Calders, como pueblo principalmente agrícola y ganadero, tuvo en el siglo XIX gran cantidad de viñedos, sin embargo, la filoxera terminó con la mayor parte de aquella actividad. Así que su actividad derivó en la producción de forraje, en la cría de ganado o en molinos de harina. Más tarde se instaló una industria nada desdeñable de tejidos de algodón que llegó a contar con cuatro fábricas, si bien, eran de pequeño tamaño.

A nivel administrativo, Calders estuvo unida con Monistrol de Calders hasta 1934, momento en el cual se desagregó ese municipio. Para 1936, según certifica el censo, Calders contaba con 838 habitantes.

A nivel político, el pueblo estuvo dirigido durante todo el período republicano por la derecha local. Tras la proclamación de la República, el nuevo consistorio local – nombrado el 16 de abril de 1931 – estuvo presidido por el alcalde Sebastià Illa Gros, cuyo primer teniente de alcalde, Ernest Santasmans Giró, será quien lo sucediera en el cargo tras las elecciones municipales de 1934. La derecha siempre venció con facilidad en Calders. Prueba de ello, fueron las elecciones de febrero de 1936, en las que el Front d’Ordre venció cómodamente por 467 votos a 190, de la lista del Front d’Esquerres, nombre que recibía el Frente Popular en Catalunya.

Para muestra del conservadurismo habitual en los pueblos pequeños, cabe decir que durante la Revolución de Octubre de 1934, el Ayuntamiento rechazó unirse a la proclamación republicana de Lluís Companys. Cuando se disolvió el Ayuntamiento, por directrices militares, el 22 de octubre se creó una comisión gestora que estuvo encabezada por el mismo alcalde Santasmans. Él sería quien llegase como alcalde al 19 de Julio de 1936.

En cuanto a la vida social del pueblo, bien poco podemos decir. No obstante, tenemos que mencionar la existencia de un Sindicato Agrícola, presidido por Valentí Casajuana, que representaba “la izquierda” de aquel municipio. Del resto de sindicatos o entidades izquierdistas no hay mención alguna, exceptuando una queja en Solidaridad Obrera, publicada en agosto de 1932. En ella se explicaba cómo el Ayuntamiento se negó a pagarle el salario a unos trabajadores de Sallent que estaban construyendo la carretera a Moià. Los trabajadores recibieron insultos xenófobos – por no ser catalanes – por parte de algún miembro de la corporación municipal y esas mismas personas instigaron a los ciudadanos a echarlos del pueblo por la fuerza – y sin cobrar[1].

No obstante, esta situación tan poco halagüeña para las izquierdas, cambió de la noche a la mañana al producirse el golpe de estado del 18 de julio de 1936. A los pocos días se constituyó un Comité Revolucionario Antifascista. La Causa General indica que sus miembros patrullaron la localidad y efectuaron detenciones. Al parecer, el origen de bastantes componentes del Comité estaba entre los trabajadores de la carretera, que vivían repartidos entre la casilla de los peones camineros, algunas casas del pueblo o en casetas de viña. Es decir, que surgían del escalafón más bajo de la sociedad.

En todo caso, ese comité estaba compuesto por Josep Pla Llidó (CNT), presidente, natural de Artano (Castellón) y maquinista de profesión, Pedro Reche, secretario, José García Martínez, natural de Somontín (Almería) y guarda de una propiedad, Juan Montoya González (CNT), natural un pueblo de Murcia, y Eladio Martínez, Leocadio Sánchez y Francisco Martínez, cuyo origen se ignora. Como vemos, en líneas generales eran personas forasteras, algunos casados con mujeres del pueblo (como Pla Llidó y García Martínez) y en general trabajadores de la carretera. Además de los anteriores, participaron Amadeu Roma Creus, Lluís Roca Matamala y Joan Sors Solà (CNT) que eran rabassaires. Celebraban sus reuniones en el Ayuntamiento y era allí adonde llevaban a quienes detenían. Requisaron dos coches y realizaron controles en las carreteras[2].

Como decíamos, el 29 de julio se celebró una sesión municipal en la que se dio cumplimiento al Decreto de la Generalitat que destituía de sus cargos municipales a todas las personas que no fuesen miembros del Frente Popular. Así que el alcalde y los regidores presentaron su dimisión. En su lugar, tomó posesión toda la junta directiva del Sindicato Agrícola. Durante varias semanas estuvo presidiendo el Consejo Municipal Sebastià Soldevila Vilaró, a quien después los franquistas acusaron de haber pertenecido al comité.

En cuanto a los asesinatos de aquella época, el 22 de julio, en la carretera de Argentona a Mataró, fueron asesinados tres párrocos del pueblo que la Causa General indica que eran miembros de Comunión Tradicionalista (carlistas): Jaume Tornamira Guixé, Marià Gros Serra y Josep Feu Ayats. Se indicaba que el Comité de Calders los había detenido y había hecho que los matara un comité de la zona de Cabrera de Mar.

Otros ejecutados según los datos de la Causa General, presumiblemente por los revolucionarios, en el día 8 de agosto, fueron el anterior alcalde, Ernest Santasmans y Francesc Arau Arcarons, anterior secretario municipal, que había sido miembro de Unión Patriótica durante la dictadura de Primo de Rivera. También fueron detenidos y llevados al Ayuntamiento por el Comité. Al día siguiente los trasladaron a Barcelona, pero fueron muertos en el término de Monistrol de Montserrat. Otro asesinato tuvo lugar en Barcelona, el de Fructuós Picanyol Solà, de quien se ignoran los responsables de su muerte. Además, en los límites del municipio aparecieron diversos cadáveres, achacados a la acción de los comités vecinos, ya que eran ciudadanos de aquellos pueblos.

Hacia el mes de agosto, comenzaron las incautaciones y expropiaciones de propiedades de personalidades derechistas. Por ejemplo, las tierras de la comunidad religiosa o las de Joan Arola y Joan Puigsubirà, que habían abandonado el pueblo. Se constituyó una colectividad con aquellas tierras y con otras, tales como el bosque El Canadell, Rubió de l’Alzina, Serramalera, Bellasch, Partagas, Domènec, etc. En total eran más de 800 hectáreas de bosques, viñas y oliveras, lo que la convertía en la colectividad más grande de la comarca[3]

Además de estas tierras, el Sindicato Agrícola incautó un edificio. La recién creada CNT, el café de la plaza, que tenía un teatro-cine, y el Ayuntamiento otros locales que destinó a escuelas y más tarde otras para los refugiados[4].

El 14 de octubre se constituyó el nuevo Consejo Municipal, compuesto por Rossend Galobart Nonell, Josep Bou Capellas y Josep Vila Rosell, de la UGT; Amadeu Roma, Juan Montoya González y Josep Pla Llidó, de la CNT; Valentí Casajuana Creus, Sebastià Soldevila Vilaró y Emili Soler Corominas, de ERC; y Joan Padró, representando a Unió de Rabassaires. Se eligió a Valentí Casajuana como nuevo alcalde. la CNT presidió las consejerías de Defensa, Trabajo y Economía, que eran las más relevantes[5].

En cuanto a la vida municipal, la mayoría de las reuniones del Consejo Municipal fueron muy técnicas tratando sobre pagos y arbitrios, refugiados, junta agraria, junta de defensa pasiva y poco más. Entre esas cuestiones estuvo la recogida de armas o una multa de 1.000 pesetas que se llevó el vecino Francesc Pincanyol por no pagar los impuestos que se le reclamaban.

En cuanto a los relevos en el consistorio, el PSUC (que tomó el relevo de la UGT a los meses de constituido el Consejo Municipal) tuvo que cambiar a Rossend Galobart por no llevar tres años empadronado en el pueblo, tal como pedía la ley de octubre de 1937. Lo mismo le ocurrió a Josep Pla, de la CNT. El PSUC poco más tarde dio entrada a Joan Ponsa Saura, Josep Carné Montal y Pere Sellarés Altimiras, mientras que la CNT a Pio Canadell Russinyol y Josep Jo Tarrés. Los rabassaires también relevaron a su representante, entrando Josep Galobart Oliveras. ERC también tuvo cambios, como la entrada de Salvador Valldaura Surinyach. Éste fue alcalde accidental durante algún tiempo de 1937 y Emili Soler (ambos de ERC) lo fue a finales de la guerra.

En el pueblo en los últimos tiempos se constató que no se tenían reservas de harina, y los abastos fueron el problema principal. La Causa General informaba que el alcalde Emili Soler Corominas había guardado unos 20 o 25 sacos de harina y al entrar las tropas Nacionales se los entregó a las nuevas autoridades.

Valentí Casajuana acompañó una expedición de personas de derechas hasta la frontera, que pretendían pasar al bando Nacional. Mientras que Salvador Valldaura Surinyach guardó en su casa diversos objetos religiosos de las iglesias y parroquias. Los franquistas determinaron que la actuación de este Ayuntamiento durante el transcurso de la guerra fue “más buena que mala” y los exoneró de los delitos de los que los acusaba.

En cuanto a los sindicatos, solamente conocemos datos de la UGT, con Juan Sallàs y Leonor Casajuana como presidente y secretaria, respectivamente. Se constituyó el 1 de agosto de 1936, y se instaló en un edificio de la carretera de Manresa número 18. En 1937 contaba con 150 afiliados. Otros militantes destacados del sindicato ugetista eran Josep Bou Capellas, Francisco Valderiola o Aurora Vidal Freixa.

Pero hemos visto que realmente el control del pueblo oscilaba entre los rabassaires y la CNT. No obstante, carecemos de datos concretos de ninguno de los dos sindicatos. Hay que decir que casi toda la izquierda del pueblo había militado en el Sindicato Agrícola (que durante la guerra fue la sección local de Unió de Rabassaires). Así que probablemente existía una doble militancia de personas que estuviesen en UR y la CNT o en UR y la UGT. Lo que sí está claro es que ERC se componía casi por entero de rabassaires. También queda clara, la mayor relevancia de la CNT ante la UGT, cosa que quizás pudo haberse traducido en una mayor afiliación, aunque esto es meramente deductivo.

Durante la guerra hubo cuatro jóvenes del pueblo muertos en acciones militares. Uno de ellos fue Sebastián Reche Sánchez, caído en el frente de Huesca. Tras la entrada de las fuerzas franquista, hubo catorce juicios sumarísimos con implicados del pueblo. Y dos de ellos, Josep Pla Llidó y Joan Sors Solá – ambos de la CNT – fueron ejecutados por su implicación en los sucesos de comienzos de la guerra.


[1] Los trabajadores eran Ginés Berlanga, José Carreras, Ángel López, José Ruiz, Antonio Gutiérrez, Juan Sáez, José López y Eduardo Muñoz. Solidaridad Obrera, 13/08/1932

[2] Causa General, Calders.

[3] CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 1, 55

[4] CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 1, 53

[5] Actes de l’Ajuntament, 14/10/1936. Arxiu Municipal de Calders