Reunió de les Joventuts Llibertàries de Manresa, 1935. Arxiu Comarcal del Bages. Fons Ajuntament de Manresa, UC. 537.

La ciudad de Manresa, capital del Bages, era una gran ciudad industrial que contaba con un potente sector textil (destacando su producción cintera), una fuerte industria alimentaria con fábricas de harinas y alcoholes, una notable metalurgia y grandes empresas de otros tipos (de madera, de calzado o de neumáticos). Para 1930 contaba con 32.151 habitantes. Sin embargo, se trataba de una ciudad que padecía un declive lento, pero progresivo. A comienzos de siglo había sido la cuarta ciudad más grande de Catalunya, pero en aquella época ya no figuraba entre las más pobladas.

La República[1] se proclamó con grandes festejos, poniendo en práctica así la proclamación de Francesc Macià. Inmediatamente se creó una Junta Provisional, que dirigió el Ayuntamiento hasta que estuvo correctamente configurado. Por entonces, se proclamó a Joan Selves i Carner como nuevo alcalde de la ciudad.

El republicanismo, que pronto entró dentro de la órbita de ERC, gozaba de gran raigambre en la ciudad. Hasta los años 20 la mayor parte de la vida asociativa de la ciudad había estado en manos de este sector, eso sin entrar en el no desdeñable asociacionismo católico, evidentemente. El anarquismo local, si bien existía desde 1872, no se puede decir que hubiese arraigado entre las masas obreras al menos hasta los años 1917-19, cuando los anarquistas del grupo Humanidad Libre realizaban conferencias en los sindicatos y cuando algún que otro profesor racionalista libertario dirigía la escuela del Ateneo Obrero Manresano.

Quizás el momento en el cual se puede considerar que el anarquismo ya dominaba la poderosa Federación Local de Sindicatos Únicos de Manresa – 8.500 afiliados en 1919 y 7.500 en 1923 – fue en 1923. Entre sus responsables también figuraba el equipo redactor del semanario El Trabajo, aparecido un año antes. Josep Espinalt Vila, director de aquel medio de comunicación, estaba también en contacto con Los Solidarios, un grupo anarquista que fue acusado de herir a cuatro pistoleros de los Sindicatos Libres de Manresa[2]. Era una venganza por el intento de asesinato, unos meses antes, de Ángel Pestaña, que había venido a la ciudad a realizar un mitin.[3] A fin de cuentas, Manresa era paso obligado de todo tipo de mítines y conferencias.

El caso es que a partir de entonces quedó un importante reducto de revolucionarios que se vehicularon a través de una Federación Local de Grupos Anarquistas formada en 1926. Estos grupos conformaron la FAI en la capital del Bages y ayudaron a proyectarla hacia otros pueblos. Pero su actividad no solo estuvo basada solamente en conspiraciones contra la dictadura de Primo de Rivera, sino que en 1930 fueron un factor decisivo para organizar sindicatos en Manresa, reconstruyendo la CNT con la misma fuerza que había tenido en 1919.

No todo el mérito de aquella CNT manresana lo tuvo la gente la FAI, es obvio. Existían muchos militantes obreros que, o bien provenían del sindicalismo “a secas” de 1919-1923, o bien se habían fogueado con las huelgas del textil de 1928 [4]. Esta militancia obrerista no tenía una ideología definida y oscilaba entre el republicanismo y el anarquismo, aunque no hay que desdeñar la presencia, ya por entonces, de un núcleo de comunistas que más tarde conformaron el BOC. Los sindicatos abrieron, primero en marzo de 1930 un local en la calle Urgell, 12, y después, en 1931, el Centro Obrero, en el local que antes había sido el Centro Republicano, en el Passeig Pere III, 45. Allí se instalaron los sindicatos de la Alimentación, Fabril Textil y Metalúrgico. A tener en cuenta: más tarde, los tres fueron puntales del treintismo manresano.

La llegada de la República no fue un camino de rosas. Los sindicatos de Manresa habían realizado dos huelgas generales, una el 19 de noviembre de 1930 y la otra el 12 de diciembre, sufriendo algunos detenidos en ambas ocasiones. Además, estas huelgas se retroalimentaron de otros importantes conflictos laborales, en especial el de la fábrica Pirelli.

La llegada de la República no paralizó el anarcosindicalismo, sino que fue un estímulo para su organización. No perdieron el tiempo los sindicalistas y pronto se dedicaron a crear secciones en todas las fábricas, hicieron giras de propaganda por todos los pueblos e impidieron que los republicanos pudiesen establecer la paz social. Los problemas sociales eran tan grandes que los conflictos surgían solos. Así ocurrió con la Telefónica en Manresa, que provocó una huelga general de solidaridad en toda ciudad el 13 de julio de 1931.

La proclamación de la Republica

Las elecciones del 12 de abril de 1931 constituyeron una victoria arrolladora para la candidatura de Concentración Republicana, que logró 15 regidores, frente a los 8 de la Lliga Regionalista [5]. Tras la victoria, conocida el 14 de abril, las calles de la ciudad fueron un clamor. Se rumoreaba que en Barcelona ya se había proclamado la República. El gentío acompañó a los republicanos a la Casa Consistorial, para que tomasen posesión. Una orquesta tocó La Marsellesa y Els Segadors. El acto fue breve pero muy emocionante. El Comité o Junta Revolucionaria tomó posesión del poder municipal e izó la bandera tricolor, así como la catalana. Por la noche alguien se metió el en Ayuntamiento y lanzó el retrato del Rey por el balcón consistorial. La masa lo destrozó entusiasmada.

La Junta estaba encabezada por el nuevo alcalde provisional Joan Selves i Carner. Tras las elecciones municipales, se resolvió esta situación de provisionalidad. El alcalde electo fue Lluís Prunés i Sató, miembro de la recién constituida ERC de Manresa. La Junta ordenó el desarme inmediato del somatén, reclamar la libertad de los presos de Manresa, enviar una delegación para contactar con Macià y animar al resto de los pueblos a proclamar la República. El secretario de la Junta, Francesc Barreras i Duran salió a las calles a pregonar el bando acompañado por un grupo de soldados. La lectura del bando provocaba ovaciones de aplausos.

Este ambiente de fiesta, no fue óbice para que la Federación Local de CNT propusiera a su vez su propia lista de reivindicaciones. El 15 de abril la FL de CNT convocó huelga general y una gran manifestación que recorrió las calles para entregarle sus reivindicaciones al Ayuntamiento. Entre las peticiones estaba el desarmar el somatén y a los partidarios del anterior régimen, disolver la Guardia Civil, destruir de ficheros policiales y, por supuesto, la libertad de asociación y sindicación [6]

En estos momentos había buen entendimiento entre anarcosindicalistas y republicanos. Joan Selves pidió que la CNT desconvocase la huelga y aceptase el nuevo régimen republicano. Al parecer incluso ofreció que los militantes de la FAI aceptasen algunos cargos municipales, cosa rechazada por ellos[7]. Los representantes de la CNT estaban de acuerdo con respetar la nueva república, aunque dijeron que tendrían que reunirse antes con los sindicatos, y un representante de la CNT, Josep Corbella, habló desde el balcón del Ayuntamiento[8]. La CNT logró la puesta en libertad de todos los presos comunes, y tres de ellos acompañaron a Corbella en el Ayuntamiento. De esta forma, la CNT manresana volvió a la legalidad.

El crecimiento de la CNT y la oleada de huelgas

Los republicanos en el poder tenían la intención de consolidar la República, ya que eran conscientes de que tenían numerosos enemigos. Pretendían establecer una alianza con el movimiento obrero, mediante planes de trabajo para combatir el paro forzoso y a través de la intervención municipal como parte mediadora en los conflictos entre empresas y trabajadores.

Sin embargo, los sindicatos pronto se emanciparon de esta tutela republicana y se negaron a reconocer una parte mediadora. Por el contrario, prefirieron negociar bases de trabajo por su cuenta, confiando en la nueva correlación de fuerzas que los beneficiaba.

Y es que, en aquellos meses, hubo una avalancha de afiliaciones. En el Congreso de Madrid, en junio, la FL de Manresa envió representantes de 5 sindicatos y 4.484 afiliados[9]. Mientras que, en el Pleno Regional del 4 de agosto, la FL había crecido hasta 8.575 afiliados, lo que suponía el 75% de la población activa industrial de la ciudad[10]. Esta fuerza inflamó el movimiento obrero.

Entre la crisis económica y la creciente organización sindical se generó toda una oleada de huelgas en casi todos los sectores: panaderos, zapateros, textil, transporte, madera, metal, la fábrica Pirelli, entre otros. La huelga de teléfonos derivó en una huelga general de apoyo, convocada el 13 de julio, que no escatimó en sabotajes[11]. Como es evidente, si las huelgas triunfaban, como fue el caso, se solía afiliar toda la plantilla en bloque.

El conflicto más importante de ese momento, sobre todo a partir del otoño, fue el del textil. La negociación de las bases del sector fue un punto álgido de conflicto, puesto que los sindicatos amenazaban con la huelga para las cerca de 20.000 personas de la comarca que trabajaban en el sector. Los empresarios respondieron ofreciendo un seguro de maternidad, que en la practicaba descontaba 15 céntimos a todas las mujeres. Los sindicatos entendieron que era una burla, como si fuera un seguro a la medida de las empresas, que las compensaría si una mujer tenía hijos. Así pues, los sindicatos añadieron cláusulas de control sindical en las empresas e incluso añadieron un apartado de principios, donde indicaban que el objetivo de los trabajadores era el comunismo libertario, cosa que los empresarios se negaron a firmar. El Sindicato Único del Fabril y Textil convocó varias asambleas enormes en el teatro Kursaal, que contaron con la asistencia de unas 1.500 personas [12].

La Insurrección del Alto Llobregat y la crisis interna de la CNT

La situación política y social a finales de 1931 era altamente explosiva. Las masacres que realizaban las fuerzas del orden público en diversos puntos de España se sucedían y el malestar crecía. La crisis económica se hacía permanente y en algún momento se podía desatar una situación incontrolable. La chispa se encendió en Fígols. Fue un conflicto de carácter espontáneo, pero fue como una bola de nieve y la insurrección superó todas las expectativas.

En Manresa, los sindicatos habían convocado huelga el 20 de enero, y el grupo de acción anarquista intentó unirse a la insurrección. La huelga fue total en la ciudad. Sin embargo, la presencia en la ciudad del Batallón de Ametralladoras núm. 4 imposibilitó cualquier proclamación del comunismo libertario.

Entre los sindicatos de Manresa hubo un serio conflicto. Por un lado, la Comarcal se había reunido en Gironella el día 21 para ver qué tipo de respuesta se daba. Se acordó convocar una huelga de brazos caídos. Y esto hicieron los sindicatos de la comarca. Pero por contra, cuando llegaron noticias de que Fígols estaba en poder de los mineros, y que éstos habían bajado a Cercs y Guardiola de Berga, la reacción fue incontenible. Los revolucionarios tomaron los puntos estratégicos y en Balsareny, Cardona, Sallent, Súria y Navarcles proclamaron el comunismo libertario.

El día 22 los militares controlaron totalmente la capital del Bages, registraron la sede de la FL y se llevaron detenidos a todos los que se encontraban en el lugar [13]. Hubo un tiroteo en la calle Joc de la Pilota, pero sin relación con ningún plan establecido por los revolucionarios. Más tarde fueron detenidos varios piquetes de esta huelga acusados de enfrentarse a la fuerza pública [14].

En el Parlamento hubo quienes se pusieron de parte de los mineros, como el exalcalde Joan Selves i Carner, que intervino relatando las penosas condiciones de la mina y los duros efectos de la crisis. Se presentaba como un episodio fundamentado en la miseria más cruda, fruto de la desesperación. Se obviaba aposta el factor de la conciencia política. Los obreros y mineros más politizados habían estado escuchando todo tipo de proclamas radicales y recibiendo consignas para momentos como ese. Era el día que habían estado esperando. Pero la CNT, en tanto que organización, no había sido clara en aquellos días, cosa que pronto iba a tener consecuencias.

Al ver la represión del Estado, que deportó a Guinea Ecuatorial a más de 100 anarquistas, entre ellos una veintena de la comarca, algunos militantes, que ya tenían una actitud confrontativa y revolucionaria, se radicalizaron aún más. Por entonces, en Manresa, comenzaron a aparecer depósitos abandonados de bombas y cartuchos de dinamita[15]. Esto generaba gran alarma social y además acentuaba la represión que se vertía sobre todo el sindicalismo sin hacer demasiadas distinciones. Se puede ver que entre los detenidos de enero había indistintamente militantes afines al treintismo o al faísmo. Dentro de los sindicatos se generó una brecha creciente entre las posiciones más revolucionarias y las moderadas. En aquella época, ERC se alejó del sindicalismo cenetista.

La ruptura de algunos sindicatos como la FLS de Sabadell y la expulsión de la FLS de Lleida y Girona por ser federaciones con juntas sindicales del BOC, enrarecieron aún más el ambiente interno. Los enfrentamientos entre las tendencias fueron a más. La tendencia moderada o treintista de la ciudad, utilizaba el semanario El Trabajo para marcar una línea que se alejaba de la FAI, señalada como irresponsable, aventurera y que ejercía una dictadura sobre quienes no eran de su cuerda.

El Pleno Regional de Sabadell, de abril de 1932, ya marcó un serio distanciamiento entre los sindicatos manresanos afines al treintismo (Alimentación, Madera, Metal y Fabril-Textil) y los de la FAI (por entonces, solamente Construcción). Los treintistas habían apartado al Sindicato Único del Ramo de la Construcción de la Federación Local. Construcción alegaba que se le había apartado por negarse a ceder los libros de actas de la entidad al Gobierno Civil, como ordenaba la ley.

Lo cierto es que, en agosto de 1931, Marià Prat, director de El Trabajo, había firmado el Manifiesto de los Treinta. Y que, días más tarde, en septiembre, un grupo de 44 militantes manresanos firmaron un manifiesto de adhesión al movimiento treintista [16]. En aquellas mismas semanas un grupo de militantes de Sabadell hizo exactamente lo mismo. Con ello en la capital del Bages se recorrían los mismos pasos de Sabadell[17].

Sea como fuere, a finales de 1932 ambos sectores habían roto relaciones, a efectos prácticos. Esta ruptura afectó la huelga de la Pirelli, que terminó en derrota por que la Confederación estaba más pendiente de su conflicto interno. El sector revolucionario constituyó un Comité de Defensa, formado por Vicente Satina, Ramon Planas, Josep Soler Castella, Josep Aliet y Jep Campos, que preparó la siguiente insurrección[18].

El 8 de enero de 1933 en Manresa estallaron dos bombas. Esta acción estaba coordinada por un Comité Revolucionario anarquista desde Barcelona. Para ello había venido a la ciudad Cristóbal Albadaldetrecu y organizó un comité revolucionario comarcal con sede en Sallent y otro local de Manresa. A pesar de todo el 8 de enero fue un fracaso total en la capital del Bages. La Guardia Civil de Manresa encontró un escondrijo con 500 cartuchos de dinamita.

En Sallent los mineros atacaron el cuartel mediante un nutrido tiroteo. La revuelta fue sofocada produciéndose 2 muertos, 3 heridos y 25 detenidos. En Monistrol de Montserrat hubo otros 15 detenidos. En Navàs también hubo un ataque a la Guardia Civil.

Ni que decir tiene que los treintistas, entendieron esta insurrección como un suicidio y sus comentarios arreciaron. A finales de mes el Sindicato Único Metalúrgico de Manresa celebró una asamblea general en la que aprobó un manifiesto con un mensaje muy duro contra la intromisión de la FAI en las juntas de los sindicatos. Este manifiesto fue enviado a seis periódicos, Solidaridad Obrera, El Diluvio, Cultura Libertaria de Barcelona, CNT y La Tierra de Madrid y El Trabajo de Manresa. A partir de entonces arreciaron los ataques contra este sindicato. Sin embargo, la junta del Fabril y Textil se expresaba en los mismos términos que el Metal emitiendo su propio manifiesto[19].

La situación se agrió tanto que en algunas asambleas incluso salieron a relucir las pistolas. Y en una alguien disparó al techo con un arma de fogueo, así que se llegó a las manos[20]. El 8 de julio la CNT (sector FAI), tras un mitin, intentó recuperar por la fuerza la imprenta de El Trabajo [21]. Una manifestación se dirigió hacia el edificio de la carretera de Cardona, 32 y si no llega a ser porque se interpuso un cordón de guardias armados, habría corrido la sangre, puesto que los treintistas cercados no pensaban rendirse sin luchar.

El 8 de diciembre de 1933 también explotaron tres artefactos explosivos, destrozando las torretas eléctricas y dejando sin luz parte de la ciudad. Una de las bombas estalló en la Seu de Manresa. Sea como fuera, aquel día terminó con nueve detenciones[22].

Para 1934 ambos movimientos (treintistas y faístas) actuaban totalmente por separado. Los primeros tenían un Ateneo Sindicalista, el periódico El Trabajo, varios sindicatos (Alimentación, Fabril-Textil[23], Madera, Metal y Piel) que totalizaban 2.425 afiliados[24]. En cambio, los oficialistas (CNT-FAI) contaban con los sindicatos de Caucho[25], Construcción y Ferroviarios, y tenían 1.010 afiliados a finales de 1933[26]. Contaban con un Ateneo Cultural de Divulgación Social que a mediados de 1934 derivó en las Juventudes Libertarias. Esta nueva agrupación marcaría un punto de inflexión en el retroceso del anarquismo local.

El conflictivo año de 1934

En julio de 1931 el Gobierno central estuvo valorando el cierre definitivo del Cuartel del Carmen de Manresa. Los militares habían retirado el Batallón de Cazadores de Montaña de Reus, que había estado en la ciudad desde 1903. En su lugar llegaron dos compañías de Barcelona. Sin embargo, la insurrección del Alto Llobregat cambió la actitud de los republicanos. Así, mientras en julio de 1931 se oyeron protestas de consejeros municipales contra la presencia del ejército y la Guardia Civil en la ciudad, en enero de 1932 todo el consistorio recibió con alivio las unidades militares que recorrieron la comarca para aplastar el movimiento revolucionario. Después de la revuelta, en marzo, se retiraron las dos compañías de Barcelona y llegaron a la ciudad 180 soldados de Málaga, que fueron la base de un nuevo batallón, el Batallón de Ametralladoras, núm. 4.

En mayo, el Ayuntamiento del republicano Lluís Prunés inició los preparativos para evitar futuras insurrecciones y, animado por los sectores más conservadores de la ciudad, creó la Junta de Acuartelamiento.

El Ayuntamiento elaboró un informe donde exponía la necesidad de “proteger” una comarca que por entonces contaba con 218 fábricas y 70.000 trabajadores, con 4.300 mineros. Habría que aclarar que la comarca de la que hablaba el Ayuntamiento abarcaba todo el Alto Llobregat y el Cardener, es decir, el Berguedà y el Bages. Se consideraba positivo tener el cuartel en la ciudad no sólo por cuestiones de seguridad, sino también para que los mozos que debían hacer el servicio militar no tuvieran que desplazarse a otras ciudades.

Volviendo a la junta antes mencionada, el 3 de mayo de 1932, bajo la presidencia de Lluís Prunés, se reunieron los siguientes fabricantes: Joan Jorba, Josep Alter, Francesc Sanfeliu, Ferran Ferrer (de la Cámara de la Propiedad), Mariano Calviño (representando a su padre Cástor Calviño), Félix Busquets (representando a Eusebi Bertrand i Serra), Miquel Soler y Francesc Gual. Su objetivo era reunir fondos para las obras del cuartel del ejército, por entonces bastante deteriorado. La junta se estuvo reuniendo hasta 1935, cuando surgieron importantes diferencias entre los propios empresarios. Además, se decidió construir un cuartel para la Guardia Civil, que sin embargo no estaría listo hasta los años 50. Todo esto lo pagaron entre los mencionados industriales y otros empresarios de la comarca a quienes se les pidió su contribución monetaria [27].

ERC pensaba que podría garantizar el orden público gracias a iniciativas como estas. Pero, a su vez, la derecha comenzó a envalentonarse y a abogar por un cambio de gobierno por las buenas o por las malas. La campaña electoral de noviembre de 1933 fue bastante tensa en la ciudad, con algunos incidentes entre partidarios de ERC y los de la Lliga o los carlistas. Pero las elecciones municipales de enero de 1934 fueron algo parecido a un detonante. En toda la comarca – y en general en toda la Catalunya interior – se registraron graves incidentes.  

La campaña electoral había sido bastante sucia, con ERC acusando la Lliga de comprar votos y metiendo a la FAI en sus trifulcas, acusándola de estar en connivencia con la derecha.[28] La prensa de ERC acusaba a la Lliga de ser un partido fascista y de repartir garrotes entre su gente. La Lliga iba a esas elecciones en alianza con los carlistas y los monárquicos dentro de la candidatura de Defensa Ciudadana. Esta candidatura denunció que ciertos individuos de ERC armados de palos le impidieron votar a las monjas capuchinas del centro. Por su parte, fuentes de ERC denunciaron la presencia de pistoleros de la Lliga en el barrio manresano del Poble Nou.

Tras la victoria en las urnas, una multitud izquierdista se dirigió a la sede de los periódicos conservadores El Pla de Bages y Patria, siendo estos diarios asaltados. La muchedumbre les destrozó el mobiliario y tardaron varios días en volver a salir la calle. A continuación, la gente se dirigió a casa del candidato derechista Vall-llosera[29] profiriendo insultos y rompiéndole los cristales de su domicilio, que tuvo que ser protegido por las fuerzas de la Guardia Civil, impidiendo que las cosas fueran a mayores. ERC acusó de ser agentes provocadores en la manifestación a diversos funcionarios municipales relacionados con la derecha y exigió su destitución, que se efectuó cuando se hizo cargo del Consejo Municipal.[30]

En Manresa la izquierda había derrotado a la derecha por 8.440 votos a 7.258. La derecha triunfó en el primer distrito (el centro) y la izquierda en el resto. El alcalde electo era Francesc Marcet Artigues, de ERC. Entre su lista de regidores iban los socialistas Josep Flor de Lis Geniqué y Marcel·lí Font Brunet, ambos por USC. Era la primera vez que llegaba el socialismo al consistorio manresano[31]

Pero la derecha no aceptó de buen grado la derrota. En el mismo mes de enero, unos pistoleros dispararon contra el militante de Estat Català, Marià Homs, hiriéndole. Este atentado fue respondido en abril por otro, tras ir un grupo de unos 35-40 personas a ajustar cuentas con un grupo de derechistas. Dos de ellos fueron heridos de bala[32]. Ante el cariz que estaban tomando los hechos, todos los regidores del Ayuntamiento decidieron cerrar filas y condenar toda la violencia, viniera de donde viniera. Pero la situación se había enrarecido ya, y los ataques entre derechas e izquierdas continuaron en la prensa, que contribuyó sobremanera a tensar la situación. Tras los Hechos de Octubre, con la izquierda ilegalizada, un grupo de pistoleros de derechas intentó asesinar al depuesto alcalde Marcet.

Otro factor de conflicto lo constituyó la Alianza Obrera, que en la ciudad estaba impulsada por el BOC. En Manresa la Alianza se llamó temporalmente Comité de Enlace Antifascista. El Comité fue creado en una asamblea celebrada en el Teatro Kursaal, en agosto de 1933. Participaron el BOC, la Federación Sindicalista Libertaria, la USC, el Ateneo Sindicalista de Divulgación Social, la Federación Local de Sindicatos de Oposición, Unió de Rabassaires, la UGT, el Sindicato Autónomo de Vetaires, El Ràdium, la Asociación de las Artes del Libro, el Sindicato de Industrias Eléctricas, la Asociación de Camareros y Cocineros “La Nueva Alianza” y el Sindicato Autónomo de la Construcción. Más tarde se agregó el Partit Català Proletari [33]. Como vemos, en este frente común contra el fascismo solo faltaban la CNT-FAI y el PCC.

Tras las elecciones, en las que ganó la izquierda, la Federación Local de Sindicatos de Oposición convocó una gran manifestación de unas 5.000 personas y se dirigió al Ayuntamiento. Allí le entregó a los nuevos consejeros y al alcalde unas peticiones tales como la disolución del somatén, un plan de obras públicas, escuelas laicas, la abolición de las órdenes religiosas, la derogación de la ley de asociaciones del 8 de abril de 1932 y el fin del “estado de prevención” por su connotación antidemocrática [34]. Marcet les aseguró que el día siguiente aprobaría todas las peticiones que fuesen competencia del Ayuntamiento. Es decir, ninguna, salvo la expulsión de los referidos funcionarios reaccionarios.

La Alianza Obrera convocó en toda Catalunya una huelga general el 13 de marzo de 1934, con la queja de los Sindicatos de Oposición de que había sido convocada por los partidos políticos. La queja no era baladí, ya que en la práctica eran los sindicatos los que tenían que paralizar las fábricas. Exigían ser ellos quienes decidiesen este tipo de acciones. Aun así, la huelga fue casi total en la ciudad.

Y es que esta huelga venía precedida de una huelga laboral, iniciada el 10 de marzo, solo tres días antes. Esta huelga se produjo porque Ramon Bach, patrón de Hilaturas Bach de la barriada de Els Comdals, redujo la semana laboral a 4 días, con la correspondiente rebaja en los sueldos. Esta decisión fue contestada con una huelga. A los tres días ocurrió lo mismo en la fábrica Bertrand i Serra. Así que el sindicato convocó una huelga general del textil que arrastró nada menos que a 26 sindicatos locales y a 9.000 trabajadores de la comarca, formándose comités de huelga en todas las empresas y logrando la solidaridad de El Ràdium – apoyo que le devolvieron en su huelga del verano[35].  Por tanto la huelga textil fue la base de la huelga general en el Bages.

Más adelante, la Alianza impulsó Frentes Únicos de Trabajadores de distintos sectores (Luz y Fuerza, Alimentación, Metal, Artes Gráficas o Fabril y Textil). Eran frentes de distintos sindicatos de ramo, independientemente de a qué central sindical estuviesen federados.

La Alianza Obrera suponía un punto de contacto entre los Sindicatos de Oposición, los sindicatos afines al BOC y los de la UGT. Con esta confluencia los treintistas fueron estableciendo una relación personal más estrecha con personalidades de otros partidos socialistas. Esto tendrá consecuencias políticas en el futuro.

Es interesante notar, que en este ambiente de tensión – con violencia entre treintistas y faístas, entre republicanos y derechistas, con el conflicto rabassaire en su apogeo, con el conflicto entre la Generalitat y el gobierno central – el diario derechista El Pla del Bages incendiaba el ambiente político local y publicaba cada día noticias sobre las actuaciones de los socialistas en toda España (con escondrijos con armas descubiertos y registros a sus sedes casi a diario en septiembre). Se preparaba así el Octubre.

Octubre y el bienio negro

El 6 de Octubre fue una fiesta popular. Se había convocado huelga general en la ciudad el día anterior, tras oírse por Radio Barcelona informaciones que decían que la capital catalana estaba paralizada por la huelga. Así que inmediatamente se dispusieron piquetes hacia todas las fábricas y las paralizaron. Más tarde cerraron los cafés y las tiendas del centro. A mediodía un grupo de personas encabezadas por comunistas del BOC asaltaron el Club Republicano (lerrouxista), destrozándolo. Por la noche, uno de los heridos derechistas del mes de abril (Jaume Casals) fue nuevamente golpeado y amenazado de muerte, por un escamot de Estat Català.

El sábado 6, por la mañana, ya se veían bastantes hombres con armas largas por la calle actuando como “guardia cívica”, según el lenguaje que empleaban. Aquella mañana el grupo del BOC asaltó una armería en la calle Magnet llevándose 24 armas de caza y municiones. El local del BOC, de la calle Urgell, estaba a rebosar de gente. Invitaban a la manifestación de la tarde, según se proclamase la República Catalana.

El Comité Revolucionario tenía su sede en el local del Centre de Dependents, en la Muralla. Allí se encontraban reunidos los escamots de ERC y Estat Català cuando grupo de militantes de la FAI, actuando al margen de su organización, se les unieron como solidaridad. Este gesto facilitó en adelante el entendimiento entre les izquierdas manresanas.

La Alianza Obrera envió una comisión al Ayuntamiento pidiendo la disolución de las órdenes religiosas y asumir ella una parte del orden público. De hecho, esto ocurrió ese mismo día en Sabadell, totalmente controlado ya por la Alianza Obrera. En Manresa la manifestación no fue muy grande, contando con 500 personas. Pero más tarde se celebró un mitin de la Alianza Obrera en la plaza de toros del Congost ante 4.000 personas, que ya era una asistencia relevante.

A las 8:15 de la tarde Companys proclamó la República Catalana y el júbilo estalló en la calle. Aparecieron cientos de rabassaires que habían incautado camiones y coches para llegar a Manresa. También llegaron grupos armados de algunas poblaciones. Por la noche, toda esta gente armada patrulló las calles, así como los tejados y balcones, temiendo que el batallón saliese del cuartel. De madrugada algunos marcharon a Barcelona, donde se necesitaban refuerzos. Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo fueron llegando noticias de la derrota en Barcelona y los revolucionarios se desanimaron.

A las tres de la madrugada, ya del día 7, el batallón al mando de Emeterio Saz, salió del cuartel tomando posiciones en algunas calles. A las 6 tomaron la Plaza de la República y entraron en el Ayuntamiento deteniendo a todo el mundo. Entre los numerosos detenidos se encontraba el alcalde y la mayoría de consejeros municipales. Aquel domingo toda la ciudad estuvo ocupada por los militares, aunque la situación tardaría en volver a la normalidad debido a la huelga [36].

La CNT-FAI no había sido invitada a participar en los hechos relatados, aunque se encontraba muy alejada políticamente de la revuelta. Poco antes de octubre había organizado un Comité de Defensa formado por Pedro Flores, Paulí Malsand y Jesús García, entre otros[37]. Este comité era la continuación de otro al que las autoridades estuvieron a punto de descubrir, así que hicieron lo más sensato: pasarle el testigo a otro grupo y quitarse del medio. Su tarea principal fue traer explosivos y esconderlos en las cercanías de Manresa. Para orientarlos había venido a la ciudad Liberto Sarrau, quien les enseñó a fabricar las llamadas “bombas FAI”.

El día 8, al conocer las primeras noticias de Asturias, quisieron reactivar la insurrección. Para ello contactaron con la Alianza Obrera. Sin embargo, ésta se encontraba en un estado de ánimo derrotista y no quiso hacer nada. Los libertarios actuaron por su cuenta, volando postes de fluido eléctrico e intentando sublevar el batallón, dado que tenían compañeros cenetistas haciendo el servicio militar. Uno de ellos era José Pellicer, quien luego tuvo un papel destacado con la Columna de Hierro en la guerra.

Pero la intentona del día 8 fracasó rotundamente y los soldados también asaltaron la sede de la CNT, situada por entonces en el Pasaje sin Nombre, 8 (actual Era de l’Esquerra). La CNT tuvo un grupo de detenidos como Emilià Martínez, Felipe Díez, Guillermo Alarcón, Gabriel Piedra, Jesús García, Cristóbal Girona, Julio Peñalver, José Pellicer, Paulí Malsand, Josep Prat, Carles Mindó, Jaume Arnau, “Joselín”, etc. En total 97 personas de Manresa fueron procesadas[38].

La Guardia Civil estuvo semanas patrullando por las calles. También se armó una nueva guardia cívica (de derechas) llamada Acción Ciudadana[39], que sustituía el somatén. Asimismo, hicieron su aparición las Juventudes de Acción Popular, JAP, del partido de Gil Robles, la CEDA. Este partido atrajo a muchos jóvenes católicos de la FJC. Cuando la situación se normalizó tomó posesión de la alcaldía Josep Maria Servitje, de la Lliga Regionalista.

A pesar del gran quebranto que supuso para la CNT la represión de Octubre, se reconstruyó en enero de 1935. Por entonces una nueva generación tomó el relevo. Procedía de las Juventudes Libertarias y ante el encarcelamiento de los militantes más veteranos tomaron cargos de responsabilidad[40].

Estos jóvenes lograron reestablecer el funcionamiento de la CNT en aquella semiclandestinidad de 1935[41]. Tal es así que en enero de 1936 se celebró el Pleno Regional de Barcelona y enviaron representantes de los sindicatos del Caucho, Ferroviarios, Fabril-Textil, Construcción y Oficios Varios, así como de la Federación Local [42].

En esa ocasión, fruto del ambiente del momento, también apoyaron la decisión general, de que la CNT no debía de hacer campaña abstencionista en las elecciones de febrero de 1936. La FAI local no estaba de acuerdo, aunque esta vez su postura fue minoritaria. El caso es que ante la circulación de unas octavillas que instaban a la abstención firmadas en nombre de la CNT, la Federación Local salió al paso diciendo que no tenía nada que ver con eso y que “no había que hacer caso de los llamamientos a no votar”. En otras palabras, que avalaba el voto.

El movimiento libertario

Hasta el momento se ha hablado sobre todo de la CNT y de sus tendencias. Sin embargo, hay que mencionar una parte de lo que rodeaba a esa CNT, que era el movimiento libertario.

En primer lugar, en la ciudad había varios grupos anarquistas tales como Sol de Oriente, Aspiración Ácrata, Rojo y Negro y Los Consecuentes (que se definía a sí mismo como individualista y “contrario al treintismo”). Estos grupos formaban una Federación Local de Grupos Anarquistas y estaban adheridos a la FAI. Es decir, que cuando se habla de la FAI, en concreto, se trata de estos grupos. Con toda seguridad también sobrevivía alguno de los grupos creados en los años 20. Entre todos los grupos de la FAI no pasaban de dos o tres docenas de individuos.

Sin embargo, en Catalunya las Juventudes Libertarias se organizaron como sección de cultura y propaganda de la FAI. No se adhirieron a la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias hasta 1937. Su método de organización era más abierto, favoreciendo grandes agrupaciones. Aun así, grupos como Aspiración Ácrata eran grupos de jóvenes en la práctica. Las Juventudes de Manresa procedían de un fallido Ateneo Cultural de Divulgación Social situado en la calle Pedregar, 15[43]. En 1934 se trasladaron al local del Pasaje Sin Nombre y hacia el mes de febrero organizaron las Juventudes [44]. Se extendieron por todos los barrios y fábricas y en el verano de 1936 contaban con unas 250 personas adscritas. Por su parte, los treintistas contaban con el Ateneo Sindicalista de Divulgación Social, situado en la Calle Urgell.

En las juventudes se hacía hincapié en la moral anarquista y en llevar a cabo una vida sin vicios. Tenían un grupo excursionista llamado Germinal. Y en su interés con fomentar una vida sana coincidieron con otro grupo llamado Agrupación Naturista Libertaria que por entonces existía en la ciudad. También la agrupación naturista se nutría de las Juventudes. En un principio todos los naturistas estuvieron en la misma agrupación, pero más adelante los de tendencia libertaria crearon la suya.

Otro espacio importante del movimiento fue el Ateneo Cultural Popular. Este ateneo venía de la necesidad de organizar un ateneo propio, al margen del Ateneo Obrero, controlado por los republicanos. Lo fundó la Agrupación Pro-Cultura Faros el 31 de octubre de 1931. Esta agrupación contaba con 25 socios. No se trataba de un grupo de la FAI, sino un grupo cultural en el que sus miembros optaban por el anarquismo. Su objetivo era fundar una escuela racionalista, cosa que lograron en febrero de 1932. El ateneo abrió su local en la calle Mezquita (actual Juan XXIII).

Cuando el ateneo abrió, estuvo a cargo del maestro racionalista aragonés José Alberola y Joaquima Colomer (compañera del rabassaire Nònit Puig). A su vez, el grupo Faros se trasladó desde un local de la calle Barreras al local del Pasaje sin Nombre, 8, primer piso. Fueron ellos quienes abrieron ese local. Y cuando estalló el conflicto entre treintistas y faístas acogieron al sindicato del Caucho en ese local. Faros se disolvió porque hacia mediados de 1932, estando numerosos militantes detenidos, llegó a su conocimiento la noticia de que la Agrupación había organizado una conferencia sobre el amor libre a la que asistieron bastantes mujeres. Entre otras, algunas compañeras de aquellos represaliados. Pensaron los presos mal – cuestiones de celos – y cuando salieron fueron a “buscar” a los de Faros, acabando aquí su actividad.

Por otra parte, el Ateneo Cultural también tuvo vida agitada, puesto que, al estallar el conflicto con los treintistas, algunas madres sacaron a sus hijos de allí. Alberola intentó que el Ateneo permaneciese al margen de la polémica, pero él estaba muy identificado con la corriente faísta y se le hacía el boicot. Tuvo que marchar. Fue sustituido por el uruguayo José Carreño hasta que llegó otro aragonés, Felipe Díez Sada para hacerse cargo de la escuela. La escuela recibió una campaña en su contra por parte de la Asociación Católica de Padres de Familia, presidida por Isidre Alabern, que publicaba artículos diciendo que se enseñaba a los niños a fabricar bombas y que era un centro satánico en donde orinaban en los crucifijos. Tras los Hechos de Octubre Felipe Díez fue encarcelado y la escuela cerrada por las autoridades. La escuela volvió a abrir en 1936 en la calle Sobrerroca, 42.

Como vemos el movimiento libertario se había dotado de un entorno social bastante dinámico: sindicatos, grupos anarquistas, ateneos, escuelas racionalistas, juventudes y grupos naturistas y excursionistas. Además, alguna de su gente participaba en el Ateneu Obrer Manresà, aunque predominantemente lo hacía el sector republicano y algunos libertarios de tendencia treintista. Para 1935 este ateneo, el más importante de la ciudad, contaba con 700 personas asociadas. Tenía una escuela racionalista y de allí habían surgido otros proyectos, como Radio Manresa.

Los partidos obreros

El recorrido quedaría incompleto sin un vistazo a los partidos obreros presentes a la ciudad. En primer lugar, cabría hablar de la Agrupación Socialista Manresana, adherida al PSOE. Esta agrupación remonta sus orígenes a finales del siglo XIX y principios del siglo XX tiempo en el que tuvo alguna influencia entre las sociedades obreras de la capital del Bages. Sin embargo, no acabó de tomar la hegemonía, que retuvo el republicanismo primero, y el sindicalismo revolucionario más tarde.

El socialismo no tuvo especial relevancia en Catalunya, reducido a 1.913 militantes a finales de 1931, que son escasos si los comparamos con el total de 67.205 militantes, que tenía el PSOE en toda España[45]. En Manresa, la Agrupación se refundó en 1927, siendo el ferroviario Rafael Ramos Regañón su presidente. El 11 y 12 de junio de 1932, Manresa acogió el XV Congreso de la Federación catalana del PSOE. La cita tuvo lugar en la Cooperativa Obrera Manresana y en ella se reunieron unos 40 delegados de todas las agrupaciones catalanas. En el congreso, Manresa propuso la unificación con el resto de fuerzas socialistas catalanas. Un manresano fue el secretario de actas, Melcior Moncunill. En las elecciones generales del 20 de noviembre de 1932 el PSOE solamente obtuvo 188 votos en Manresa [46].

La tendencia hacia la unificación se llevó a cabo en abril de 1933, cuando se celebró un congreso conjunto con la USC. Por entonces la Agrupación tenía unos 40 afiliados y casi todos estuvieron de acuerdo con la fusión, cosa que fue desautorizada por el Comité Ejecutivo del PSOE estatal. Ramos murió el 14 de agosto de 1936 por enfermedad, siendo su entierro un acto de masas en el que participaron todas las organizaciones antifascistas.

En 1934, la USC y la Agrupación Socialista ya eran la misma entidad. En el Bages publicaban Defensa Obrera, dirigida por Joaquim Rambla Domingo, y se imprimía en la imprenta de El Trabajo, de los treintistas. La USC de Manresa había nacido el 30 de enero de 1932, momento convulso, como ya vimos, con militares patrullando las calles por la reciente revuelta. Su junta estaba compuesta por Marcel·lí Font Brunet, Ramon Sala Vall, C. Fortuny, Estanislau Cases y Josep Calafell. En el momento de la fusión con el PSOE este grupo tendría unos 50 afiliados. Por tanto, la suma de ambas organizaciones nos daría unos 90 afiliados.

En 1934 la junta de la Agrupación, ya unificada, estaba compuesta por Josep Flor de Lis, Marcel·lí Font, Melcior Moncunill, Florenci Sunyer, Josep Vilaplana, Francesc Gros, Salvador Grau y Joaquim Rambla. También tenían unas juventudes.         

Respecto a la UGT manresana, esta organización estaba dirigida por militantes de socialistas como Florenci Clariana[47], Melcior Moncunill, Marcel·lí Font y Rafael Ramos. Nunca fue un sindicato muy grande, teniendo unos 600 afiliados en 1934. También colaboraba en las páginas de Defensa Obrera. Añadiremos que en aquella primavera los socialistas participaron en la Alianza Obrera junto con los comunistas del BOC y los sindicatos treintistas.

Comunistas como Isidre Casajuana Simonet o Jaume Armengol Misreachs organizaron una sección del Partido Comunista en la ciudad en 1928. En ese año participaron en la huelga del textil y ayudaron a organizar un embrión de sindicatos, que más tarde dio lugar a la CNT manresana. De hecho, a nivel sindical, estos comunistas estuvieron en la CNT hasta que fueron expulsados en 1932. Su sindicato era el Sindicato Autónomo de Vetaires (cinteros), dirigido por Isidre Casajuana, con unos 530 afiliados[48]. Más tarde también crearon el Sindicato Autónomo de la Construcción.

En paralelo, en 1930 se creó la Penya Renovació, una especie de club de debate en el que aparecieron nuevos cuadros comunistas como Carles Costa. Este grupo y el que operaba en los sindicatos fueron el germen del Bloque Obrero y Campesino de Manresa. El grupo comunista se presentó a las elecciones del 12 de abril de 1931 consiguiendo 99 votos. Sin embargo, en las elecciones del 28 de junio la candidatura redujo su resultado a apenas 36 votos [49]. Es decir, que votaron solamente los militantes.

El BOC de Manresa se fundó formalmente el 21 de julio de 1932 y su sede estuvo en la calle Joc de la Pilota, 10. En el pleno comarcal que celebraron en agosto contaron con la valiosa adhesión de Manuel Prieto, uno de los líderes de la insurrección de Fígols, que acababa de volver de la deportación a África en el barco Buenos Aires. Más tarde el BOC participó en otras elecciones, pero sus resultados siempre fueron testimoniales.

Sin embargo, el BOC tuvo bastante importancia en la Alianza Obrera y en la Revolución del 6 de Octubre. Incluso tenía un grupo de acción, el GABOC – que tuvo cierta relevancia en la Revolución de Octubre de 1934. Para entonces el BOC contaba con un centenar de militantes y tenía una publicación mensual, Front. Tras la represión de Octubre el partido entró en una dinámica de reflexión interna que lo llevó a formar el POUM, que heredó todo el movimiento anterior. En la primavera de 1936 contaba con unas juventudes y una publicación, Avant, con local en la calle Urgell, 12, primer piso.

Por último, tenemos el radio local de Manresa del Partido Comunista de Catalunya. Este partido se introdujo en la ciudad en 1933. Justo entonces se celebró un congreso del Partido al cual asistió un delegado de Manresa, representando a 11 militantes[50]. Para 1936 habían crecido algo respecto a esa cifra.

De las elecciones de febrero al 19 de Julio de 1936

Las elecciones supusieron un nuevo momento de politización de la sociedad. Los mítines llenaron teatros y plazas. También fue una campaña muy tensa. El mitin central de la campaña de izquierdas juntó a 3.500 personas, número bastante importante. La candidatura del Front d’Esquerres venció a la del Front d’Ordre por 9.986 votos a 7.136. Enseguida entró en vigor la ley que reponía en su lugar los Ayuntamientos surgidos en 1934 y Francesc Marcet recuperó la alcaldía. En aquella primavera todos los sectores políticos se dispusieron a reorganizarse.

ERC se convirtió en el partido más grande de la ciudad, contando con unos 650 socios. En mayo de 1936 envió una delegación al Congreso de Terrassa formada por Joaquim Amat Piniella y Josep Martí Farreres por Manresa, y Francesc Senyal Ferrer, como delegado de la comarcal de ERC. El presidente era Ramon Sanz.

Antes de la guerra, los Sindicatos de Oposición contaban con 3.614 afiliados y los de la CNT-FAI con 1.582. Esta última acudió al Congreso de Zaragoza con 6 sindicatos representados: Caucho (254 afiliados), Construcción (150), Fabril y Textil (350), Ferroviarios (200), Piel (500) y Oficios Varios (128). Podemos ver que el sindicato de la Piel, presidido por Antoni Camps Vives, había vuelto a la CNT oficial – de hecho, ya había participado en los comicios de la CNT oficial desde 1935. La CNT recibió el apoyo del Comité Regional en continuos mítines que recorrían la comarca[51].

Los Sindicatos de Oposición manresanos no participaron en el Congreso de Zaragoza, como sí hicieron otros de Mataró o Valencia. Pero sí participaron en el Pleno Regional del Fabril y Textil de la CNT, celebrado en Sabadell a últimos de mayo. Se acordó que, en caso de cierre patronal, los sindicatos tenían que ocupar la fábrica, como lo estaban haciendo en esos mismos días los obreros de Francia. 

En el sector obrero marxista cada vez era más palpable la bolchevización que sufrió la USC desde 1934, defendiendo ahora posturas revolucionarias y rechazando su tradicional alianza electoral con ERC. Además, el sindicato UGT logró una gran expansión en la primavera de 1936 y creció hasta el millar de afiliados en Manresa. Una parte del crecimiento se debió al ingreso del Sindicato Autónomo de la Construcción (dirigido por Carles Costa y Magí Gamisans, del POUM), con sus 120 afiliados en la UGT.

Los marxistas de la USC también tenían influencia en la Associació de Dependents del Comerç (ADCI), que a comienzos de la República había estado más vinculada a ERC. Este sindicato tenía otros 1.000 afiliados, aproximadamente. Su junta estaba compuesta por Lluís Vilarasau, Rafael Corvinos, Josep Flor de Lis y Jacint Carrió. Es decir, que había una mezcla de afines a USC y afines a ERC. 

El otro movimiento sociolaboral que ganaba fuerza aquellos días era Unió de Rabassaires, que se organizaba en el campo, aunque en Manresa nunca fue muy potente. Uno de sus líderes fue Nònit Puig, quien también hizo de interventor por ERC para las elecciones.

En aquellos momentos ya se olía la sublevación militar y hubo cambios en la dirección del batallón de Manresa, que pasó a manos del militar republicano Luis Menéndez Maseras. Éste sustituyó a algunos oficiales proclives a la conspiración militar, entre ellos a Emeterio Saz, y pudo conjurar la trama golpista. Saz fue enviado a Madrid. Allí participó en la sublevación militar. Fue detenido tras el fracaso golpista en la capital y, eventualmente, fue fusilado.

El 19 de Julio

En Manresa el golpe de estado militar se siguió con gran nerviosismo a través de la radio. Se instaló un aparato de radio en el Teatro Conservatorio y allí se reunió un gran gentío para escuchar la emisión de Radio Barcelona. Además, cada centro político estaba reuniendo a su militancia. A efectos prácticos todo dependía de la actuación que llevase a cabo el Batallón de Ametralladoras núm. 4 de Manresa.

El movimiento libertario, reunido desde el día 18 en la sede del Pasaje sin Nombre, apenas tenía cinco fusiles Winchester, que habían conseguido después de la Revuelta del 6 de Octubre, y algunas pistolas. Pero, sobre todo, tenían dinamita. Pedro Flores comenta que el 18 de julio las Juventudes Libertarias tenían prevista una excursión, pero al llegar las primeras noticias del golpe en África – y aquel mismo día en Sevilla – se reunieron en el local de la CNT donde confluyeron con numerosos sindicalistas y militantes de la FAI.

En cambio, Grau recuerda que el 17 de julio les llegó una circular del Comité Regional, poniendo en alerta todo el movimiento libertario local. Cuando estaban reunidos en plenaria, quizás el día 18, llegó una delegación de los Sindicatos de Oposición. Les contestaron que cuando tomasen una decisión les informarían y en unas horas les devolvieron la visita informándoles de la circular del Comité Regional. A partir de esos momentos comenzó a funcionar un comité conjunto al que invitaron a participar a las otras fuerzas antifascistas de la ciudad. Asimismo, enviaron una delegación para informar a los pueblos.

Por la tarde del 18 de julio hubo una reunión de militantes de ERC y de Estat Català en la sede del CADCI, el Centre de Dependents. Llegó Rafael Corvinos, por entonces miembro del CADCI, con tres o cuatro fusiles y les invitó a ir a la reunión del cercano Teatro Conservatorio, en la que se constituyó el Comité Revolucionario.

La militancia comunista también tenía algunas armas, aunque no muchas [52]. De hecho, ningún sector tenía suficientes armas para resistir un posible ataque del batallón. Sin embargo, en el cuartel se anuló la trama existente de golpe militar y el comandante Menéndez Maseras mantuvo la situación bajo control. En los días siguientes, al llegar la noticia de la victoria del pueblo en Barcelona, el tenso ambiente se relajó transformándose en festivo.

Aun así, había habido un intento de sublevación por parte de civiles. La Causa General informa de la presencia de al menos 50 voluntarios para unirse a la sublevación contra la República[53]. Estaban en el Casal Tradicionalista (actual Teatro Carlins) siguiendo los acontecimientos por la radio. Al estar geográficamente cerca del batallón esperaban que éste se sublevase para entrar en el cuartel. Conociendo el resultado sangriento del Plan Mola, nos podemos preguntar qué hubiese ocurrido si el batallón se hubiera sublevado[54].

Los acontecimientos se aceleraron. El día 19, en el Teatro Conservatorio, se celebró una asamblea general del poderoso Sindicato Fabril y Textil de Manresa, adherido a los Sindicatos de Oposición. En el comicio decidieron la reunificación con el resto de la CNT. Sin embargo, esta decisión se volvería a votar en sentido contrario un mes más tarde por influencia de los líderes treintistas, que seguían enfrentados a la CNT-FAI.

El día 20 fue a Barcelona un grupo de unos 25 militantes de la CNT. Se dirigieron al Cuartel de Sant Andreu en donde consiguieron un buen número de fusiles de aquellos 30.000 que había almacenados. Ahora las armas estaban a disposición del pueblo. Otro grupo de cenetistas se dirigió en coche, también a Barcelona, el 21, para hablar con el Comité Regional. Al parecer se entretuvieron y se perdieron el trascendental Pleno de Federaciones Locales y Comarcales de Catalunya donde la CNT catalana decidía como afrontar estos inicios de la guerra. Flores recuerda en sus memorias que Mariano Vázquez los abroncó por haber llegado tarde, mientras que sí estuvo presente una delegación de los Sindicatos de Oposición de Manresa. Sea como fuera, estos grupos desplazados a Barcelona trajeron a la capital del Bages numerosas armas, que fueron para el bloque CNT-FAI[55].

A nivel político, el Ayuntamiento había quedado paralizado por los acontecimientos. Ahora toda la vida política estaba concentrada en el Teatro Conservatorio, juntándose allí los distintos partidos para crear el Comité Revolucionario Antifascista el día 20. Sin embargo, Flores discrepa que estuviesen todos los partidos y decía que fundamentalmente era cosa de la CNT-FAI y de los Sindicatos de Oposición. En todo caso, el Comité Antifascista estaba compuesto por el POUM, Unió de Rabassaires, la FL de Sindicatos de Oposición, ADCI, PCC, UGT y USC [56]. En aquellas reuniones también asistían delegados de la CNT-FAI como Enric Grau, Emilià Martínez, Felipe Díez o Pedro Cano. Sin embargo, la CNT no se unió formalmente porque el presidente del Comité era Marcel Augés (Sindicatos de Oposición), a quien vetaban totalmente, ya que estaban enemistados personalmente con él.  

La CNT impulsaba un Comité de Milicias Antifascistas de carácter comarcal con sedes en Sallent y en Manresa. En Sallent tomaron la fábrica de Oxígenos y Construcciones Metálicas y la transformaron en muy pocos días en una fábrica de armas, mientras que en Manresa tomaron la empresa de Autobuses Manresa-Berga-Guardiola[57]. Otro comité impulsado por CNT fue el Comité Obrero Ferroviario, que en teoría era de CNT y UGT, solo que ésta última tardó casi un mes en estar preparada, así que la iniciativa correspondió por entero de los anarcosindicalistas. 

La cuarentena de guardias civiles de Manresa pasó a ocupar el edificio de la Cueva de San Ignacio de Loiola, que pasó a ser su cuartel. Pronto recibieron los destacamentos de los pueblos de toda la comarca, dada la desconfianza generalizada que el pueblo tenía contra la Benemérita. Desconfianza que tenía todo el sentido, puesto que algunos guardias se pasaron al enemigo a la que tuvieron la oportunidad.

Por su parte, el Comité Revolucionario Antifascista, que no contaba con demasiadas armas, al contrario que el Comité de Milicias, decidió clausurar todos los diarios de la derecha manresana, como El Pla de Bages, el Diario de Avisos, La Voz Manresana y Seny. El primero pasó a estar totalmente bajo control del POUM, el segundo bajo la CNT-FAI (aunque eso no fue evidente en su línea editorial), y los demás desaparecieron.

Pero esta duplicidad de comités no podía durar. El 10 de agosto la CNT y la FAI entraron en el Comité Revolucionario Antifascista y disolvieron el Comité de Milicias. Durante aquellos mismos días se había fundado el PSUC en la ciudad, consolidando su posición. Así que el nuevo comité ampliado tuvo 3 representantes de la CNT, 3 de la FL de Sindicatos de Oposición, 3 de la UGT, 2 de ERC, 2 del PSUC, 1 de la FAI, 1 de UR, 1 del POUM y otro a medias entre el Partido Federal y Estat Català. Se nombró presidente del Comité a Rafael Corvinos (PSUC y ADCI), siendo Josep Corbella (CNT y FAI) el secretario [58].

Unas semanas más tarde el Comité tuvo que se reestructurado para reflejar la entrada de los Sindicatos de Oposición en la UGT. Ciertamente, esto fue todo un movimiento telúrico y un golpe para la corriente CNT-FAI.

A comienzos de agosto la UGT se había convertido en un potentísimo atractor de entidades y sindicatos. El día 8 ingresó la Asociación Obrera de Artes del Libro, el 11 la poderosa ADCI y el 18 la asociación de fotógrafos. Esto puso las bases para la corriente de opinión favorable a la UGT dentro de los Sindicatos de Oposición. Entre el 31 de agosto y el 6 de septiembre estos sindicatos votaron entrar en la UGT por 3.165 votos contra 449 favorables de hacerlo a la CNT. Con esto la CNT de Oposición aportó los sindicatos de Alimentación, Fabril y Textil, Madera y Metal. Además, el día 3 de septiembre ingresó el Sindicato Autónomo de Cinteros (o vetaires), afín al POUM. Por tanto, la UGT se había convertido en el sindicato más importante de la ciudad, teniendo unos 7.000 afiliados por entonces [59], y llegando hasta los 12.700 en la primavera de 1937, siempre según sus propias cifras.

Los treintistas se dividieron políticamente. Así, el Partido Sindicalista estaba liderado por Valentí Piñol, militante del sindicato textil de Oposición. Sin embargo, este partido no tuvo ninguna influencia en Manresa. Quien ocupó ese espacio político fue el Grupo Sindicalista Revolucionario o Agrupación Sindicalista Revolucionaria[60]. Y finalmente algunos militantes destacados del treintismo manresano ingresaron en el PSUC. Este fue el caso de Marcel Augés Farré, Luis Belmonte, Benet Oriols o Josep Gros. Por último, un grupo volvió a la CNT tras un tiempo en la UGT, tal como hizo Lluís Canal y en general, la mayoría de los militantes de la Agrupación Sindicalista.

Volviendo a la actividad del Comité, cabe destacar la decisión de desmontar las iglesias de la ciudad, cosa única en toda la retaguardia republicana. El argumento era el dar trabajo a la gran cantidad de parados existentes en la ciudad, y de paso borrar la memoria clerical y religiosa. Evidentemente, tras la guerra, esto siempre ha sido presentado como una aberración que destruyó un valioso patrimonio histórico y monumental.

La Represión en el bando republicano

El Alzamiento fue contestado a nivel popular con la huelga general por medio de los sindicatos. Los partidos republicanos realizaron numerosos manifestaciones y mítines. Y, sobre todo, se generó una amplísima oleada anticlerical que recorrió cada rincón del territorio. En Manresa este hecho se materializó en los numerosos asesinatos, hubo hasta 157 muertos relacionados con la ciudad. Sin embargo, 61 de ellos murieron fuera de la comarca. Así que, a efectos prácticos, la cifra se queda en unos 96, la gran mayoría de los cuales encontraría la muerte en los tres primeros meses de la guerra. De todos estos asesinatos, los religiosos y eclesiásticos se llevaron la palma, siendo asesinados un total de 53 de ellos.

Las cifras de Manresa superan a las de Sabadell (86 muertos en la retaguardia republicana) y Badalona (78 muertes) y quedan por debajo de las de Terrassa (226 muertes). Estas poblaciones tenían un mayor número de habitantes que la capital del Bages.

En las memorias del, por entonces, alcalde Marcet, se dice que un grupo de milicianos hizo un registro en un edificio de la Plaza Mayor y la persona que iba a ser registrada entró en pánico y se lanzó por el balcón, quedando su cuerpo aplastado contra el suelo. Esto fue presenciándolo un gran número de personas. Ciertamente, los registros a particulares en busca de posibles fascistas y conspiradores del golpe de estado (de los que, como hemos visto antes, en Manresa hubo unas cuantas decenas) estaban a la orden del día y provocaban el pánico, debido a la aparición de elementos armados sin identificar.

A estos individuos se los llamaba “incontrolados” porque ninguna organización los reconocía. En general, todos los rivales de la CNT, equiparaban ser incontrolado a ser miembro de la FAI. Por ello esta organización se desmarcó en público varias veces de esos hechos violentos, declarando que no reconocía como militantes suyos a quienes perpetrasen actos indiscriminados e innecesariamente crueles. De esta forma en el Diario de Avisos de Manresa la FAI publicó, el 28 de julio – una fecha muy temprana, por cierto – una nota con ese mensaje.

En una fecha tan temprana como el 27 de julio, el alcalde Marcet publicó una nota en la que se rogaba a los milicianos que se abstuvieran de llevar armas encima al entrar al hospital, al dispensario o en donde hubiese personas enfermas o heridas.

Sin embargo, en esos días había una gran cantidad de personas gritando “Viva la FAI” por la calle. La FAI se había convertido en símbolo de la revolución y se equiparaba, de forma simplista, hacer la revolución con matar “fascistas”, aunque no estuviese probada su vinculación con el golpe. Así pues, aparecieron grupos armados compuestos por personas muy jóvenes, politizadas superficialmente con consignas, que llevaron a cabo registros y asesinatos a docenas. La situación se agravó cuando fue asesinado en plena calle un vigilante municipal Jaume Ferrer Ventura, a primeros de agosto [61]. A partir de ese momento dejó de patrullar la pequeña dotación de la guardia municipal.

Pero sería ingenuo y falso atribuir todos los asesinatos a recién llegados a la política. Cada sector político de relevancia (ERC, Estat Català, CNT-FAI, Agrupación Sindicalista, POUM y PSUC) tenía gente armada y patrullas milicianas. Además, el Comité Antifascista nombró a Nònit Puig (ERC, UR) como responsable de la seguridad de Manresa. Tuvo a su cargo una veintena de milicianos, que recorrieron el Bages efectuando detenciones. Como estos milicianos participaron en unas cuantas ejecuciones enseguida quedó comprometido el buen nombre del Comité. Así que fue sustituido por el cenetista Antoni Camps Vives. A su vez, Camps también fue acusado de permitir excesos y también hubo de ser relevado, esta vez por Josep Casayas Rebordosa, también de CNT. Más tarde, cuando se formaron los ayuntamientos republicanos, la CNT de Manresa asumió las funciones de Gobernación y Seguridad, continuando con el control del orden público.

Por último, otro aspecto a destacar era cuando venían grupos armados de otros pueblos a exigir que soltasen o les cediesen ciertos detenidos de su pueblo. Si se salían con la suya, a veces aparecían estas personas asesinadas en una carretera, creándose mayor alarma social y dejando una sensación de impunidad. Los milicianos podían investigar, retener, registrar, arrestar, juzgar y ejecutar una persona según su propio criterio. Es decir, que ejercían un poder fáctico.

En este período también entraba la destrucción de las iglesias, algunas de las cuales habían sido quemadas en julio[62]. Pero el Comité decidió no reconstruirlas y procedió a desmontarlas. La Seu de Manresa se salvó por poco[63].

La Revolución en la economía

Uno de los aspectos más destacados de la Revolución española fue la colectivización de las empresas y, más tarde, la socialización de la economía (abortada en los primeros meses de 1937). La economía quedó bajo el control de los sindicatos que se hicieron con la gestión de las empresas. Tras concluir la huelga general, después de los tensos días de julio, los trabajadores volvieron a sus puestos de trabajo. En muchos casos el tejido empresarial había quedado seriamente trastocado debido a la gran incertidumbre que lo embargaba todo. Es decir, que más que la adhesión a los principios de la autogestión, la colectivización industrial manresana obedecía a la necesidad de continuar con el trabajo.[64]

En Manresa las empresas que primero quedaron bajo el control obrero fueron las de transportes (autobuses[65] y los ferrocarriles catalanes). Los ferrocarriles fueron controlados desde su puesta en marcha, el 22 de julio, momento en el que volvieron a su actividad. Eso sí, con un férreo control de acceso. Por motivos de seguridad, todo el mundo tenía que dar su nombre. Esos trenes de viajeros se cruzaban con los primeros trenes de milicianos que iban hacia Aragón. La empresa tenía 1.100 trabajadores y fue colectivizada a nivel de Catalunya, quedando dividida en secciones locales [66].

También quedaron rápidamente incautadas aquellas empresas en las que sus dueños habían huido al extranjero, como fue el caso de las fábricas Blanca y Vermella, [67] de la barriada de Sant Pau. Otra empresa importante colectivizada fue la Pirelli, cuya primera asamblea general tuvo lugar el 31 de julio. Se trataba de una colectivización de todas las ramas de la empresa, desde las fábricas e Vilanova i la Geltrú y Manresa a las oficinas de Barcelona.[68] El representante de Manresa fue Fernando Trigo Moreno, militante cenetista destacado en los conflictos de la Pirelli de 1930 y 1931 (cuando fue despedido y se marchó a Súria).

El 8 de agosto se formó la Colectividad de Fuerza y Alumbrado, con epicentro en Martorell, en lo que respecta al Llobregat. Desde allí se extendió esa colectividad a Manresa, donde sus empleados afiliados al Sindicato Único Regional de Luz y Fuerza (CNT) incautaron la casa Cots, 24. El edificio, entonces un convento y hoy dividido entre el Servei d’Ocupació de Catalunya, la Asociación Vecinal Vic-Remei y el Centre d’Iniciatives d’Ocupació, se dedicó a una casa de salud para los empleados de la compañía colectivizada[69]. Y en la misma plaza, en el número 26, se instaló la sede local del sindicato ferroviario de la CNT.

Otro aspecto de las incautaciones de los primeros días fue la toma de edificios por parte de las entidades antifascistas. Así, el 20 de julio la CNT incautó el Colegio Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde se instaló hasta que el edificio fue reclamado por el CENU para reabrir las escuelas. Entonces la CNT se dividió en varios edificios (Fius i Palà ,1 – edificio Ca la Buresa o casa Torrens, el de la Plana de l’Om 6 – antiguo local de la CEDA – y el de Àngel Guimerà 48-50 – en este lugar se instalaron la Cooperativa Confederal y los sindicatos de Construcción, Sanidad y Transporte).    

Las Juventudes Libertarias tomaron el día 24 de julio la iglesia y casa rectoral de la Plaza de Valldaura [70]. Allí abrieron un ateneo libertario que fue un motor asociativo de aquella zona. Por su parte, la Agrupación Naturista Libertaria tomó la casa-torre Nofre Batlle, perteneciente a Marià Batlle, el dueño de la fábrica Vermella, entre otras. Y allí, al pie mismo de la Cueva de San Ignacio de Loyola, los naturistas cultivaron unos huertos y llevaron a cabo sus actividades[71].  

La UGT tomó el Convento de San Francisco, situado en la recién renombrada calle Nicolás Salmerón 15 (Sant Francesc). Esa fue la sede de la mayoría de los sindicatos ugetistas, aunque hubo otros que tuvieron sus propios locales como la Asociación de Camareros y Cocineros “La Nueva Alianza” (calle Guimerà, 19).

Otras entidades que ocuparon edificios fueron el POUM, que tomó el Casal Regionalista (sede de la Lliga), en la calle de la Miel, 5. También el PSUC ocupó el convento de los Infantes, carretera de Vic, 20. Allá tenían una escuela bastante grande llamada Escola del Poble, con capacidad para 150 alumnos [72]. Por su parte la Agrupación Pro Infancia Obrera se instaló en el edificio de la Plana de l’Om, 6, que compartió con algunos sindicatos de la CNT. Por último, mencionar que el Ateneo Cultural Popular se trasladó a la Casa de las Josefinas[73], en el callejón Amigant, aunque con salida a la actual calle Sant Miquel (por entonces Ferrer i Guàrdia, 19). Es la actual sede del Ateneu Popular La Sèquia.

Esta oleada de ocupaciones e incautaciones se produjo por la toma de edificios religiosos y de organizaciones derechistas. También de casas y fábricas abandonadas por sus propietarios, que habían abandonado la ciudad al comienzo de la guerra.

Conforme avanzaba la guerra se fueron colectivizando otras fábricas: la fábrica de Miquel Cura, Oxígeno y Construcciones Metálicas de Manresa, la Colectividad de Sastres CNT-AIT, la Colectividad de Barberos CNT-UGT,  Gràfica UGT o Transports Col·lectivitzats. A partir del Decreto de Colectivizaciones[74] la situación se aceleró llegando a nuevas industrias: Perramon i Badia, Bertrand i Serra, Gallifa, Sederies Balcells, Manufactures Jorba, Magatzems Gras, Miquel Trapé, Santasusana, Curtidos Sala, Isidre Carné, Laboratorios del Dr. Esteve, Morera, Sol Germans, Bòvila Vives, Francesc Gros y un largo etcétera. En las fábricas colectivizadas se establecieron comités de empresa. A partir de 100 trabajadores la colectivización era obligatoria, según el Decreto. Y por debajo de esta cifra se debía de crear un comité de control, quedando la propiedad en manos de los propietarios anteriores. En no pocos casos los amos siguieron trabajando en sus empresas, prestando apoyo técnico y administrativo en el comité de control – a pesar de anhelar volver a la situación anterior a la guerra.

El siguiente paso fue la agrupación de empresas colectivizadas. En el caso de Manresa cabe destacar la Agrupación de las Fundiciones (fábricas Ubach, Illa, Alegre, Desveus, Espinalt, Coloma y Marià Torras de Manresa, Morral de Sallent; Padró de Sant Vicenç de Castellet; y Gay de Berga). En este caso, Jaume Armengol, del POUM, fue el impulsor de esta agrupación y de su expansión por la comarca. El expropietario Simó Ubach fue nombrado director técnico.

La Agrupación de la Industria Panadera juntó nada menos que 48 panaderías, prácticamente todas las de Manresa, que quedaron bajo régimen colectivo. Descartaron hornos en mal estado y favorecieron los que tenían mayores capacidades. La Generalitat desestimó la adhesión a esta agrupación de la Cooperativa Obrera Manresa, que tendría que regirse por otra ley.

Estas dos fueron las agrupaciones legalizadas por la Generalitat. Pero en la práctica hubo otras. Este fue el caso de la Agrupación de Carrocerías Metálicas (talleres Obradors, Novell, Quinto y Moyà), la Agrupación de Industrias Socializadas del Esparto (tres empresas), la Agrupación de Curtidos de la Piel, la Agrupación de la Industria de la Construcción y la Agrupación del Ramo de la Cintería. Esto nos da un total de siete agrupaciones, a las que tendríamos que sumar la colectivización de barberos y la de sastres, ya mencionadas antes., así como una agrupación nunca formalizada seriamente de todo el poderoso ramo del textil manresano. Estas agrupaciones estaban impulsadas por militantes de la CNT, del POUM y por algunos miembros de la UGT que procedían de los Sindicatos de Oposición, con anterioridad a la guerra. A finales de 1938 la CNT se quejaba de que la Generalitat solamente había reconocido 96 agrupaciones de las aproximadamente 500 que había en Catalunya[75].

Otro aspecto de las colectivizaciones fueron las cooperativas de producción. Con anterioridad a la guerra solamente existía una, la fábrica de vidrio llamada Cooperativa Obrera La Moderna, creada en 1935. Anteriormente había sido la fábrica de vidrio hueco del industrial Josep Massuet, que tuvo que cerrar por la crisis. Los trabajadores decidieron continuar con la empresa, recibiendo el apoyo de las autoridades, deseosas de mitigar el paro.

Esta tendencia al trabajo colectivo se extendió a los ramos de trabajadores autónomos y la pequeña empresa. Estamos hablando de la Cooperativa de Paletas, la Cooperativa Manresana de Pintores, la Cooperativa Manresana de Mosaístas (mosaicos), la Cooperativa Manresana de Llauners (lampistas) y la Cooperativa Obrera de Guixaires (yeseros). Estamos hablando de un gran contingente de trabajadores.

Dado el predominio de la UGT en muchas fábricas de la ciudad, sus cuadros intermedios en ocasiones no querían colectivizar la empresa y preferían la fórmula de la cooperativa. Este fue el caso de la fábrica Maquinaria Industrial. Otro caso especial fue la colectividad Jorba, el gran centro comercial de la ciudad. Según Rafael Corvinos, fue colectivizada por la UGT bajo sus propias directrices antes de que pudiese hacerlo la CNT [76].

La industria de guerra no tuvo demasiada importancia en Manresa. Eso sí, la Pirelli derivó su producción hacia las necesidades de la guerra, creando caretas anti-gas. Otras empresas dedicadas a la guerra fueron Maquinaria Industrial y Oxígeno y Construcciones Metálicas. 

En el sector del comercio y distribución, existía la Cooperativa Obrera Manresa, todo un motor económico en sí misma. Dada la negativa de ERC y PSUC a aceptar la colectivización del comercio privado – es decir, la inmensa mayoría de los comercios – la CNT creó su propia Cooperativa Confederal para su propia afiliación.

Otro ámbito socializado fue la vivienda. En marzo se comenzaron a cobrar los alquileres procedentes de la municipalización de la vivienda. Todo el mundo – incluidas las organizaciones que habían incautado edificios – debían pagar un alquiler al Ayuntamiento, que quedaba como beneficiario. De esta forma, se garantizaban ingresos para las arcas municipales y se conseguían empleos para los trabajadores sindicados de la construcción, que se encargaban de las reparaciones y el mantenimiento de los edificios.

Como resumen se puede considerar que, en efecto, en Manresa existió una revolución muy profunda en la economía. La CNT y el POUM fueron sus mayores impulsores, aunque hay que hacer notar la participación de la UGT (y de numerosos cuadros técnicos afiliados a ERC) en ese proceso. El campo en Manresa quedó como el sector más atrasado en términos de colectivización o cooperativización.

La Revolución en la enseñanza y la cultura

La educación fue una de las prioridades de la nueva sociedad revolucionaria. Por ello, dentro del mismo Comité de Milicias Antifascistas de Catalunya se creó el Consell de l’Escola Nova Unificada (CENU), que más tarde quedó bajo el control de la Generalitat. Su director general, luego consejero, fue el maestro racionalista sallentino Joan Puig i Elias.

En Manresa el CENU instaló su sede comarcal en Ca la Buresa (o casa Torrens). Su comité estaba conformado por miembros de la Generalitat, de CNT y de UGT: Felipe Díez Sada e Ignasi Codina, por la CNT, y Jaume Sellarés y Josep Font, de UGT. Los delegados de la Generalitat fueron nombrados por el CENU, Antoni Ivers (director de la Escola d’Arts i Oficis) y Josep Torra. El presidente fue Felipe Díez Sada.[77] 

La enseñanza pública tuvo una impronta racionalista. Los grupos escolares de Manresa se vieron reforzados por otros de carácter obrerista como el Ateneu Obrer Manresà, el Ateneu Cultural Popular o la Escola del Poble. Durante el transcurso de la guerra el absentismo aumentó y la tarea educativa se vio resentida por efecto de los Hechos de Mayo. También la llegada de soldados heridos del frente hizo imprescindible encontrar edificios para dedicarlos a hospitales de sangre. Este fue el caso de las escuelas Llibertat y Cardener, que fueron concentradas en el edificio del Ateneu Cultural Popular. Más adelante también abrió una escuela racionalista, llamada Nueva Educación, que estaba desvinculada de la estructura del CENU y que pertenecía a la Federación Regional de Escuelas Racionalistas de Cataluña.

En 1938, por orden del Ministerio de Instrucción Pública se obligó a las escuelas a depurar al alumnado con padres hostiles a la República. Con esta medida – muy polémica – se pretendía evitar el contagio desmoralizador en la retaguardia. Pero debido a las protestas esta medida fue anulada [78]. Recordemos que había no pocos profesores que antes de la guerra o bien eran apolíticos o bien derechistas. Durante la revolución no habían demostrado el menor entusiasmo por el nuevo estado de cosas, así que al llegar el final de la guerra eran abiertamente derrotistas. Hubo muchos de ellos que, tras la depuración del personal de la enseñanza efectuado por el franquismo, pudieron volver a ejercer la profesión en el nuevo régimen.

Otro aspecto de la revolución en la cultura fue el del teatro, con la creación de la Escola Proletària de l’Art Escènic. Era una iniciativa del consejero de cultura, Carles Costa (POUM). Su origen está en la confiscación, por parte del Partido, del local de la Juventud Carlista (en el actual Teatre dels Carlins). Aprovechando ese teatro se instaló un grupo cultural y artístico que procedió a crear una escuela de teatro. En septiembre de 1937 se intentó llevar a cabo el Primer Congreso de Teatro Revolucionario en Manresa, pero no pudo salir a adelante, a pesar de estar impulsado por numerosas entidades tales como el Ateneo Popular, el Ateneo Obrero, el Ateneo Cultural Popular, los coros Anselm Clavé, Cercle Artístic, Juventudes Libertarias, la orquesta Unió Manresana y Radio Manresa.

Como vemos los ateneos proliferaron. De la mayoría ya hemos hablado, pero falta comentar la creación del Ateneo Popular de Manresa, que se desarrolló en el otoño de 1936. Estuvo impulsado por una junta en la que se mezclaba gente del POUM (Carles Costa o Francesc Perramon), del PSUC (Marcel·lí Font) o de Unió de Rabassaires (Nònit Puig). Otro ateneo fue el Centre Mutual Artesà, que abrió en 1937, dando un servicio cultural a las mutuas.

Otro aspecto de la cultura fue Radio Manresa. En 1937 tenía un millar de socios y una programación muy amplia con programas musicales, teatrales, infantiles, técnicos, educativos, de jardinería, de cine, etc. Editaba también una revista y celebraba eventos radiados en los teatros. En definitiva, la vida cultural tuvo una pequeña edad de oro en la ciudad en el primer año de la guerra, con iniciativas por doquier desde muy diversos sectores políticos. 

Las milicias antifascistas

Milicias de la Catalunya central      
 
UnidadFuerzaLocalidadDestinoFecha de SalidaComposición
política
 
Mineros en Barcelona30Sallent, FígolsBatalla de Barcelona17-18 de julioCNT/FAI 
Grupo «Paso a la Idea»60ManresaTardienta (Aragón)23 de julioCNT/FAI 
Centuria «Dinamiteros de Fígols»125BarcelonaZaragoza (Aragón)24 de julioCNT/FAI 
Grupo ERC del Berguedà20BergaAlcañiz (Aragón)24 de julioERC 
Grupo a Columna del Barrio12SúriaTardienta (Aragón)27 de julioPSUC 
Grupo a Columna Lenin15ManresaSariñena (Aragón)29 de julioPOUM 
Batallón de Ametralladoras núm. 4380ManresaFornillos (Aragón)2 de agostoMilitares 
Grupo «fantasma» a C. Ascaso7Castellbell i el VilarHuesca (Aragón)4 de agostoCNT/FAI 
Grupo a Columna del Barrio12NavarclesTardienta (Aragón)10 de agostoPSUC 
Grupo de Estat Català15ManresaIbiza11 de agostoEstat Català 
Grupo de Estat Català15ManresaPortocristo (Mallorca)12 de agostoEstat Català 
Grupo a Columna Ascaso15ManresaHuesca (Aragón)14 de agostoCNT/FAI 
Grupo del POUM35ManresaPortocristo (Mallorca)20 de agostoPOUM 
Grupo a Columna Macià-Companys15ManresaZaragoza (Aragón)25 de agostoEstat Català 
Grupo a Columna del Barrio8SallentTardienta (Aragón)AgostoPSUC 
Grupo a Columna Macià-Companys16Sallent Barcelona30 de agostoERC, Estat Català 
Centuria de Puig-reig75Puig-reigBarcelona4 de septiembreUGT, CNT, ERC 
Columna Tierra y Libertad800ManresaSerra de Gredos (Toledo)9 de septiembreCNT/FAI 
Grupo a Columna Macià-Companys15ManresaZaragoza (Aragón)19 de septiembreEstat Català 
Primera Centuria Roja175ManresaFornillos (Aragón)28 de septiembreUGT/PSUC, ERC/EC, CNT, POUM 
Columna Defensa Costera200ManresaCosta de Tarragona31 de octubreUGT, PSUC, CNT, ERC/EC, POUM, P. Sindicalista, Militares y Guardias 
Grupo a Col. Miquel Pedrola4GironellaTierz (Aragón)4 de noviembrePOUM 
Grupo a Columna Durruti5GironellaBujaraloz (Aragón)7 de noviembreCNT/FAI 
Centuria CNT-UGT de Castellet100Castellet del Llob.Barcelona14 de noviembreUGT, CNT, POUM 
Grupo a Columna Lenin15ManresaTierz (Aragón)21 de noviembrePOUM 
Grupo del POUM refuerzo a PCR15ManresaFornillos (Aragón)23 de diciembrePOUM 
Grupo de federales15ManresaBarcelonaNoviembrePartido Federal 
Grupos de refuerzo a Tierra y Libertad60Alto LlobregatSierra de Gredos, Madrid, Teruelseptiembre-eneroCNT/FAI 
Centurias y grupos del PSUC Alto Llobregat200Barcelona30 División (Aragón)27 de marzoPSUC 
Total2459 
  Las unidades más importantes aparecen en negrita 
Algunos grupos no dan datos, pero se estima entre 10 y 20 milicianos

Ante el estallido de la guerra todas las tendencias políticas antifascistas quisieron organizar sus propias milicias. Sin embargo, en un principio reinó la improvisación. No era extraño que se añadieran voluntarios locales a los trenes de milicianos que iban al frente y que hacían parada en la ciudad. Por ello no es nada fácil hacer seguimiento de estos grupos. También era un momento en el que los milicianos podían regresar del frente en el momento en que lo desearan y volver a alistarse a otra columna diferente unas semanas después o dedicarse a las cuestiones urgentes de la retaguardia.

Teóricamente el primer grupo organizado que partió al frente desde Manresa fue el que más tarde recibió el nombre de Paso a la Idea. En un primer momento recogió algunas ametralladoras del cuartel del Carmen, cargó unos camiones con neumáticos de la Pirelli y se unió a la Columna Durruti. Sin embargo, en agosto se desplazó a Tardienta. Aunque era una unidad de la CNT-FAI, en ocasiones, debido a su posición en el frente, combatió bajo la disciplina de las Columnas Del Barrio y Carlos Marx, ambas del PSUC. En la militarización quedó encuadrada en la 125 Brigada Mixta de la División 28 (Columna Ascaso) y fue el origen del batallón llamado Paso a la Idea.

Aunque el relato de Pedro Flores indica que eran unos 60 milicianos, no se puede asegurar que todos fuesen de Manresa. Quizás fuese un grupo de Manresa al que le juntaron otros grupos de otros lugares una vez llegados a Aragón. Lo que se conoce es que en esta columna iba Manuel Ruíz Cintas [79], minero de Fígols en 1931, que pasó a Sallent al año siguiente donde destacó en el movimiento sindical y anarquista. En 1935 era secretario del Comité Intercomarcal. Estando en el frente, una noche fue confundido con un enemigo por otros milicianos de Izquierda Republicana y de la CNT y fue ejecutado in situ. El primer tramo del Passeig Pere III de Manresa se renombró en su honor en 1936.

De Manresa también salió un grupo del POUM el 29 de julio para Aragón. Otro para la Columna Ascaso a mediados de mes y tres grupos de Estat Català, dos para Mallorca y uno para el frente de Aragón. También partió otro grupo del POUM hacia Mallorca, con 35 voluntarios de la comarca dirigidos por Carles Costa y Magí Gamisans. Cuando volvieron los grupos de Mallorca fueron reenviados hacia el frente de Aragón.

En tanto a unidades grandes, cabe destacar la partida del Batallón de Ametralladoras número 4, que salió con sus tres compañías (unos 380 soldados). La siguiente unidad grande fue la Columna Tierra y Libertad, que partió de la estación del Norte de Manresa con unos 800 voluntarios de toda la comarca con destino a Barcelona. Una vez allí fue enviada hacia Madrid, como contribución catalana a los frentes del Centro, por entonces amenazados seriamente por el Ejército de África. Esta fue la columna por excelencia de la CNT-FAI de la comarca.

Al militarizarse se convirtió en el 2º Batallón de la 153 Brigada Mixta (aunque el 1º también tuviese bastantes antiguos milicianos de la Tierra y Libertad). Esta Brigada también recibió los batallones Los Ciervos (que había combatido en el Alto Aragón con las columnas pirenaicas) y el Batallón de la Muerte.

La tercera unidad de cierto tamaño fue la Primera Centuria Roja, organizada por la UGT y los recién disueltos Sindicatos de Oposición. A pesar de ello también recibió milicianos de ERC, Estat Català, del POUM y de la CNT. Estaba dirigida por Josep Ferrándiz Barberà, militante de los Sindicatos de Oposición (aunque más tarde volvió a ingresar en la CNT). Esta centuria fue un refuerzo para completar el Batallón de Ametralladoras nº 4 al que le faltaba una compañía para ser considerado un batallón completo.

Por último, la cuarta unidad de relevancia se formó tras el bombardeo a la villa costera de Rosas. Esta acción supuso una gran movilización de voluntarios en toda Catalunya. En Manresa se presentaron unas 2.000 personas en la Casa del Pueblo con la intención de ir al frente. Sin embargo, no había armamento más que para una pequeña fracción de ellos. Así que se organizaron dos centurias de todas las fuerzas antifascistas que fueron destinadas a la costa de Tarragona y quedaron repartidas entre varios pueblos de costa. Sin embargo, no duraron demasiado en esa posición, ya que muchos milicianos deseaban entrar en combate y poco a poco pasaron a engrosar las tropas del frente de Aragón (primero se fue el grupo de Estat Català y luego el del POUM), regresando los responsables más destacados a Manresa (fue el caso de Rafael Corvinos y Enric Grau).

El resto de grupos que salieron de Manresa eran pequeños refuerzos para otras unidades de los partidos (en el caso de las columnas del POUM o el PSUC) o de ciudad (en el caso de Tierra y Libertad o Primera Centuria Roja). El PSUC no organizó fuerzas propias hasta la primavera de 1937.

Podríamos añadir que con las quintas se organizaron muchos batallones en toda Catalunya. En concreto, en Manresa se organizó el batallón 551 que fue adjuntado a la 138ª Brigada Mixta. Aquella brigada combatió en el frente de Guadalajara a partir de la segunda mitad de 1937. Era una unidad controlada por la CNT, desde los mandos a la tropa, que era alrededor de un 70% de la Confederación.[80]

La vida municipal

Como en el resto de poblaciones catalanas en el primer pleno celebrado tras el “Alzamiento Nacional” o sublevación fascista, se modificó la disposición del Consejo Municipal, eliminando todas las consejerías ocupadas por personas que no eran afectas al Frente Popular. Así pues, el nuevo consistorio quedó en manos de ERC, USC, Acció Catalana Republicana y el Partit Republicà Federal Català y siguió presidido por Francesc Marcet i Artigas.

Sin embargo, el Ayuntamiento perdió casi todo su poder legítimo ante la gran pujanza de los comités. Prácticamente se dedicó a aprobar las incautaciones que hacían éstos y a gestionar las arcas municipales. La única medida política fue la modificación de los nombres de las calles, eliminando todas las referencias religiosas [81]. Otro motivo de intervención fue para evitar que se derruyera la Seu de Manresa, aunque en la práctica todo se decidió en el Comité Antifascista.

Así pues, hubo que esperar hasta el 22 de octubre para que se crease un Consejo Municipal más representativo de la nueva situación. Era un consistorio muy grande, con 33 consejeros. Estaba presidido por Josep Corbella Suñé, de la CNT, y tenía 9 consejeros de la CNT, 9 de ERC, 6 del PSUC, 3 del POUM, 3 de UR y 3 de ACR. Los consejeros del PSUC y del POUM también representaban a la UGT. La CNT se aseguró el control de Economía y Seguridad Interior, mientras que el PSUC ocupó Defensa y Hacienda, quedando estos bloques más o menos equilibrados [82].

Aun teniendo la presidencia del consejo, no implicaba que el anarcosindicalismo controlase el municipio. Tanto el PSUC como ERC siempre fueron fuerzas muy poderosas en la ciudad. Sin embargo, a nivel institucional el papel libertario fue el más destacado.

Para comenzar los anarcosindicalistas tuvieron todas las alcaldías: Josep Corbella [83] en octubre de 1936 y, cuando éste fue llamado a filas en mayo de 1938, fue sustituido por Joaquim Fornells, también de la CNT. Fornells fue detenido en diciembre de 1938 en la frontera francesa por un supuesto contrabando de azafrán, y su organización lo sustituyó por Emilià Martínez Espinosa, que llegó en el cargo hasta el final de la guerra. Corbella, únicamente fue sustituido interinamente y de forma muy puntual por Marcel Augés (PSUC) y Josep Monell (ERC) en la primavera de 1938.  

Otro aspecto de la hegemonía libertaria fue el nombramiento de Víctor Serra como comisario político del Cuartel del Carmen. Y en los tribunales populares se nombró a Andreu Nardi, por entonces miembro del Grupo Sindicalista Revolucionario y en la CNT. Y esto se logró a pesar de la fuerza numérica de la UGT, que contaba con unos 12.000 afiliados. La CNT a pesar de partir con mucha desventaja en agosto de 1936 logró organizar entre 5.000 y 6.000 trabajadores. Se vio beneficiada del abandono de los sindicatos comunistas de ciertos militantes treintistas y de secciones significativas de los sindicatos de madera y textil, así como de muchos poumistas.

Por ejemplo, viendo los números de la UGT podemos darnos cuenta que su sindicato de la Madera perdió la mitad de su afiliación en la primavera de 1937. Dado que su secretario era Lluís Canal, y éste siempre se consideró anarcosindicalista, es bien probable que liderase el retorno hacia la CNT. Un indicio de ello, es que en el Pleno Regional de Sindicatos de la Edificación y la Madera de la CNT, celebrado a finales de junio de 1937, participaron sindicatos de Manresa que el acta consideraba como “de Oposición”.

El Consejo Municipal heredó la construcción de obras públicas del anterior Ayuntamiento y las obras de desmontaje de las iglesias del Comité. Entre ambas iniciativas se daba trabajo a más de 600 trabajadores en paro forzoso. En enero, además, se comenzaron a construir los refugios antiaéreos de la ciudad. La capital del Bages fue la primera población de la comarca en donde se creó una Junta de Defensa Pasiva para este fin. Los refugios eran construidos por ciudadanos escogidos por los gremios o los sindicatos. Eran convocados mediante la prensa, que publicaba la ubicación de los refugios y los nombres de los que tenían que ir a construirlos. Gracias a ello se pueden conocer los nombres y la organización a la que pertenecían de casi 5.000 habitantes de la ciudad (todos varones). Cuando alguien no cumplía con su deber, y no se presentaba, se le imponía una multa. La baja implicación fue una constante y las obras fueron muy lentas hasta bien avanzado 1938, cuando el retroceso del frente era una realidad y ya era más probable un bombardeo.

Otra iniciativa, que provocó un intenso debate, fue la municipalización de la vivienda. Fue una propuesta de los sindicatos de la construcción, aunque retomada por el Ayuntamiento. Éste constituyó una junta de la vivienda en la que había representantes sindicales y municipales. La Junta se encargaba de gestionar el cobro de alquileres, ahora rebajados. Esta entrada de ingresos beneficiaba las arcas municipales. Más adelante la Generalitat tomó el control de estas municipalizaciones, pero permitió que los ayuntamientos fuesen quienes cobrasen los alquileres. En febrero de 1938, el Pleno Municipal aprobó – con los votos a favor de la CNT y del PSUC – que quien pidiese una carta de racionamiento tuviese que presentar los pagos de los alquileres, por lo que se deducen que hubo frecuentes impagos[84].

Otras municipalizaciones fueron las de Radio Manresa, la de los espectáculos públicos y la del matadero, que pasaron a manos públicas. En 1937 el número de trabajadores municipales se elevó a un millar y el Ayuntamiento se convirtió en una fuerza económica en sí mismo.

Debido a la falta de líquido los municipios catalanes imprimieron moneda local. Este también fue el caso de Manresa, que el 14 de mayo de 1937 imprimió 400.000 billetes de 1 peseta y 200.000 de 50 céntimos. En octubre tuvo lugar otra impresión masiva de moneda. El Consejo Municipal también se ocupó de mantener los precios controlados, evitando la inflación y la especulación, o sacando de circulación negocios insalubres o que estafaban a sus clientes.

La Junta Agraria, creada en julio de 1937, fue otra iniciativa potente, ya que organizaba el campo que rodeaba la ciudad. En ese sentido se fomentaba el asociacionismo agrario. Se unieron unos 600 trabajadores del campo al Sindicato Agrícola, y para 1938 llegaron a 800. Sus iniciativas iban desde la mejora de la producción hasta introducir el regadío. Sin embargo, no hubo interés por el trabajo colectivo de la tierra, quitando los escasos 40 afiliados al Sindicato Único de Campesinos de la CNT o la cooperativa de Salelles.

Otra ocupación importante del Ayuntamiento fue la acogida de familias de refugiados que llegaron en el invierno de 1936-1937. En primer lugar, se dispusieron algunos antiguos conventos para su alojamiento y en 1938 hubo que utilizar la Seu, que fue acondicionada con camas. La ciudad recibió unos 3.000 refugiados en total.

El maestro Felipe Díez, responsable del CENU, también dispuso la creación de la Llar de l’Infant, que era una especie de orfanato para hijos de milicianos muertos en combate. Esta entidad compartió sede con la Agrupación Pro-Infancia Obrera, en la Plana de l’Om, 6. Esta otra entidad disponía de casas de colonias en Santa Maria d’Oló y Rajadell.

En este sentido, la República sustituyó la Navidad por la Semana del Infante, que reflejaba el espíritu laico del momento. Por eso, en Manresa Papá Noel sustituyó a los Reyes Magos. Particulares y entidades contribuyeron con miles de pesetas en regalos para la infancia, en especial, a quien no se lo podía permitir.

El hospital de la Culla (el actual Hospital de Sant Joan de Déu), y el resto de clínicas y hospitales de la ciudad fueron renovados y ampliados en la medida de lo posible. En el Hospital de hecho se preparó una sala de abortos, signo de la transformación que vivía la sociedad.

Los actos públicos fueron otro signo del cambio social. Cada vez que llegaba un consejero de la Generalitat su estancia se convertía en un baño de multitudes, como la visita de Joan P. Fábregas (Consejero de Economía y miembro de la CNT) o de Josep Calvet (Consejero de Agricultura, miembro de Unió de Rabassaires), cuya estancia en Manresa produjo una enorme concentración de 10.000 rabassaires.

En tanto, las conferencias o ferias, esta etapa se había inaugurado antes de la guerra, en mayo de 1936, con el XVIII Congreso de la Federación Catalana de Esperanto, que fue un evento de multitudes. El Ayuntamiento incluso celebró una Exposición de Proyectos de Obras Públicas, en julio de 1937, donde se difundió un nuevo urbanismo. También favoreció que saliera adelante el Congreso de Teatro Revolucionario, pero no pudo ser.

Y esto sin contar los innumerables mítines y festejos para recaudar fondos para las milicias o las colectas en los espectáculos públicos, los festivales culturales y eventos deportivos para destinar los beneficios a la guerra, o las cotizaciones extraordinarias de un día de jornal o la confección de ropa hecha por las entidades de mujeres recordaban que la guerra era un esfuerzo colectivo y que hasta bien entrado 1937 se trataba de un ejército de trabajadores sostenido con el esfuerzo del pueblo.

En relación con el Ejército Popular, la Generalitat quiso favorecer su aceptación en todo el territorio y organizó desfiles. A esto se apuntaron todas las fuerzas políticas. Nadie quería aparecer como contrario al esfuerzo común, aunque estos desfiles fueron más bien una iniciativa del PSUC y la UGT. El 7 de marzo, 5.000 personas presenciaron el desfile de Manresa. Fue un momento en el que el comunismo local tomó confianza producto de la coyuntura política.

Por último, a nivel administrativo se articuló la Catalunya central en la VII Vegueria, la Región Séptima de Catalunya. Entre el 15 y el 17 de febrero de 1937 se celebró una asamblea de municipios. Entre los acuerdos estaban la equiparación salarial de los consejeros de todos los municipios y acordar criterios técnicos y legales. También se discutió sobre los suministros de alimentos y eléctrico. Para garantizar la electricidad se propuso crear un pantano en Cabrianes. Sin embargo, las veguerías no acabaron de desarrollarse puesto que la Generalitat quedó semiparalizada tras los Hechos de Mayo y la coyuntura posterior no favoreció ni los poderes locales ni los territoriales. Las veguerías tenían su potencialidad, pero ninguna fuerza política supo qué hacer con ellas.  

En octubre de 1937 se constituyó un Consejo Municipal que reforzaba la posición del PSUC, aunque para entonces ERC se había alejado de este partido apoyando a Corbella[85]. Veamos porqué. El 9 de marzo de 1938 la CNT cambió tres consejeros (Codina, González y Martínez – que más adelante sería alcalde) por Josep Anselmo, Fornells y Vázquez. El primero de ellos pertenecía también a la Agrupación Sindicalista Revolucionaria de Manresa, y anteriormente había sido próximo al POUM. Anselmo más adelante representó a la CNT en un mitin, por lo que parece que se acercaron definitivamente las posiciones políticas entre la izquierda libertaria, aunque este acercamiento dejó fuera el Partido Sindicalista, cuyos afiliados aún estaban en la UGT.

A la vez que la CNT, también el PSUC cambió seis consejeros, llamados a filas. En lugar de los que marchaban, entrarían Josep Boixader, Àngel Corbella, Montserrat Planas, Ramon Mata, Ramon Cabot y Joan Figuerola. Así que Montserrat Planas Garbí fue la primera mujer elegida como consejera de los ayuntamientos manresanos. Fue militante de Socorro Rojo y de la Unió de Dones de Catalunya y fue oradora en algún mitin[86].

Precisamente estas dos organizaciones supieron movilizar acertadamente la retaguardia y fueron un vivero de militantes del PSUC. En primer lugar, Socorro Rojo Internacional, con local en el Paseo Manuel Ruíz, 7, se encargaba de organizar festivales de apoyo a los milicianos. En uno de ellos, celebrado en el Teatro Kursaal se logró dinero para confeccionar 200 cazadoras para los soldados del Batallón de Ametralladoras. También se preocuparon de alojar y alimentar a los refugiados que llegaban a la ciudad. La gran mayoría de las juntas del SRI estaban compuestas por mujeres. Respecto a Unió de Dones de Catalunya, esta fue una iniciativa conjunta entre el PSUC, Estat Català y ERC con la intención de organizar mujeres no afiliadas a ningún partido. Tenía una sección juvenil y su sede estaba en la carretera de Cardona, 15, 1º.

El movimiento libertario generó sus propias organizaciones tales como Solidaridad Internacional Antifascista o Mujeres Libres, que tenían básicamente las mismas funciones que las entidades antes mencionadas. También el POUM contó con un Socorro Rojo propio. Sin embargo, todas estas palidecían ante el SRI del PSUC, que en Manresa contaría con alrededor de 1.200 personas asociadas.

La contrarrevolución

El PSUC de Manresa se formó a partir de la fusión de la USC con el pequeño PCC en julio de 1936[87]. Era la USC quien tenía el control real, ya que los militantes del segundo eran demasiado jóvenes[88]. Aquella USC había pasado de un socialismo democrático en 1932 al estalinismo en 1936. Fueron los más fervientes defensores de las consignas del nuevo PSUC. Aun así, algunos de sus militantes de la primera época se negaron a formar parte de un partido estalinista y lo abandonaron. Esto no supuso ningún problema para el desarrollo del Partido en Manresa que gracias a la UGT logró un aluvión de militantes, llegando a cerca de 400 miembros en 1937.

Además, vino acompañado de una serie de organizaciones afines como el Socorro Rojo Internacional, la Asociación Konsomol, la Asociación de Amigos de la URSS y la Asociación de Mujeres Antifascistas. Se beneficiaban de la enorme producción cultural y artística rusa, que proyectaban en sus locales y en los cines. Y por supuesto capitalizaban propagandísticamente la ayuda militar soviética que comenzó a fluir hacia octubre de 1936.

Pero como hemos dicho, el crecimiento del PSUC se cimentaba sobre el control efectivo sobre la UGT. Y recordemos que la UGT se había convertido en el primer sindicato de Manresa gracias a la entrada en bloque del ADCI (comercio), los sindicatos afines al POUM (construcción y cinteros) y los Sindicatos de Oposición (textil, metal, madera y transporte). Inicialmente tanto el POUM como los treintistas pensaban que dominarían fácilmente la nueva UGT. De hecho, tuvieron influencia, ya que el esfuerzo colectivizador en parte se explica por su presencia al frente de algunos sindicatos ugetistas.

Sin embargo, el transcurso de la guerra debilitó las posiciones revolucionarias. El POUM fue apartado del Gobierno de Tarradellas en diciembre de 1936 y los ataques sobre el partido arreciaron. Además, algunos militantes destacados treintistas de Manresa pasaron al PSUC asumiendo el programa del Partido. En enero de 1937 se creó el diario comunista de la comarca, llamado UGT con toda la intención. Fue criticado por El Pla de Bages, vocero del POUM, por servir a unos intereses de partido, antes que a los de la clase obrera. Aunque el diario UGT hablaba de revolución en realidad la buscaba frenar. Su obsesión era la unidad antifascista bajo un gobierno fuerte, la disciplina, la militarización del trabajo y el sacrificio de toda la población.

El 27 de febrero, tras una discusión subida de tono, Florenci Clariana – militante histórico de la UGT, y por entonces también del PSUC – asesinó al cenetista Paulino Hernández Blanco. Clariana fue absuelto por haber actuado en defensa propia. La Confederación tuvo que evitar que los suyos actuaran como venganza. El entierro de Hernández fue una muestra de concordia contando con la asistencia de miembros del PSUC intentando que la situación no se descontrolase.

El 8 de marzo se celebró una manifestación de mujeres en Manresa, llamada “Diada de la dona antifeixista”. La manifestación tenía un carácter unitario y hablaron representantes de casi todas las fuerzas. Al terminar la manifestación un grupo de mujeres comunistas se dirigieron al edificio de la Telefónica a quitar todas las banderas rojinegras que colgaban de las ventanas al grito de “fuera banderas”. Después se dirigieron al local del POUM haciendo la misma operación: arrancando la pancarta que colgaba del balcón. Todas las consignas eran contra la revolución y sus símbolos. Al final un grupo de patrulleros cenetistas se cansaron de la provocación y efectuaron unos disparos al aire que dispersaron aquella primera actuación claramente contrarrevolucionaria. La manifestación había estado manipulada por las consignas del PSUC y de hecho la que quitó la bandera cenetista era Carmen Castillo Tortosa, de la CNT[89]. Estos hechos fueron motivo de amargas discusiones en el Consejo Municipal.

Los Hechos de Mayo no produjeron incidentes en la localidad. Aun así, la CNT permitió que la Guardia de Asalto tomase la Telefónica, Correos y Telégrafos y Radio Manresa. La prensa local estuvo severamente censurada entre el 7 y el 12 de mayo. Y el mismo día 12 el PSUC decretó la expulsión de los militantes del POUM que estaban en la UGT. De esta manera fueron ingresando en la CNT. En octubre se constituyó el nuevo Consejo Municipal, del que estaba excluido este partido, cosa que fue lamentada por los consejeros cenetistas[90].

En ese mes de mayo el PSUC hizo circular rumores contra el alcalde Corbella. Entre sus rumores se decía que el alcalde había huido a Andorra con el dinero de las arcas municipales o que había enviado obras de arte a Francia para quedarse con el dinero de su venta. No obstante, la CNT le dio la vuelta a esta campaña de insidias convocando un mitin el día 30. La campaña estuvo bien pensada publicitando que en el mitin el pueblo “descubriría” lo que había hecho Corbella.

En el mitin, Corbella no mencionó para nada la campaña de calumnias que estaba recibiendo y realizó un mitin muy emotivo de unidad antifascista. En cambio, el siguiente orador, Paulino Malsand, cargó muy duramente contra los comunistas. Dijo que la CNT estaba cansada de los consejos municipales, que eran una pérdida de tiempo dado el bloqueo institucional que practicaban el PSUC y ERC y que podían actuar militarmente en cualquier momento contra los enemigos de la revolución[91]. A pesar de este mensaje, la postura de la CNT era realizar una alianza con la UGT, quizás sin tener en cuenta que ésta estaba bajo el control del PSUC. Esta campaña contra la revolución se fue mitigando con el paso del tiempo. Aun así, en 1938 volvió a haber otra campaña de rumores contra Corbella intentando desacreditarlo.

En aquel verano de 1937 fueron detenidos un mínimo de 2.000 militantes antifascistas en Catalunya, aunque es posible que fuesen muchos más. La mayoría fueron presos gubernativos que tenían relación con los comités del verano anterior o que habían tomado parte en los enfrentamientos de los Hechos de Mayo. En Manresa, al existir una prisión, fueron llegando algunos de estos presos. El 3 de enero de 1938 se produjo una fuga de 18 presos libertarios[92] que fueron apoyados por la FAI local[93]. Entre los presos estaban presos conocidos como Antonio Ordaz y Justo Bueno[94]. El 18 de marzo se produjo un motín en la prisión de los Capuchinos protagonizada por cuatro libertarios[95].

Hacia agosto de 1937 el diario El Dia, de ERC, entró en polémicas con el PSUC, denunciando las calumnias que estos proferían hacia los republicanos, o denunciando que los centros de la UGT no habían sido entregados al Gobierno o indicando que la ejecutiva de JSU de Valencia no se había incorporado a filas [96]. Es decir, que los republicanos se fueron alejando de los comunistas y se acercaron a Corbella.

El final de la guerra

La guerra siguió su curso, erosionando los ánimos. Conforme avanzaba el conflicto se resentían las ganas de resistir. La enorme Fàbrica Nova (Bertrand i Serra) vivió una huelga espontánea a primeros de septiembre de 1937. Esta huelga, convocada por la falta de pan y otros artículos de primera necesidad, fue seguida por una manifestación hasta la Casa del Poble, donde también estaba la consejería de abastos de la ciudad. Para la manifestación, celebrada a las cuatro de la tarde, mujeres de la fábrica habían ido a las colas, en donde solían haber otras mujeres, y las animaban a ir a la manifestación. También se había amenazado a los comercios para que cerraran. Esta acción fue respondida por los sindicatos que desautorizaron a los trabajadores y animaron a volver al trabajo. Lanzaron un mensaje radiado que hablaba de “vergüenza para el proletariado de Manresa” y sus militantes fueron a calmar los ánimos a las fábricas. Pero la huelga era un síntoma del cansancio evidente que producía la guerra[97].

La penuria económica se fue apoderando de toda la sociedad. Las cartillas de racionamiento fueron la norma. Se veían colas delante de las panaderías. Se les recortó el sueldo a los trabajadores municipales el 10%, a pesar de sus quejas. Los precios de todos los productos básicos aumentaron extraordinariamente y apareció el mercado negro. Para evitarlo se impuso un control asfixiante al comercio. Eso generaba una sensación de malestar que no siempre se justificaba con la guerra, sino que había quienes acusaban de la escasez a las autoridades republicanas, generando un ambiente de desconfianza, desánimo y ruptura con el republicanismo.

El 18 de septiembre de 1937 se organizó una manifestación de mujeres contra la incorporación obligatoria a filas de sus familiares. Las autoridades republicanas tacharon esta manifestación de contrarrevolucionaria y se detuvo a tres mujeres. A Ramira Flo i Samsò se la tachó de “fascista” en las páginas de El Dia, añadiendo que al no tener hijos no tenía motivos para protestar. Fue condenada a 6 años y un día de campos de trabajo por el Tribunal de Espionaje y Alta Traición de Cataluña. 

Las calles estaban llenas de guardias y agentes del SIM. La ida y venida de soldados era una constante. Por ejemplo, Manresa aportaba unos 300 jóvenes por cada quinta y movilizó varios miles. De hecho, en el frente murieron o desaparecieron 508 soldados manresanos [98]. Y cada muerte era un mazazo. Otro factor que reflejaba los ánimos era la huida hacia el extranjero de ciertas personas de derechas, o bien la deserción de jóvenes llamados a filas que se escondían en masías o en los bosques. La prensa alertaba constantemente sobre los emboscados. En 1938 se convirtieron en un serio problema de orden público y los carabineros hacían batidas por valles y montes intentando capturarlos.

En aquel verano de 1937 también surgieron desavenencias entre los sindicatos CNT y UGT por la negativa del primero a reducir salarios en el ramo del textil. La falta de materias primas había producido la reducción de la semana de trabajo, así que las empresas plantearon reducir los sueldos. La CNT decía que esto condenaría a la miseria a miles de trabajadores, mientras que la UGT planteaba que hacer esto sería antieconómico. En este caso la CNT manresana se salió con la suya.

En el textil la situación era extremadamente grave. Si a mediados de 1937, se trabajaba 3 días a la semana, a partir del 1 de noviembre de 1938, ya solamente se podían trabajar 16 horas semanales. Solamente se libraban de estos recortes las empresas que se dedicaban a fabricar material de guerra, como por ejemplo Sederías Balcells, que hacía caretas antigas.

Para combatir estos desánimos y divergencias se constituyó el Frente Popular Antifascista, una alianza entre todas las fuerzas antifascistas que se dedicó a organizar mítines y festivales de apoyo al Ejército Popular en mayo de 1938. Otro proyecto similar fue la creación de un nuevo Comité de Enlace CNT-UGT, de carácter comarcal. Estaba presidido por Ramon Coll (CNT), siendo su vicepresidente Guillem Codina (CNT), el secretario Valentí Llaval (UGT) y vicesecretario Alfons Garriga (UGT). Los vocales eran Ramon Rovira (CNT) y Benvingut Tort (UGT)[99].

Pero la realidad de la guerra era otra. La ciudad se había llenado de hospitales de sangre, para atender a los heridos del frente. Hoy en día el cementerio de la ciudad tiene enterrados unos 300 soldados republicanos que murieron en los hospitales locales. Tanto la SIA como SRI o la Unió de Dones de Catalunya realizaban numerosas actividades benéficas para recaudar fondos o de carácter humanitario.

En la ciudad, también apareció una trama de informadores del servicio secreto franquista. Estas personas se encargaban de dibujar mapas y de recoger información sobre las fábricas y unidades militares que había en la ciudad. Y debido a su acción se realizaron dos bombardeos sobre la ciudad, el 21 de diciembre de 1938 y el 19 de enero de 1939. Entre los dos ataques murieron 35 personas, entre ellas varios menores. El objetivo de los bombardeos era desatar el terror. Para entonces los refugios no estaban totalmente listos debido a la anterior falta de implicación de la mayoría de la población, como denunciaban los sindicatos[100].

La caída de Manresa se produjo el 24 de enero de 1939. Para evitarlo se habían volado los puentes sobre el rio, pero las tropas republicanas fueron incapaces de presentar batalla y se retiraron. Unas 2.000 personas huyeron hacia Francia para evitar caer prisioneras.  

La postguerra

Tras la guerra se abrió una etapa negra de la historia de España. Durante días, tras la caída de la ciudad, reinó un ambiente de terror que produjo cinco víctimas mortales por diversos actos violentos de las tropas nacionales. Las delaciones entre ciudadanos estuvieron a la orden del día y la policía franquista efectuó numerosas detenciones. En total hubo unas 1.800 personas que pasaron por las prisiones franquistas o los campos de concentración[101]. Que se conozca, de la CNT eran 532 personas y de la UGT 691[102]. Y hay unas 600 personas de las que se desconoce su pertenencia sindical. Además, había unas 116 personas represaliadas pertenecientes a la FAI o las Juventudes Libertarias. Además, el Ayuntamiento y la enseñanza fueron depurados, así como las plantillas de numerosas empresas, que despidieron a los “rojos” más destacados.

En el capítulo de las ejecuciones, se calculan en 31 los fusilados en el Campo de la Bota que tienen relación con la ciudad de Manresa: Josep Casasayas Rebordosa (CNT), José Cayuela Cayuela (CNT), Antoni Cenzano Mora, Francesc Dorca Hurtet (CNT), Agustí Espinalt Sanllehí (ERC), Josep Farrás Puigmartí (CNT, El Radium), José García Navarro, Antonio Gonzálvez Gonzálvez (CNT), Lluís Iglesias Bosch (CNT), Narcís Iglesias Bosch (CNT), Pere Iglesias Bosch (UGT, CNT), Francesc Jou Real (PSUC, UGT), Blas Linares Verdú (CNT), Ceferí Llop Estupiña (CNT), Isidre Majó Viñas (CNT), Vicente Martínez Fuster, Antoni Munill Cuevas (CNT-SO, UGT), Miquel Navarro Vilardell (UGT), José Negrete Ibáñez (CNT), Urgell Pellicer Muntaner (PSUC, militar), Josep Perarnau Bacardí (POUM), Marià Riera Arola (rabassaire), Manuel Ruestes Bartra (CNT, ver capítulo de Guardiola de Bages), Matías Ruiz López (PSUC, CNT), Jaume Soler Llorens (CNT), Josep Vilanova Vila (rabassaire de Artés) y Joan Vilaseca Vilatimó (CNT).

Como vemos de 27 nombres, a los que hay que sumar otros cuatro domiciliados en otros municipios, aunque fueron residentes en Manresa en alguna época y otros diez nacidos en Manresa, que eran residentes en otros municipios[103]. De los 27 que hemos nombrado, 15 eran de la CNT, lo cual es un porcentaje muy elevado.

Otra cuestión a tener en cuenta fue la Segunda Guerra Mundial. Tanto en los campos de concentración de las playas francesas como en los campos de exterminio nazi hubo personas del Bages. En los campos nazis hubo 35 manresanos deportados[104]. De ellos murieron 19, entre ellos Antoni Camps Vives, el presidente del sindicato de la Piel en los años 1930 y consejero municipal con la CNT.

En la Guerra Mundial, propiamente dicha, también participaron personas de la comarca, comenzando por el mismo Batallón Libertad, dirigido por Ramon Vila Capdevila, el “capitán Raymond”. También Pedro Flores combatió en el batallón Bidón V, de la UNE. El mismo Flores ingresó en la guerrilla que invadió el Valle de Arán en 1944. Las guerrillas libertarias recorrieron la comarca hasta 1963, año en el que cayó muerto Ramon Vila.

Por último, destacar que la CNT se reorganizó en Manresa en 1942. En ese momento cayó su comité local y se volvió a organizar otro en 1944. Por entonces se creó una organización clandestina que fue capaz de afiliar a cientos de personas. En enero de 1946, con motivo de la celebración de la toma de Manresa por los nacionales, comenzó una huelga en la Fábrica Nova (Bertrand i Serra) que derivó en una huelga general. La primera que vivió la España de postguerra. Pero esta huelga atrajo toda la represión del régimen, cosa que hizo el ambiente irrespirable. En 1947 se produjeron numerosas detenciones por un descuido y la organización confederal quedó desarticulada[105].

Conclusiones

Según lo que hemos visto, la clave de los años 1930 en Manresa fue la relación entre los sindicatos – o más bien, entre los componentes de las juntas sindicales – de la CNT. En 1930 había una serie de sindicatos con juntas más bien afines al republicanismo que, de hecho, tenían su sede en el Centro Republicano, pronto renombrado a Centro Obrero, cosa ya de por sí indicativa. Y en su evolución política o ideológica llegaron al treintismo, entendido como un sindicalismo neutro. Sus planteamientos chocaron frontalmente con los del sector más anarquista o más revolucionario, que pretendía hacer una revolución sin dar tiempo a que se consolidase la República.

Ambos sectores se separaron con la insurrección de enero de 1932, ya que cada cual interpretaba los hechos de forma diametralmente distinta. Todos los acontecimientos posteriores no hicieron más que agrandar la brecha que los separaba. Así que en 1933 ya existían dos organizaciones separadas. Esto afectó seriamente a la CNT de toda la comarca, quedando en minoría la posición revolucionaria (o faísta). Aun así, ese sector logró cimentar todo un movimiento libertario con ateneos, grupos anarquistas y juventudes.

En 1936 las diferencias políticas ya eran diferencias personales, y esto jugó en contra del entendimiento y la fusión. Mientras que, en el resto de Catalunya, se tendieron puentes y los Sindicatos de Oposición volvieron a la disciplina orgánica de la CNT, en Sabadell y Manresa se alejaron. No solo eso, sino que terminaron en la UGT y algunos de sus cuadros terminaron en el PSUC.

De manera que los Sindicatos de Oposición de 1936 conformaron la base social de la UGT. El sector de Oposición recién llegado a la UGT constituía en torno al 40% de esa central. Y entre ellos hay que destacar el textil, con unas 5.000 personas afiliadas. Ante esta realidad la CNT-FAI no fue rival numérico respecto a la UGT. Sin embargo, hemos visto su destacable vitalidad, teniendo mucha fortaleza en los comités, en el Consejo Municipal, en las milicias e impulsando las colectivizaciones. Se puede decir que la revolución en Manresa es principalmente obra del anarcosindicalismo, si bien resultaría injusto no reconocer el papel jugado por el POUM o los mismos treintistas.


[1] Dejaremos en el tintero el relato del movimiento libertario anterior a la proclamación de la República. Para ello, ver Gómez Miguel (2017). Teixint la història en roig i negre. CEJEB

[2] Del atentado contra los pistoleros del Sindicatos Libres se acusó a Joan García Oliver, no obstante, el autor material de los disparos debió de ser Joan Figueras Rossinyol.

[3] En el centenario del atentado se han publicado dos trabajos de obligada consulta:

CANÓ (2022), Sobre l’atemptat en contra d’Ángel Pestaña. Manresa, 25 d’agost de 1922. Manresa: Centre d’Estudis Ramona Berni (Grup de Memòria Històrica i Llibertaria del Bages).

Giménez, Sergio (2022). Tinta roja, sangre negra. A cien años del atentado contra Ángel Pestañahttps://conversacionsobrehistoria.info/2022/11/19/tinta-roja-sangre-negra-a-cien-anos-del-atentado-contra-angel-pestana/

[4] En enero de 1931 la FL de Sindicatos de Manresa estaba presidida por Maurici Fornells. Marcel Augés era el secretario. Había siete sindicatos:

Textil: presidido por Joan Bohigas y Benet Oriols, secretario; Transporte: Josep García y Sebastià Andrés, presidente y secretario respectivamente; Madera: Luis Canal y Manuel Porta; Metal: Jaume Armengol y Joan Monell; Alimentación: Constanci Bitlloch y Lluís Brau; Piel: Francesc Viñas y Josep Torrabadella; y Construcción: Jeroni Soler y Pedro Parra.

Serra, Jaume (1988): p. 34

[5] Gasol, Pere; Aloy, Joaquim (2001). Joves i Republicans. La República a Manresa 1931-1936. Centre d’Estudis del Bages, Ajuntament de Manresa. p. 17

[6] Gasol, Pere; Aloy, Joaquim, 2001: p.21-22

[7] Correspondencia con Enric Grau i Calafell. Papers de Pedro Flores. Arxiu Comarcal del Bages

[8] Gasol, Pere; Aloy, Joaquim, 2001: p. 22.

Según Enric Grau, hay que indicar que la FAI preparó un dispositivo de defensa para proteger al representante de los sindicatos, Josep Corbella Suñé. En esos momentos no se conocía la reacción de la Guardia Civil. Se dispusieron varios militantes en todas las calles y callejones que daban a la Plaza Mayor (recién nombrada Plaza de la República) armados con pistolas y bombas de mano. Fuente: Memorias de Enrique Grau. Fondo Pedro Flores. Arxiu Comarcal del Bages.

[9] Memoria del Congreso de Madrid, 10-16 de junio de 1931. Los sindicatos manresanos eran: Barberos. 70 afiliados; Construcción, 560; Fabril-Textil, 3.200; Camareros, 54; Madera, 600.

[10] Es lo que sumaban los siguientes sindicatos: Alimentación (Camps), 435; Metal (Ferrer), 625; Madera (Ferrer), 700; Fabril-Textil (Oriols), 5.244; Construcción (Picassó), 600; Transporte (Tapies), 321; Piel (Viñas), 650.

[11] Enrique Grau, en sus memorias, recuerda que el grupo de acción estaba compuesto por Corbella, Cano, Camps, Soler, “l’Esmolet”, el “Sevilla”, y “Manolo”. Solían poner petardos en los postes de teléfonos para dejar incomunicada la ciudad.

[12] La comisión negociadora del Sindicato del Textil de Manresa estaba compuesta por José Carmena Antolín, Valentí Piñol Canudas, Luis Belmonte Sanz, Presentación Costa Solé, Lourdes Urbana y Rosa Dachs Casas.

[13] Detenidos por la Guardia Civil en la madrugada del 22: Joan Fibla Manich, Aureli de la Cruz Febrero, Vicenç Martínez Fuster, Miquel Pujolà Carmona, Joaquim Serra Augé, Joan Figuerola Tribó, Miquel Botella Molina, Ramon Parcerisa Cortada, Joan Bruno Egea, Josep Playà Badia, Pere Santolària Selga, Miquel Mira Pi y Ramon Valls Alier.

Detenidos en el local del Paseo Pere III: Sebastià Vilaplana Duch, Ramon Agut Bacardit, Just Fustero Jordá, Ricard Duocastella Badia, Antoni Paredes de la Calle y Emili Boix Fábrega.

El día 26 fueron detenidos Valentí Piñol y Benet Oriols.

Florenci Mas Gibanell y Ramon Escudé Bonvehí, Àngel Ferrer fueron deportados a África en el vapor Buenos Aires. Y Leonci Sanllehí cumplió una pena de prisión en la Modelo de Barcelona.

Serra, Jaume (1988): p. 55

[14] Los detenidos fueron Antoni Camps Vives, Ramon Escudé Bonvehí, Ermengol Esquius Fresachs, Florenci Mas Gibanell, Salvador Hosta Jo, Aquilí Ferrer Clavel, Josep Cabaco Catrino, Manuel Medina Linares, Aquilí Rodríguez García y Francisco García.

[15] Grau indica que consiguieron 300 kilos de dinamita almacenados en una caseta de Puigberenguer. Los enviaron a Barcelona, donde fueron utilizados por el Comité de Defensa.

[16] Firmantes: Lluís Canal, Ramon Colell, Emili Colell, Lluís Segarra, Francesc Comellas, Salvador Camps, Enric Ribas, Pere Fitó, Josep Solana, Josep Grau, Ramon Parcerisas, Pere Sabrià, Aureli de la Cruz, Ramon Farré, Jesús Gómez, Jeroni Puig, Joan Gasset, Melitó Farré, Lluís Brau, Antoni Augés, Jaume Sala, Antoni Camps, Josep Puig, Josep Planas, Manuel Porta, Miquel Casanovas, Josep Vila, Josep Casasayas, Jaume Farré, Miquel Mira, Marià Prat, Valentí Piñol, Benet Oriols, Andreu Nardi y Marcel Augés. (Citados por Jaume Serra).

[17] Grau informa que aproximadamente estos militantes habían aceptado los comités paritarios en 1928. 

[18] Satina murió a finales de 1932.

[19] Para ver estos manifiestos, consultar El Trabajo, 04/02/1933 y 11/02/1933.

[20] Grau indica que no era de fogueo, sino que a Joan Figueras se le encasquilló el arma.

[21] El primer director de esta segunda etapa de El Trabajo fue Marià Prat, que dimitió en 1933, siendo sustituido por Josep Anselmo, que venía de Igualada. Ambos fueron treintistas destacados.

[22] Flores cita como detenidos a Joan Figueras, el ferroviario Casas, Francisco Monfort, Joan Sabartés y el resto trabajaban en la Pirelli: los tres hermanos Blanco, Rafael Núñez i Ramon Planas. El único que se sabía a ciencia cierta que había tomado parte en los hechos fue Planas.

Op. Cit. Flores, Pedro (1981), Las Luchas Sociales… p. 262.

[23] El sector del textil era la clave dada su importancia numérica. A pesar de la hegemonía treintista, el sector faísta tenía militantes como Lluís Gregori, Antoni Torrentallé o Joan Badia.

[24] Por parte de estos sindicatos treintistas destacan Josep Alegret, Melitón Ferrer y Marcel Augés del sindicato del metal, Lluís Canal del sindicato de la Madera y Estanislau Sanfeliu, Benet Oriols, Valentí Piñol o Josep Gros por el Fabril y Textil.

[25] La junta del Caucho comienzos de 1933 estaba compuesta por Julio Casas, José Navarro y Pedro Flores Martínez, entre otros. A mediados de año por Diego Crespo, Manuel Díaz y Mariscal. Y a finales de año por Manuel Alonso, Manuel Benítez, Isidro Jiménez, José Lino, Ramon Tasias y Viñolas.

[26] Solidaridad Obrera, 14/03/1933, p. 5.

[27] Todo esto aparece en las carpetas de Junta d’Aquarterament, Guàrdia Civil y Obres de la Caserna del Carme, del fondo Arxiu Històric de la Ciutat de Manresa, guardado en el Arxiu Comarcal del Bages.

[28] En el diario El Dia, 16/01/1934, en la primera página, Valentí Piñol, valedor del Partido Sindicalista en los meses siguientes, firma un artículo difamador titulado “La FAI al servei de la reacció”. Acusaba a la organización anarquista de pretender hacer guardia en los colegios electorales para que no votase la gente de izquierdas.

[29] Isidre Vall-llosera había sido candidato suplente en la lista derechista. Era dueño de la panadería Cal Jordi del barrio de Escodines. El diario El Dia lo acusaba de haber prometido durante la campaña regalar aceite y pan de su tienda a quienes votasen por la derecha.

[30] El alcalde Marcet destituyó a 13 funcionarios municipales acusados de tener una actitud contraria a la República: partidista de las derechas y obstruccionista de cualquier medida renovadora. El Dia, 16/01/1934, p. 1 y 2

[31] A pesar de todo, USC era un partido pequeño, que en esa época contaba con unos 50 militantes en Manresa. 

[32] El Pla de Bages, 21/04/1934, p. 4. Se detuvo a cuatro personas por este atentado, entre ellas al socialista Florenci Clariana.

[33] Serra, Jaume (1988): p. 107

[34] Serra, Jaume (1988): p. 108 y El Trabajo, 15/01/1934

[35] La noticia también comentaba que la FAI provocó altercados en la asamblea del día 6 en el Teatro Kursaal. El Trabajo, 10/03/1934.

[36] Relato de El Pla de Bages, 09/10/1934, p.4

[37] Flores, Pedro (2003). Memories… p.66

[38] En El Dia, 01/08/1935, p. 6 aparece un listado con 40 nombres de procesados de Manresa, casi todos de ERC y de la Alianza Obrera.

[39] La llamada Acción Ciudadana era una milicia popular “de orden” creada en 1935 por los gobiernos reaccionarios del momento, para sustituir al Somatén porque había sido utilizado por ERC en bastantes municipios como fuerza de choque de la Revolución de Octubre y se necesitaba una milicia armada de confianza para las autoridades.

[40] Entre los nuevos miembros de la junta estaban: Manuel Ruíz, Víctor Serra, Manuel González, Enric Grau, Ramon Farré y Pedro Flores.

[41] Representantes en el Pleno Intercomarcal del bosque de Suanya, junio de 1935:
Manresa, Oficios Varios: Juan Valdés y Enric Grau; Construcción: Vicente Sánchez y José García; Caucho: Jaume Arnau y Pedro Flores; Fabril: Antoni Torrentallé y Ramon Farré; Piel: Valentí Camps y J. Casals; Ferroviarios: Emilià Martínez y Josep Barber.

Cardona (Antoni Ramos), Gironella (Cubinsà), Sant Vicenç de Castellet (Joan Molas) y Súria (Martínez).

Serra, J. (1988): p. 119

[42] Sus delegados eran: M. Aranda, Jaume Arnau, Ramon Ferrer, Paulí Malsand y Andrés Riera.

[43] Flores indica que participaron Rafael Alarcón, Jaume Arnau, Casimir Font, Andrès Riera, Paulí Malsand, Fuentes, etc. Flores, Pedro (1981): p. 115

[44] Flores también ofrece una lista de nombres de las JJLL; Joan Asensio Sánchez, Joan Parcerisas («el francés»), Josep Figueras, Josep Pla, Josep Belmonte, Manuel Ruíz Cintas, Josep Piñol, Anton Ferrer, Ignasi Codina, Emilio Gómez, Àngel Sánchez, Pilar Martin, Aurelia Magnet y Zurita Cervelló, entre otros.

[45] Molas, Isidre (1972). El sistema de partits polítics a Catalunya (1936-1939). Barcelona, Edicions 62. p. 107

[46] En Súria los socialistas lograron 48 votos, en Sallent 9, en Navarcles, 7, en Callús, 5, en Mura, 4, en Santpedor, 3, en Artés, 2 y en Navàs, 2, que eran números muy testimoniales, exceptuando quizá Súria. Serra, Jaume (1988): p. 98.

[47] Clariana fue candidato de la Coalición Obrera en 1931, que lideraba la gente del BOC, pero en los años posteriores pasó a la USC.

[48] Serra, Jaume (1988): p. 67

[49] Serra, Jaume (1988): p. 104.

[50] Serra, Jaume (1988): p. 98.

[51] Por entonces, hicieron mítines en Manresa: Federica Montseny, Francisco Carreño, Rosario Dolcet, Jacinto Borràs, Alejandro Gilabert, Alfonso Nieves Núñez, Mariano Vázquez, Francisco Arín, etc.

[52] Flores indica que Rafael Corvinos y algunos miembros del ADCI tenían 5 fusiles más, y que les cedieron uno o dos a los militantes libertarios. Esto nos induce a pensar que el ADCI no tenía gente preparada para la lucha callejera. Quien sí lo estaba era el GABOC o grupo de acción del BOC/POUM. Estaba dirigido por Magí Gamisans y Carles Costa. Por su parte, el PCC tenía 4 escopetas de dos cañones, 2 escopetas de un cañón, 1 rifle, 4 revólveres, 1 pistola, 1 tercerola y 1 remington, que para el número de militantes que eran, supone todo un arsenal. Serra, Jaume (1988): 105.

[53] En la Causa General aparecen 50 nombres, aunque quizás fueron más y no estaban apuntados en la lista.

[54] El Plan del General Emilio Mola, uno de los sublevados más destacados, decía que había que dominar la situación por el terror, efectuando una matanza sistemática de elementos republicanos y obreros, antes de que éstos pudiesen reaccionar. Al seguirse este plan en los territorios en los que triunfó el golpe tuvieron lugar auténticos fusilamientos de masas en numerosos pueblos y ciudades.

[55] Grau indica que el Ayuntamiento armó a militantes de los Sindicatos de Oposición, que pronto empezaron a intimidar a los militantes anarquistas. Esto se acabó cuando llegó un par de camiones de Barcelona cargados con armamento, llevados a Manresa por Asencio y Solé. Las fechas son diferentes a las de Flores, puesto que dice que estos camiones llegaron a la ciudad a primeros de agosto. Con esas armas se constituiría la Columna Tierra y Libertad.

[56] Aloy, Joaquim, Gasol, Pere y Sardans, Jordi (1992). Història Gràfica de Manresa. pp. 39-46.
De CNT y FAI: Josep Corbella, Joan Yepes, Enric Grau, Antoni Camps i Josep Casasayas. De los Sindicatos de Oposición: Josep Ferràndiz, Marcel Augés y Andreu Nardi.

[57] La sede de este comité fue el garaje de la Buena Vista. No podía circular nadie sin el aval de la CNT, provocando numerosos problemas con las otras fuerzas de la ciudad.

[58] Corbella venia de los grupos de la FAI y de los Comités de Defensa. Para conocer su biografia, Gómez, Miguel (2020). Josep Corbella Suñé (1904-1972). Ser Histórico.
https://serhistorico.net/2020/10/26/josep-corbella-sune-1904-1972-miguel-g-gomez/

[59] La Junta de la FL de la UGT quedó en octubre formada por Melcior Moncunill, secretario general; Lluís Ambrós, secretario de organización; Amat Pardina, secretario de agitación y propaganda; Marcel Augés, secretario de incautaciones; Domingo Arnau, secretario de prensa; Antoni Casas, secretario de reclamaciones y Francesc Vinyals, secretario de administración. El Pla de Bages, 07/10/1936.

[60] Compuesto por militantes treintistas conocidos como Josep Anselmo, Andreu Nardi, Josep Ferrándiz, Salvador Camps, Estanislau Sanfeliu, Joan Arnau o Joan Planes.

[61] Según Enric Grau Calafell fue asesinado por “un bestia de la CNT y el hecho no fue aprobado por la Organización”. Fondo Pedro Flores. Arxiu Comarcal del Bages. Según el alcalde Marcet, el asesinado se había distinguido siempre por sus “ideas generosas y liberales”. Marcet Artigas, Francesc (2001). Memòries de Francesc Marcet Artigues. Centre d’Estudis del Bages. pp. 58-59. En total fueron asesinados 7 guardias locales, guardias rurales o alguaciles de Manresa.

[62] Emilià Martínez Espinosa dice que, en este ambiente, incluso algunos creyentes justificaban que el pueblo quemase las iglesias por todo lo que habían hecho los eclesiásticos años antes. Las mismas siempre habían sido espacios de propaganda antisindicalista y antirrepublicana. Evidentemente los sindicalistas, tenían cuestiones más importantes de las que preocuparse que de las iglesias (que además los había atacado y difamado desde siempre). Ver las entrevistas de audio del enlace de la nota siguiente.

[63] Para profundizar en este episodio visitar: http://www1.memoria.cat/laseu/content/el-salvament-de-la-seu-de-manresa

[64] Esta tesis fue defendida por Massari, R. (1975). La concepción anarcosindicalista de la autogestión. En R. Massari, Las teorías de la autogestión (1 ed., pp. 129-163). Zero S.A

[65] Se la llamó a partir de entonces “Empresa Autotransport Manresa-Berga-Guardiola Col·lectivitzada CNT-AIT”.

[66] La compañía de Ferrocarriles Catalanes. Cómo se procedió a la incautación. Solidaridad Obrera, 04/09/1936 p.5

[67] Acta de Incautación. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 17

[68] Acta de l’Assemblea General d’Empleats d’oficines i magatzems de les empreses Pirelli i associades.  CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 1087, 5, 1

[69] Carta a la Comissió de Responsabilitats de la Generalitat, 1937. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 12.

[70] Carta a la Comissió de Responsabilitats de la Generalitat, 1937. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 12-27 Firmado por José Martínez Carreño y Ángel Sánchez López, de JJ.LL.

[71] Carta a la Comissió de Responsabilitats de la Generalitat, 1937. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 12-24. Firmado por Vicente Basullas y Zurita Cervelló.

[72] Carta a la Comissió de Responsabilitats de la Generalitat, 1937. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 10-12.

[73] Carta a la Comissió de Responsabilitats de la Generalitat, 1937. CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 167, 2, 12-13. Firmado por Josep Moncunill y Jaume Picassó.

[74] Para ver el texto completo del decreto: DOGC, 28/10/1936

[75] ARCH00293.40D.2, Fondo CNT (España). Archivo de Ámsterdam

[76] Según se desprende de su entrevista en el suplemento Idees, 20/09/1984. p. 21. Se puede consultar online: https://www.memoria.cat/wp-content/uploads/2020/02/Rafael-Corvinos-entrevista-regio7-20-setembre-1984.pdf

[77]El CENU i l’educació en temps de guerra

<http://www.memoria.cat/mestres/content/el-cenu-i-l%E2%80%99educaci%C3%B3-en-temps-de-guerra>

[78] BONVEHÍ i CASTANYER, Jordi. L’escola manresana durant la guerra civil.
<http://historiesmanresanes.blogspot.com.es>

[79] BONVEHÍ, Jordi. Biografia de Manuel Ruíz Cintas,

<http://historiesmanresanes.blogspot.com.es/2012_01_01_archive.html>

[80] Modesto Cubas. Informe sobre la 138 Brigada. 7A.4. Fondo CNT (España). IISH

[81] Se pueden ver algunas de ellas en Bonvehí, Jordi (2009). Un passeig pels carrers manresans. Històries Manresanes. https://www.historiesmanresanes.cat/2009/06/un-passeig-pels-carrers-manresans.html

[82] Los Consejeros Municipales eran:
Josep Corbella, Felipe Daniel Cuevas, Carmel Muro, Enric Grau Calafell, Manuel González, Antoni Camps Vives, Antoni Vidal, Josep Casasayas Rebordosa y Emilià Martínez Espinosa, por la CNT;

Rafael Corvinos Barraca, Joan Dueso Fernández, Marcel Augés Farré, Salvador Grau Santamaria, Antoni Casas Fusté y Josep Flor de Lis Geniqué, por el PSUC;

Gumersind Sanmartí Prat, Josep Martí Farreras, Ramon Sanz Ibars, Josep Brunet Clarí, Ramon Serra Savall, Lluís Guitart Sallés, Josep Terme Ferrer, Francesc Tàpies Casanovas y Lluís Vila Galobart, por ERC;

Isidre Casajuana Simonet, Jaume Armengol Miserachs y Carles Costa Cadevall, por el POUM;
Ramon Morelló Almoiner, Josan Espinalt Berenger y Sebastià Farrés Bosch, por ACR;
Josep Pla Prat, Mateu Espinalt Bajona y Josep Soler Cabanes, por UR.
CDMH, Salamanca. Político-Social – Barcelona, Generalitat – Legajo , 188, 3, 46

[83] Corbella había sido secretario de la Confederación Regional del Trabajo de Catalunya en 1933. En 1937 fue nombrado miembro de la Comisión Asesora Política del Movimiento Libertario (CNT, FAI y JJ.LL.), como responsable de economía.

[84] El Dia, 28/02/1938, p. 1

[85] Alcalde, Josep Corbella (CNT); consejero primero, Ramon Sanz (ERC), consejero segundo, Marcel Augés (PSUC), consejero tercero, Josep Soler Cabanes (UR) y consejero cuarto, Joan Espinalt Berenguer (ACR). Consejeros delegados: Josep M. Álvarez Miquel (CNT), Antoni Camps Vives (CNT), Miquel Arpa Cura (ERC) y Joan Lladó (PSUC).
Relación de consejeros:
CNT: Guillem Codina Selva, Jeroni Puig Font, Manuel González Serrano, Josep García Narváez, Andreu Nardi Viñas y Emilià Martínez Espinosa.

PSUC: Marcel·lí Font Brunet, Valentí Llavall, Domingo Mínguez, Joaquim Puig, Just Sunyé y Benet Oriols.

ERC: Gumersind Sanmartí, Francesc Tapias Casanoves, Josep Brunet Clarí, Ramon Serra Savall, Jacint Fainé Bach, Andreu Alsina Farriols y Lluís Guitart Sallé.

UR: Joan Serra Piqué y Josep Giralt Torruella.

ACR: Ramon Morelló Almoiner y Benet Ferrer. Fuente, El Dia, 28/10/1937.

[86] Montserrat Planas Garbí. Dones Manresanes. Guerra civil i repressió. Memòria.cat

[87] Numéricamente serían unos 70 de la USC y unos 20 del PCC. Podemos suponer que el PSUC nació con un centenar de militantes.

[88] Pedro Flores describe al PCC como un grupo de adolescentes fanáticos de la URSS, que se organizaban en torno a Juan Dueso Fernández, que era el mayor de todos. No parece que las fuerzas de izquierda tomasen en serio esta organización como ocurría en Súria y Sallent. Otros militantes relevantes fueron Josep Rucosa Vila y Jeroni Sáez Martínez.

[89] Parcerissas, Conxita. El 8 de març de 1937. Dones manresanes: guerra civil i repressió. Memòria.cat

[90] El Dia, 27/10/1937, p. 1 y 2.

[91] El Pla de Bages, 31/05/1937, p. 2

[92] Listado: Juan Artero, Roberto Bigliani Boco, Justo Bueno Pérez, Pío Coletas Robira, Antonio Céspedes Asencio, Silvestre Egea Fernández, Andreu Froment Froment, José Giménez Herrero, Francesc Massip Valls, Salvador Mellado Fernández, Antonio Ordaz Lázaro, Jaume Orriols Cases, Josep Queral Miró, Santiago Queralt Brusi, Caricio Romero Corrador, Manuel Sidoncha Gómez, Doménech Vaca González y Richard Winger.

GUILLAMON, Agustín. Bueno, Justo (1907-1944).

[93] Para la evasión se preparó una red. Pedro Flores en su correspondencia indica que el responsable fue Josep Barber.

[94] Justo Bueno pertenecía al grupo que supuestamente había matado a los hermanos Badia el 29 de abril de 1936.

[95] Juan Aro, Jaume Felip, José Fernández, Jesús Figuerola y José Valcárcel.

[96] El Dia, 28/10/1937, p.1

[97] UGT, 02/09/1937, p.1

[98] Sus nombres están recogidos en http://www1.memoria.cat/morts/

[99] El Dia, 30/05/1938, p. 3

[100] Se puede leer Aloy Bosch, Joaquim i Gasol Pujol, Pere. Els bombardeigs franquistes a Manresa  (1938-1939). Memòria.cat. http://www1.memoria.cat/bombardeigs/els-refugis-la-protecci%C3%B3-contra-els-bombardeigs-la-tasca-de-la-junta-de-defensa-de-la-poblaci%C3%B3-civil

[101] Se puede ver esta lista en Aloy Bosch, Joaquim y Pons Casasayas, Joan Albert (2012). Cens de manresans privats de llibertat. Memòria.cat http://www1.memoria.cat/censpresos/

[102] Datos de Centre d’Estudis Ramona Berni (2020). El Cost Humà de la Guerra Civil per la CNT de Manresa. https://manresa.cnt.cat/el-cost-huma-de-la-guerra-civil-espanyola-per-la-cnt-de-manresa/

[103] La relación completa de todos se puede ver en Gasol Pujol, Pere (2008). Els morts al Camp de la Bota (1939-1953). http://www1.memoria.cat/repressions/els-morts-al-camp-de-la-bota-1939-1953

[104] Sus nombres y biografías se pueden encontrar en Aloy, Joaquim y Pons, Jordi (2017). Manresans deportats als camps nazis. Memòria.cat https://www.memoria.cat/deportats/

[105] El relato de lo sucedido se puede leer en Gómez G., Miguel (2018). Teixint la historia en roig i negre. Centre d’Estudis Josep Ester i Borràs.