectas que pugnaban por mediatizar la CNT”, en velada referencia a la FAI. Pestaña, por su parte, hizo duras críticas contra el régimen republicano que no había estado a la altura de las circunstancias y que le había fallado a la clase trabajadora. A la salida se recaudaron 83,15 pesetas para los 300 huelguistas de la Pirelli de Manresa.

Ese mismo día estalló una insurrección anarquista en toda España, que fue conocida por la dura represión de Casas Viejas. En la comarca, hubo un fuerte enfrentamiento en Sallent, con el resultado de dos obreros muertos y numerosos detenidos. En la comarca del Bages este suceso marcó la escisión de los sindicatos afines al treintismo, como el SUT de Callús.

El treintismo y los Sindicatos de Oposición [6]

Aprovechando que Callús es el primer pueblo en este trabajo con una clara influencia del treintisimo, se hará una explicación del fenómeno de la Oposición dentro de la CNT.

Desde mediados de los años 20 dado que la CNT estaba paralizada por la represión, el anarquismo se había extendido por ateneos, grupos esperantistas, excursionistas, naturistas y todo un gran entramado cultural y social. Esta generación idolatraba el heroísmo con el que los grupos de acción anarquista habían combatido el pistolerismo reaccionario en los años anteriores. Su organización dio pie a la Federación Anarquista Ibérica en 1927.

Pero dentro de los sindicatos también existía una corriente que pretendía que los sindicatos volviesen a la legalidad. Era bajo condiciones de normalidad como tendrían que extenderse a toda la clase obrera. Para ello estos militantes formaron una Unión de Militantes hacia 1928. Paradójicamente la llegada de la República desarticuló esta organización. Sus militantes se centraron en las actividades sindicales y no prestaron atención a construir su tendencia.

El 31 de agosto de 1931 fue publicado el “Manifiesto de los Treinta”, firmado por treinta militantes destacados de la CNT (entre ellos Ángel Pestaña, Joan Peiró, Juan López, Sebastià Clarà, etc.), de ahí su nombre. En el documento se atacaba las posiciones y actitudes de la FAI, que era equiparada a un anarquismo impaciente y doctrinal. Ya en agosto, militantes clave de afines a la FAI estaban presidiendo las juntas de algunos sindicatos importantes de Barcelona.

Esta postura revolucionaria exigía una revolución de forma inmediata aprovechando la debilidad de la República. Para esta tendencia había que atacar el nuevo régimen por todos los medios para que no se consolidase, llegando a ocupar fábricas, realizar huelgas revolucionarias o a preparar grupos armados y comités de defensa. De alguna manera esta apuesta estratégica coincidía con las aspiraciones de una parte del proletariado, en especial en el mundo rural y en las zonas mineras.

En el verano de 1931 la tendencia faísta estaba desplazando de los puestos destacados de la Confederación a la anterior generación militante, entendida como más moderada – aunque no por ello dejaba de reivindicar la revolución social. Se habían enfrentado en el Congreso de la CNT, celebrado en junio, en Madrid, divergiendo en la implantación de federaciones de industria como planteaban los futuros treintistas. La tendencia revolucionaria (o purista, para sus rivales), identificada con la FAI, planteaba que no tenía sentido aumentar la burocracia y que esto frenaría la revolución, que veían como un hecho inminente.

Los Treinta y sus partidarios, conocidos como treintistas, en cambio no creían que la clase trabajadora estuviese preparada para la revolución y eran conscientes de que se requería mucha preparación para ello, así como aumentar la implantación de los sindicatos anarcosindicalistas en muchas zonas de España donde no tenían arraigo o, ni siquiera, presencia. La revolución no se podía hacer cuando se quisiera sino cuando se tuviera capacidad.

Los enfrentamientos entre las tendencias se recrudecieron a partir de la dimisión de Joan Peiró como director de Solidaridad Obrera, ocurrida en septiembre de 1931. Fue sustituido por Felipe Aláiz, afín a las tesis faístas.

Sin embargo, el verdadero enfrentamiento ocurrió a raíz de la insurrección del Alto Llobregat. En aquel momento el Comité Regional de Catalunya, presidido por Pestaña, no convocó huelga general de forma inmediata, como estaba mandatado, por no considerar llegado el momento, y la convocó cuando estaba ya derrotado el movimiento insurreccional en el Alto Llobregat, sin lograr el menor efecto. Esta decisión fue atacada por sus rivales y envenenó el ambiente interno.

En el Pleno Regional de Sabadell, del mes de abril de 1932, ambas posturas chocaron en numerosos puntos, y finalmente la Federación Local de Sindicatos de Sabadell se retiró en bloque del Pleno asegurando que todos los sindicatos de Barcelona falseaban sus cifras de cotizantes y que ellos iban al día. También se negaron a pagar la cuota propresos, puesto que, argumentaban, que la mayoría de las detenciones se debían a una irresponsabilidad personal y también colectiva, por seguir las consignas de la FAI. Es evidente que exponer sus argumentos de esta manera en un pleno tan caldeado suponía añadir más leña al fuego.

En el Pleno, las tesis de la FAI triunfaron holgadamente, y Alejandro Gilabert – otro faísta – fue elegido nuevo secretario general del Comité Regional, sustituyendo a Emili Mira de Sabadell. También hubo cambios en el Comité Nacional, siendo sustituido Pestaña por el faísta asturiano Manuel Rivas.

Durante todo aquel año fracasaron todos los intentos de revertir la situación. Y, al contrario, un grupo de la FAI intentó asesinar a Josep Moix, líder indiscutible de la FLS de Sabadell. Este ataque fue respondido más tarde por uno de sus hombres, que asesinó un faísta. Los sindicatos de Sabadell quedaron irremediablemente enfrentados con los de la CNT barcelonesa y a finales de año fueron expulsados formalmente de la CNT. Pero esto no significaba que hubiesen quedado aislados. El primer sindicato que apoyó a la FLS fue el sindicato del metal de Manresa, cosa que trajo cola. En la prensa libertaria algunos sindicatos enviaban públicamente su oposición y otros su adhesión al manifiesto que había firmado este sindicato manresano. Así se iba haciendo más grande la brecha.

Sin embargo, tras la insurrección anarquista del 8 de enero de 1933, otros sindicatos consideraron que la FAI estaba yendo demasiado lejos. A finales de mes se celebró un pleno de sindicatos en Manresa y más tarde otro en Mataró. A partir de aquel momento, ya se podía evidenciar una escisión, aunque en algunos casos los sindicatos desafectos no rompieron nunca con la CNT. Su organización se llamó Federación de Sindicatos de Oposición de la CNT. Y al poco tiempo se creó una entidad político-social llamada Federación Sindicalista Libertaria, liderada por Joan Peiró y Juan López.[7]

En el Alto Llobregat se adhirieron, en un primer momento, sindicatos como los del Alimentación, Luz y Fuerza, Metal, Madera y Transportes de Manresa, y los SUT de Callús, Castellbell i el Vilar, Colonia Rosal, Gironella, Pont de Vilomara i Rocafort, Puig-reig y Sant Vicenç de Castellet. Y poco a poco se unió casi todo el sector del textil de la comarca, cuestión que veremos al final de la obra, tuvo una enorme importancia. En junio de 1933, los Sindicatos de Oposición eran 47 sindicatos, que suponían unos 26.000 trabajadores en Catalunya, de los cuales 10.090 eran del Alto Llobregat. [8]

A efectos prácticos, el treintismo arraigó en las comarcas del interior de Catalunya, mientras que la CNT-FAI (siglas que ahora significaban una clara tendencia revolucionaria) quedó reducida a Barcelona y sus alrededores y a diversos puntos aislados del territorio. En la Catalunya central esta tendencia predominó en el sindicato del caucho (Pirelli) y el de ferroviarios de Manresa, los sindicatos mineros de Cardona, Fígols, Sallent y Súria y el de Oficios Varios de Monistrol de Montserrat.

El golpe fue tan grande, que la CNT fue minoritaria por primera vez en las provincias de Girona, Lleida y Tarragona, siendo superada por los sindicatos afines al BOC en los dos primeros casos y por la UGT en el caso de la provincia de Tarragona.

Sin embargo, el treintismo no logró consolidarse como tendencia autónoma del movimiento obrero. Esto ocurrió, en parte, porque no buscaban otra cosa que regresar a la CNT para liderarla y, en parte, porque solamente un año más tarde el sector más político abandonó el treintismo para crear el Partido Sindicalista, iniciativa de Ángel Pestaña, con la idea de construir un partido obrero con representación parlamentaria.

En esos momentos mismos momentos, hacia la primavera de 1934, la FLS de Sabadell se desvinculó del treintismo y, poco a poco, caminaría hacia el marxismo-leninismo de estilo soviético, camino que imitaron algunos sindicatos de Manresa. El resultado fue que en 1935 el grueso del treintismo decidió que los Sindicatos de Oposición debían reingresar incondicionalmente a la CNT, cosa que se formalizó en el Congreso de Zaragoza de 1936. En aquellos momentos volvieron a la CNT casi todos los sindicatos de tendencia treintista excepto los de Sabadell, de Manresa, Puig-reig y Sant Vicenç de Castellet.

El camino hacia la guerra en Callús

En el campo de las reivindicaciones estrictamente laborales, además de la negociación de las bases del textil, en las asambleas se trataban conflictos específicos de las fábricas, como el de la Fábrica Nueva, la de Can Cavaller (donde algún exafiliado actuaba ahora a favor del patrón) o la negociación de las vacaciones de verano, legisladas por primera vez en 1932. En ocasiones el sindicato recogía dinero para ayudar a familias necesitadas de sustento. Y también recogió fondos de solidaridad para apoyar a los huelguistas de la Pobla de Lillet.[9] En 1934 aparecían artículos de queja contra ciertos individuos de la fábrica Antius acusados de coaccionar a las trabajadoras y sindicalistas. En general se aprecia un descenso de la actividad pública del SUT a partir de 1933. El SUT también intentó organizar a los trabajadores del campo y rabassaires, [10] pero no tuvo demasiado éxito. Éstos prefirieron organizarse de forma autónoma en el Sindicato Agrícola local.

Entre los nombres relacionados con el sindicato aparecen, en las actas sindicales, [ver Nota] las hermanas Enriqueta, María y Ángela Lladó. También Josefa Pich, Juana Galera o las hermanas Rosa y Teresa Baquero, en tanto a mujeres. Otros militantes que intervinieron antes de la guerra fueron Antoni Codina, Tomàs Gall, Pere Lladó, Jaume Oliveras, Valentí Portella o Isidre Vilanova.

En 1934 hubo cambios en el consistorio municipal, ganando la alcaldía en las elecciones municipales Josep Capsada Gras, líder de la candidatura de izquierdas (adherida a su vez a ERC). Encabezó el consistorio durante todo aquel año, llegando en el cargo a la Insurrección de Octubre, momento en el que fue detenido. Como particularidad de Callús, en las elecciones municipales de enero, ganadas por Josep Capsada, la segunda candidatura no fue la Lliga Regionalista, como era lo común en todas partes, sino una llamada candidatura obrera que logró 164 votos, que era poco menos de la mitad de lo logrado por ERC. Al parecer fue una candidatura de carácter diverso pero encabezada por dos militantes de Unió Socialista de Catalunya [11]. Las actas del Ayuntamiento indican que eran Joan Gras Baraldés y Guillem Ratera Jordá.[12]

En el campo la situación también se iba enrareciendo. En 1932 hubo un acto violento contra el amo de las casas grandes de Sant Martí de Torroella y de Can Gras de Callús. Quería desahuciar un rabassaire de Callús. Cuando el propietario entró en el Ayuntamiento para pedirlo oficialmente, le estaban esperando los amigos del rabassaire y le apedrearon. Tuvo que salir corriendo.[13] En febrero de 1934, el Marqués de Palmerola denunciaba en una carta los actos de vandalismo contra una canalización de agua en los huertos de Cal Cavaller.[14]

Llegados a la Revolución del 6 de Octubre, ese día se juntó un grupo de hombres armados con escopetas. Controlaron el pueblo rápidamente, ya que la huelga se impuso sin inconvenientes. Por tanto, el grupo bajó en camión hasta Manresa, donde proyectaban seguir hasta Barcelona. Sin embargo, la rendición de Companys y su gobierno dio al traste con los planes.[15]

Debido a los hechos de Octubre fue detenido el regidor Valentí Portella Roura (ERC), pero en los días siguientes también fueron detenidos y conducidos a la prisión de Manresa Josep Capsada Gras (alcalde, ERC), Pere Closa Esquius (ERC), Miquel Fonollet Guitart (ERC), Jaume Gall Vilanova (CNT), Jaume Oliveres Jorba (CNT), Valentí Portella Roure (ERC), Jaume Riudor Ribera (ERC), Antoni Rubinat Subirana (CNT), Arcadi Sala Planell (CNT) y Federic Vers Currià (alcalde de 1931, ERC) [16]. Permanecieron hasta bien entrado el año 1935. Como vemos en esta lista, los detenidos eran una mezcla de republicanos y sindicalistas.

El consistorio fue disuelto por el Batallón de Manresa y el capitán de la guarnición nombró
como nuevo alcalde a Josep Ferrer Puig, al frente de una comisión gestora que también contaba con Ramon Morera Rull y Francesc Salipota Calvet.

Tras las elecciones de febrero de 1936, se restituyeron los ayuntamientos catalanes y Capsada fue nombrado alcalde de nuevo. Sin embargo, dimitió por motivos de salud, recayendo el cargo en Pere Closa Esquius que fue el alcalde hasta bien entrada la guerra.

Por su parte, las actas del SUT saltan de 1933 a 1937. Nos perdemos, por tanto, la vida interna del sindicato durante varios años cruciales. Lo que sí sabemos es que el SUT reingresó en la CNT en junio de 1936, siguiendo la estela de otros sindicatos de la comarca.

Respecto el republicanismo local, entre los asistentes al III Congreso de ERC, del 25 de mayo de 1936 nos encontramos con que la entidad representante de Callús era la Societat Catalunya Nova de Callús[17]. Los delegados de Callús fueron Joaquim Clotet y Jaume Lladó Puig, ambos también afiliados a la CNT. Ya hemos visto que Clotet tuvo mucha importancia para la CNT en 1931-1933, siendo en ocasiones presidente del Sindicato Único, y la siguió teniendo en adelante. Clotet era presidente a su vez de Catalunya Nova. La sociedad tenía entonces 66 socios, que aumentó hasta unos 80 durante la guerra. En otro informe, ya emitido durante el conflicto bélico, se indica que las relaciones con la CNT eran cordiales[18].

La guerra civil

La guerra supuso una catarsis colectiva en la Catalunya rural. Como en tantos otros pueblos, en los días posteriores al 19 de julio, se formó un comité para defender el pueblo de un posible levantamiento derechista, que se estableció en la rectoría.

Como este levantamiento nunca se materializó, el Comité formó patrullas para controlar la estación de ferrocarril y las carreteras de acceso al pueblo. El día 21 llegó un grupo armado de Súria para detener y ajusticiar a los capellanes Josep Romeu y Jesús Vall. Sin embargo, un grupo de vecinos fueron a buscar al Comité de Callús para que negociasen con los forasteros. Lograron que dejaran en libertad a los religiosos, que huyeron aquella misma noche.[19]

Según la Causa General el comité estaba formado por el ferroviario Federic Cano Viñarta, por Joaquim Clotet Sagués, Vicenç Espí Soler, Jaume Gall Vilanova, José Guijarro Caramiñana, Manuel Martínez González y Antoni Piñol Muntaner. La Causa General indicaba que todos eran de la “CNT-FAI”, aunque ya hemos visto que los cenetistas locales precisamente no tenían nada que ver con la FAI, sino que era treintistas. Además, en el Comité tenía que haber representantes de Unió de Rabassaires, de ERC y de la UGT.

Al respecto de la UGT, ésta había comenzado su andadura por Callús a raíz de la gran expansión que este sindicato logró en la primavera de 1936 en Súria. A partir de esta población del valle del Cardener los socialistas consiguieron atraer suficientes militantes en los pueblos vecinos para impulsar nuevos sindicatos de esta organización. Con el paso de los días, los principales militantes de la UGT además conformaron el PSUC. En septiembre se unió un representante de este partido al Consejo Municipal, Joan Gras i Baraldés [20]. Por tanto, se puede intuir el origen del PSUC estaba en la USC, que como vimos tuvo bastantes votos en 1934.

En aquellos días violentos aparecieron diversos cadáveres en el pueblo. El 31 de julio apareció el cuerpo de Jesús Villa Gracia, facultativo de las minas de Cardona, presumiblemente ejecutado por algún grupo de aquel pueblo o, según otros, por miembros del Comité de Súria. El 5 de septiembre aparecieron tres cuerpos, por cuyas muertes fueron acusados los miembros del Comité de Vilatorrada del Cardener (según la nomenclatura de la guerra eran las actuales Sant Joan de Vilatorrada y Sant Martí de Torroella).  Por último, el 10 de septiembre, apareció muerto un sacerdote de Manresa llamado Josep Puigbó Canela. De esta ejecución fueron acusados Jaume Gall Vilanova, Antoni Nova Novell y Xavier Castellví Ferrer, milicianos de Callús. El primero de ellos fue ejecutado tras la guerra por este caso. En 1938 también hubo otro asesinato, el de Josep Planas Vilalta, muerto a tiros por policías republicanos de Súria. Además de estos hubo otros dos o tres asesinatos.

La oleada iconoclasta que recorrió la España republicana provocó el incendio de las imágenes religiosas de la iglesia parroquial moderna, la iglesia antigua y la casa del párroco. Esto sucedió el día 24 de julio. La iglesia de Sant Sadurní fue utilizada como almacén, luego como prisión y más tarde como cocinas del ejército. En diciembre el Consejo Municipal ordenó derruir el campanario, que se había terminado de construir justo cuatro años antes.[21]

Ese mismo día el Comité también ocupó propiedades inmobiliarias de los industriales Francesc Cortés Planell[22] y Josep Ferrer Puig (que además fue alcalde en 1934 y 1935). Días más tarde se saquearon las capillas de las fábricas y colonias industriales, así como algunas propiedades de los ricos del pueblo. Los objetos fueron vendidos para financiar la compra de armas, materiales o víveres con vistas a la guerra. El clima era hostil para las personas de derechas, cosa que hizo que se marcharan del pueblo empresarios como Pere Ferrer i Cardona, Josep Portella i Serra o Francesc Cortès i Planell.

En cuanto a otras incautaciones, cada organización se instaló en alguna propiedad amplia, mejorando así su situación. Por ejemplo, el Comité Antifascista se instaló en la casa rectoral. La CNT en un local con sala de cine en la calle Macià, 12. Las Juventudes Libertarias y el Sindicato Agrícola se instalaron en una casa propiedad de Josep Ferrer Puig de la calle Macià, 51 esquina Estatut, 2. Y la UGT en la casa de Francesc Triola Casals en la calle Macià, 61. Asimismo, el Sindicato Agrícola incautó diversos molinos y almacenes del pueblo y colectivizó un bosque y Unió de Rabassaires se instaló en Cal Silo. El Consejo Municipal también incautó varias propiedades más y municipalizó el agua potable creando la empresa Aguas Potables de Callús, SA.

Las fábricas MITASA (colonia Antius), Hilaturas Ibéricas (colonia Cortès), El Guix, Hilaturas de Callús, Rovira y Pujols (Cal Cavaller), Santiago Rovira Vilajuana (la Fàbrica Nova) y la serrería de Miquel Portella Pujol fueron colectivizadas. Así que las barriadas de la colonia Antius, Can Cavaller, la fábrica Nueva y la fábrica Cortés quedaron en la práctica bajo el control obrero. Además se creó la Cooperativa de Paletas y Peones, que se instalaría en un local de la calle Macià, 63, que vemos que aparece como la calle de las organizaciones.   

Respecto a las milicias, en los primeros días de la guerra marcharon al Frente de Aragón diversos jóvenes cenetistas. El grupo más numeroso salió el 8 de agosto hacia Barbastro. Lo conformaba Josep Ibars, Francesc Guitart, Manuel Cervantes, Juan Cervantes, Manuel Martínez, Pere Codina y Josep Sánchez. En Aragón fueron destinados a una sección de artillería.[23] Otros callusenses fueron a unidades distintas del Frente de Aragón.

La vida administrativa tardó bastante en normalizarse. El primer pleno de la guerra tuvo lugar el 22 de agosto. En este pleno fueron destituidos todos los consejeros de derechas. El nuevo consistorio quedaba constituido por Pere Closa (alcalde), Josep Capsada, Jaume Ridó, Francesc Mas y Miquel Fonollet. Este ayuntamiento estuvo en funciones hasta el decreto del 9 de octubre que disolvía todos los comités revolucionarios de Catalunya y pedía que los ayuntamientos se abriesen a estos comités.

El 16 de octubre se constituyó un nuevo Consejo Municipal con Pere Closa (ERC) de alcalde, y Miquel Fonollet y Francesc Mas representando a ERC; Joaquim Clotet, Joan Giral Padró y Jaume Gall Vilanova, representando a la CNT; Pere Bru Vilaró y Joan Vall Vilanova,[24] representando al PSUC-UGT; y, por último, Jaume Ridó Riera como representante de Unió de Rabassaires[25]. Como podemos ver había 5 miembros de ERC en el consejo, puesto que Joaquim Clotet y Jaume Ridó también pertenecían a este partido, aunque oficialmente estaban representando otras fuerzas.

La CNT asumió la consejería de obras públicas y se dedicaron a construir el alcantarillado de la población, la escuela del barrio del Cortés y diversas obras menores. La mano de obra se componía de albañiles y de parados del pueblo. Para ello se constituyó una Cooperativa de la Construcción que fue comunicada al Ayuntamiento por Josep Balaguer, Joan Sánchez, Josep Vers y Francesc Camps[26].

En los documentos municipales de marzo de 1937 figura el socialista Pere Bru como alcalde. Ignoramos qué había sucedido, ya que las actas del Ayuntamiento de esa época se han perdido. Sin embargo, según los documentos tramitados a la Generalitat, publicados en los Boletines Oficiales, Pere Closa ejerció hasta octubre de 1937, cuando la alcaldía fue asumida por Josep Santasusana Carné. Existe una versión que dice que Pere Bru ejerció de alcalde hasta mayo de 1938, momento en el que falleció y Santasusana lo sustituyó.

En estos tiempos de revolución las organizaciones sindicales y de izquierda crecieron como la espuma. Así la UGT pasó de no existir a contar con cerca de 300 afiliados a mediados de 1937[27]. No obstante, la CNT era la fuerza predominante en la población, con 620 afiliados[28]. Como hemos visto, las buenas relaciones de este sindicato con ERC lo hacían un espacio de militancia también para los republicanos. El movimiento anarquista por fin logró arraigar, creando una agrupación de Juventudes Libertarias, con 102 miembros. Era más bien una entidad cultural y de socialización, aunque tenía fuerte influencia en la juventud del pueblo. Federic Cano Viñarta era su secretario general y Josep Ridó Sanz el secretario de actas[29].

De las Juventudes Libertarias, se conoce su junta de 1937, formada por Federico Cano, secretario; Josep Portella, vicesecretario; Josep Baró, tesorero y bibliotecario; Rosa Calmet, contadora; Rosa Baquero y Josep Closa, vocales[30]. Contaban con unos 40 miembros en el momento de su fundación, el 15 de diciembre de 1936, y en pocos meses se expandieron.

Dijimos antes que existe un vacío en la toma de actas del SUT que va desde 1933 hasta 1937. La recogida de actas se retomó en noviembre de 1937. Allí podemos ver que la junta de este momento se componía de Joaquim Clotet, presidente; Josep Deig, vicepresidente; Federic Cano, secretario; Ramon Guitart, vicesecretario; Carlos Tomasa, contador; Francesc Puig, Joan Giral, Manuel Martínez, Josep Calmet, Atanasio Iglesias, Rosa Baquero, Carmen Muiña y Valentín Oliva de vocales. Las actas no entran en demasiados detalles de las discusiones más allá de algunos conflictos laborales y tiranteces con la UGT y el Consejo Local (al que acusaban de tener un “carácter burgués”).

También relatan la constitución de los “almacenes confederales” que, según lo realizado en otros pueblos, se trata de una respuesta a no poder colectivizar el comercio local, haciendo que la CNT apostase por cooperativas o almacenes propios que ofrecieran productos solamente para su afiliación.

El origen del distanciamiento de la CNT con el resto del Consejo Municipal está en una ponencia presentada por ERC para que fuese el Ayuntamiento quien gestionase a partir de ahora todas las incautaciones. La CNT se opuso alegando que las expropiaciones ya las gestionaban las organizaciones obreras.[31]

Entre las bajas en el SUT, destaca la de Josep Deig, fallecido en marzo de 1938 y la de Francesc Puig, desertor de guerra y por tanto expulsado del sindicato. La guerra requería cada vez de más soldados y poco a poco las entidades revolucionarias se vieron privadas de numerosos militantes. Incluso el local de la CNT fue incautado por el ejército para uso de la tropa. El sindicato entró en crisis en mayo de 1938, celebrando su última sesión de la guerra el 25 de mayo (al menos la última que está registrada). Otro dimisionario fue Manuel Martínez, que lo hizo por no estar de acuerdo con que la junta sindical aprobarse una decisión de la asamblea de trabajadores de la casa Rovira y Pujol. No se especifican los motivos, pero presumiblemente era algún tipo de renuncia del sindicato.

En aquella época la mayor preocupación del Consejo Municipal era el alojamiento de los refugiados y garantizar las provisiones. En el último año de la guerra hubo 204 personas refugiadas, que constituían un 15% de la población del municipio. En lugar de dedicar algún edificio a su acogida, fueron repartidos por las casas del pueblo.

El consistorio de mediados de 1938 estaba compuesto por Josep Santasusana Carner (alcalde, de la CNT) [32], Federic Cano (jefe del comité local del CENU), Joan Gall Llach, Ramon Guitart, Josep Caballero, Manuel Martínez, Miquel Abanco Ferrer, Jaume Olivera Jordà y Josep Junyent [33]. Como las actas del Ayuntamiento entre noviembre de 1936 y julio de 1938 se perdieron, desconocemos a qué organización representaba cada cual. Este consejo llegó hasta el final de la guerra.

La guerra terminó en el municipio con dos matanzas. Una de ellas, la de cal Grisó se produjo cuando las tropas nacionales estaban en los alrededores de la población, el 27 de enero de 1939. La familia que vivía en esta masía apartada fueron a Callús pensando que ya estarían los nacionales. Sin embargo, por el camino se encontraron con unos soldados. Pensaban que eran de su bando y se identificaron con simpatizantes del franquismo. Los republicanos los hicieron prisioneros, volvieron a su masía para detener al resto de personas que se encontraban allí y fusilaron a los tres hombres de la familia. El otro se hizo el muerto y pudo salvarse. La otra masacre se produjo el mismo día en ca l’Agustí y la cometieron soldados del Cuerpo de Ejército Marroquí. Concretamente violaron y asesinaron a tres mujeres de la masía, degollando también al hombre de la casa.  

Como resultado del conflicto bélico, Callús perdió unos veinticinco mozos en acciones de guerra. Entre ellos se encontraban Antoni Biosca Elias, Pere Gall Vilanova, Valentí Oliva Rodorera y Carles Tomasa Estrada, miembros de la CNT[34]

Respecto a las víctimas del franquismo, Jaume Gall Vilanova fue ejecutado en 1939, en el Campo de la Bota, y Antoni Piñol Montané, fue condenado a cadena perpetua, siéndole conmutada más tarde por una pena de treinta años. Y alrededor de 45 personas fueron juzgadas sumarísimamente[35]. Por último, un vecino de Callús, Marcelino Ubach Peralta murió en el campo de exterminio nazi de Mauthausen-Gusen[36].

Conclusiones

Callús fue otro de aquellos pueblos controlados por la CNT en 1936. Podemos considerarlo como un bastión de la Confederación durante casi toda la guerra. Sin embargo, ya no está tan clara su vinculación con el anarquismo. Cierto es que durante la guerra existió realmente un movimiento libertario, que se tradujo en las Juventudes Libertarias. Pero también es cierto que los republicanos de ERC también estaban dentro de la Confederación. De hecho, seguramente lo consideraban “su” sindicato.

Como detalle destacable, diremos que lo primero que hicieron los franquistas al hacerse con el pueblo, fue cerrar la Cooperativa Unión Callusense y la sociedad Catalunya Nova. Esto nos da una pequeña pista de la conexión entre republicanismo y movimiento obrero.

El desarrollo del anarquismo local es muy tardío. Solamente despega a raíz de la guerra y destacan Federic Cano, Manuel Martínez, Carmen Muiña, José Guijarro y Jaume Gall (aunque este parece haber militado en ERC antes de la guerra). En un informe de la UGT de Súria tras los Hechos de Mayo de 1937, se relata que en caso de que la CNT quisiera hacerse con el pueblo (donde la UGT tiene mayoría de afiliados) ellos no iban a poder resistir, puesto que tenían menos armas que la CNT y además se hallaban “entre dos pueblos cenetistas”. El informe no lo dice, pero estos dos pueblos cenetistas no eran otros que Cardona y Callús[37].

Lo particular del caso de Callús es que el republicanismo no se alejó de la CNT en ningún momento. En 1931 lo más probable es que toda la base social del sindicato fuese republicana. La Junta fue determinante para conectar con los Sindicatos de Oposición de la CNT, en donde los republicanos de Callús se sentirían más cómodos. Pero esta conexión con el treintismo no arraigó en el pueblo, puesto que nunca existieron ni la Federación Sindicalista Libertaria ni el Partido Sindicalista, que eran las entidades políticas que emergieron a raíz del treintismo. En cambio, diversos miembros destacados de la CNT militaron también en ERC, empezando por su presidente Joaquim Clotet. Podemos ver una confluencia entre los dos movimientos en Octubre de 1934, donde entre los detenidos vemos tanto miembros de CNT como de ERC, porque todos estaban implicados en el movimiento subversivo. Durante la guerra ERC no pasó a segundo plano, sino que controlaba políticamente el Consejo Municipal con la connivencia de la propia CNT, que era quien controlaba el pueblo de facto. 


[1] Sala, Lluís, Serra, Marina y Fons, Ramon (1996). Callús. Història en imatges (1850-1975). Angle Editorial i Centre d’Estudis del Bages. pp. 31-21

[2] Sala, Serra y Fons (1966). Op. Cit. 33

[3] El Dia, 04/05/1931, p. 2 y Solidaridad Obrera, 05/05/1931, p. 5.

[4] Libro de Actas del Sindicato Único. Arxiu Municipal de Callús.

[5] El Trabajo, 14/01/1933, p. 4

[6] Los mejores trabajos sobre el treintismo en Catalunya son:
Vega, Eulàlia. (1980). El trentisme a Catalunya. Divergències ideològiques en la CNT (1930-1933). Curial. Barcelona. Vega, Eulàlia. (2004). Entre revolució i reforma. La CNT a Catalunya (1930-1936). Lleida, Pagès Editors.

[7] Ver Gómez, Miguel (2022). Todo el poder a los Sindicatos. El Congreso de la Federación Sindicalista Libertaria, julio de 1934. Alasbarricadas.org. 10/08/2022
<https://alasbarricadas.org/noticias/node/49332>

[8] SERRA, Jaume (1988): p. 73

[9] Gracias a las donaciones se pueden leer muchos nombres de afiliados al SUT Callús. Ver El Trabajo, 10/12/1932, p. 4.

[10] El Trabajo, 20/08/1932, p. 4.

[11] El Dia, 15/01/1934, p. 4.

[12] Actas del 01/02/1934 y 10/02/1934. Arxiu Municipal de Callús.

[13] Sala, Serra y Fons (1966). Op. Cit. 88

[14] El propietario de la colonia Cal Cavaller se llamaba Ignasi Maria Despujol i Díaz, barón de Callús y Marqués de Palmerola.

[15] Sala, Serra y Fons (1966). Op. Cit. 34

[16] Nombres encontrados en El Dia, 01/08/1935, p. 6.

[17] Catalunya Nova, 25/05/1936. nº 63. Arxiu Comarcal del Bages. Papers Recuperats del Franquisme, Partits Polítics de la Comarca.

[18] Butlletí. Esquerra Republicana de Catalunya, Secretaria General. núm 128, p.2.

[19] Sala, Serra y Fons (1966). Op. Cit. 35

[20] Acta de l’Ajuntament del 01/09/1936. Arxiu Municipal de Callús.

[21] L’Arada. La Memòria Popular de la Guerra Civil a Callús. El Poble. Revista d’informació municipal i de les entitats. Ajuntament de Callús i L’Arada Creativatat Social. p. 29

[22] Fue el primer alcalde franquista en 1939.

[23] Sala, Serra y Fons (1966). Op. Cit. 35

[24] Tal vez el acta estaba mal escrita y era Joan Gall Vilanova siendo, por lo tantdo, hermano de Jaume Gall.

[25] CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo, 288, 2, 4

[26] Acta del Ayuntamiento, 24/10/1936. Arxiu Municipal de Callús.

[27] Para su Congreso Regional del mes de septiembre de 1937, declaraban 240 cotizantes.

[28] Dato de Carta del SUT de Callús a la comissió de responsabilitats de la Generalitat. 25/06/1937. CDMH Salamanca, Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo 167, 1, 73-76.

Aun así, el SUT dio otra cifra de afiliación para un congreso regional, de 410 afiliados.

[29] Carta del SUT de Callús a la comissió de responsabilitats de la Generalitat. 25/06/1937. CDMH Salamanca, Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo 167, 1, 77-80.

[30] CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo 140, 4, 3, 9

[31] Acta del Ayuntamiento, 31/10/1936. Arxiu Municipal de Callús

[32] En 1932 aparece un tal Josep Santasusana vinculado a la CNT. No conocemos su segundo apellido. Su nombre aparece vinculado a donaciones solidarias enviadas desde Callús y recogidas en Solidaridad Obrera. Era trabajador de la fábrica Cal Cavaller. Presumiblemente se trata de la misma persona del alcalde de 1938, así que podríamos arriesgarnos a decir que durante su alcaldía estaría representando a la CNT. Existe una entrevista a su hija, pero no la aclara. Se puede consultar aquí:

https://foroporlamemoria.info/documentos/2004/santasusana_21022004.htm

[33] Acta del Ayuntamiento, 03/09/1938.

[34] Datos de El Cost Humà de la Guerra Civil a Catalunya. Memorial Democràtic. https://dedalo4.bancmemorial.extranet.gencat.cat/web_mdcat_cost_huma/

[35] Se puede consultar el listado en los datos abiertos de reparación jurídica de víctimas del franquismo. https://anc.gencat.cat/ca/detall/noticia/La-llista-de-reparacio-juridica-de-victimes-del-franquisme-en-dades-obertes

[36] Ficha de Ubach Peralta, Marcelino. Buscador de Españoles Deportados a Campos de Concentración. Archivo PARES.  

[37] Federación Local de la UGT y el Radio de Suria del PSU. Al secretariado regional de la UGT y el PSU. 14/05/1937. CDMH, Salamanca. PS – Barcelona, Generalitat, leg. 771, 4 – Consultable online en Arxius en Línia. Fons Llei 2005 de papers expoliats pel franquisme. UGT