Miguel G. Gómez

Joaquim Fornells, personaje controvertido, tuvo su máxima importancia durante 1938, al ser elegido sucesor del alcalde de Manresa, el cenetista Josep Corbella i Suñé al frente del Consejo Municipal de la ciudad. Ejerció en el cargo desde el 1 de junio de 1938 hasta el 22 de diciembre. Y fue sucedido por el ferroviario, también cenetista, Emiliano Martínez Espinosa.

Fornells es uno de estos personajes que ejemplifican los cambios que sufre la mentalidad de las personas en épocas turbulentas. Por eso mismo, tuvo una participación poco clara en la Guerra Civil, aparentemente apoyando a un bando mientras apoyaba sutilmente a sus contrarios… ¿o quizás fue al revés?. En definitiva este artículo biográfico pretende echar luz sobre su comportamiento para ayudar a comprender mejor su figura y actuación política.

Revolucionario

Hijo de Josep Fornells y Emilia Parera Ibáñez, nació en 1898 en Manresa. Tuvo dos hermanas, Cecilia y Carmen, y un hermano, Esteban. La familia vivió en un piso de la céntrica plaza manresana de Sant Domènec, hasta que el padre falleció y algunos hijos se emanciparon y se mudaron a otro lugar de la ciudad.

No se tienen detalles sobre Fornells hasta los años 30. Lo primero que conocemos de él será sobre su participación en la huelga de la Telefónica, en julio de 1931, una vez proclamada la Segunda República. Desde hacía algunos años Fornells ejercía funciones de administrativo para la Compañía Telefónica Nacional de España. Recordemos que la Telefónica fue fundada en abril de 1924 y en esos tiempos suponía la llegada de la tecnología más avanzada.

Como se ha dicho, en 1931 tuvo lugar una huelga en esta empresa. Fue convocada a nivel de todo el estado por la CNT y la UGT. Los sucesos más graves tuvieron lugar en Sevilla y los pueblos de alrededor que se saldaron con nada menos que 30 muertos y 200 heridos por las fuerzas del orden. Las fuerzas policiales y el ejército utilizaron la artillería contra los huelguistas al más puro estilo colonial.

En Manresa esta huelga, iniciada el día 6, tuvo una importancia extraordinaria. Para hacer frente a la convocatoria, el Gobernador Civil envió 8 parejas de la Guardia Civil, que vigilaron la central de teléfonos ante los sabotajes que ya estaban sucediendo por toda la ciudad. Tal fue la cantidad de actos de sabotaje, que para el 24 de julio se contabilizaban en 1.300 los circuitos cortados. Esto suponía alrededor de la mitad de todos los que había en Manresa. Además, la huelga de teléfonos coincidió con otras huelgas parciales en otras empresas y huelgas sectoriales y el día 13 se proclamó una huelga general a nivel de toda la ciudad. Para esta ocasión se había formado un grupo de acción anarquista, con militantes de la FAI y de la CNT. El grupo se dedicó a volar los palos telefónicos y los eléctricos para dejar sin suministro la ciudad y para dejarla incomunicada.1

Si lo anterior ocurría a nivel clandestino, a nivel público la Federación Local de la CNT presentó una queja formal ante el Ayuntamiento protestando por que dos parejas de guardias civiles estaban patrullando, fusil en mano, la entrada de la Telefónica. La Confederación convocó una manifestación de protesta por la presencia de la “Benemérita” en Manresa, ya que entendían que esta institución armada debería ser disuelta. Además enviaron delegados a hablar con Francesc Macià y Carles Esplà, conocidos líderes republicanos de Catalunya, que les prometieron “reconducir la situación”.2 Sin embargo, la situación social escalaba, y el Gobierno Civil envió el ejército a apoyar a la Guardia Civil. Esta huelga coincidía con otra que tenía lugar en la mina de Cardona en esos mismos días, a donde se envió al general Batet al frente de una compañía del ejército para reconducir la situación. Como vemos, la comarca estaba bien caldeada en aquel julio de 1931, y fue un preludio de lo que ocurriría en enero del año siguiente.

El resultado de esta huelga fue muy positivo para los intereses de la CNT manresana que afilió casi toda la plantilla de la Telefónica. Su delegado fue Leonci Sanllehí Fusté, que a partir de entonces siempre fue muy próximo – o quizás incluso se unió – a la FAI. Sanllehí tuvo cargos en la Federación Local cenetista a lo largo de los años 30.

Volviendo a la biografía que nos ocupa, Fornells fue expulsado de la compañía por su “actitud levantisca” durante esta huelga, logrando reingresar tiempo después con “gran reparo de sus superiores”.3 Sin embargo, su dedicación al trabajo, una vez readmitido, debió de ser satisfactoria, puesto que a primeros de 1936 fue nombrado jefe responsable de la Telefónica en Manresa.

Fornells, en su declaración al ser detenido tras la guerra, se describía a sí mismo como una persona que vivía al margen de la política, sin estar afiliado a ningún partido ni sindicato, y que incluso simpatizaba con las derechas. Este tipo de declaraciones deben ser tomadas con cautela, puesto que aquella Guardia Civil de la postguerra, era muy proclive a sacar confesiones bajo tortura o amenazas y, además, todo el mundo quería justificarse ante el nuevo régimen franquista.

Al iniciarse la Guerra Civil Fornells permaneció en su puesto de jefe de la central telefónica. Tenía bajo su control todas las delegaciones y controles existentes en los pueblos de la comarca y todo el mundo seguía sus órdenes a rajatabla. A los 15 días recibió la orden de que se pusiera a disposición del comité de control de distrito, que estaba compuesto por miembros del Frente Popular y de los sindicatos.

El 1 de agosto se afilió a la UGT, siguiendo la consigna de que todo el mundo debería estar afiliado a algún sindicato. Con él se afilió a la central socialista la mayoría de la plantilla. Se dice que al iniciarse la guerra Fornells “demostró gran simpatía con los rojos”. Sin embargo, también hay otras versiones que dicen que en esta primera época de la guerra aún no se significó demasiado, puesto que no estaba a favor de los asesinatos que realizaban los comités.

Sea como fuere, Fornells abrió un despacho particular en una habitación del Hotel Mundial, situado en el primer tramo del Passeig Pere III, justo enfrente del edificio de la Telefónica de Manresa. Varios testimonios confirman que este despacho tenía un teléfono sin registrar, con el número 2345. Este número no figuraba en el fichero de la central. Su domicilio real, donde vivía con su esposa, estaba en la calle Circunvalación 68.

En el despacho recibía visitas frecuentes de militantes destacados de la CNT y la FAI. Estas reuniones se alargaban hasta altas horas de la noche. No conocemos qué tipo de conversaciones mantenían, pero todo indica que Fornells estuvo colaborando con la CNT. Esto se deduce a partir de las personas que lo visitaban, según las declaraciones de los testigos en su juicio de la postguerra:

  • Joan Figueras, antiguo colaborador manresano de Joan García Oliver, fue apresado junto con el de Reus tras el atentado contra los sindicalistas del Sindicato Libre ocurrido en Manresa en 1923. Figueras siempre fue militante faísta;
  • Antoni Camps Vives “el Esquilat”, presidente del Sindicato de la Piel de la CNT, en los comienzos de la guerra fue el delegado de seguridad del Comité Revolucionario de Manresa. Debido a su cargo, tenía a sus órdenes las patrullas milicianas de vigilancia de la retaguardia;
  • Leonci Sanllehí, mencionado anteriormente como el contacto de la CNT-FAI en la Telefónica. Por eso mismo, es muy probable que conociese a Fornells personalmente;
  • Miquel Casanovas, otro militante revolucionario. En los comienzos de la guerra participó en las patrullas de control y en 1938 fue nombrado cabo de la Guardia Municipal.4

Hubo otros, aunque no nos han llegado los nombres.

Resulta evidente que en el despacho de Fornells se intercambiaban conversaciones típicas de un servicio de inteligencia y que podían utilizar ese teléfono que no estaba registrado para hablar con sus servicios equivalentes de Barcelona o, tal vez, con otros agentes, comités o patrullas. Camps fue el jefe de las patrullas de control de Manresa y los demás nombrados eran personajes de cierto renombre libertario. Por tanto, todo indica que Fornells se convirtió en hombre de confianza de la FAI manresana, puesto que las comunicaciones son un aspecto clave.

A finales de año, ya se describía a Fornells como una persona “muy roja” que elogiaba al régimen imperante en Rusia diciendo que iba a la cabeza de todas las demás naciones. Como vemos, el contraste con su auto-definición como “derechista” es abismal. Fue nombrado subjefe del comité de distrito de la Telefónica, una vez reorganizada la empresa y puesta bajo control de los trabajadores.

Al ser registrado el domicilio de Evaristo Datzira, trabajador de la Telefónica, sospechoso de actividades contra la República, éste fue conducido a la sede del Comité en calidad de investigado. El comité tenía su sede en el Casino, en el Passeig Pere III. Al lado de la Telefónica o del Hotel Mundial. Fornells fue a visitarlo quizás para evitar males mayores, aprovechando sus relaciones. Hablando de diversos temas, Datzira se enteró de la detención del industrial Joan Jorba, propietario de varios grandes almacenes que acababan de ser colectivizados. Datzira expresó su desagrado y desacuerdo con esta detención, a lo que Fornells le respondió restándole importancia y asegurándole que se había ejecutado personas más inocentes que Jorba.

En enero de 1937 Fornells se pasó a la CNT trayéndose buena parte de la plantilla con él. Debido a esto, la UGT tuvo problemas organizativos y nunca se lo perdonarían. Acusaba a Fornells de hacerle la vida imposible a sus afiliados. Fuentes de la UGT decían haber estado pensando en él para cargos en la Federación Local y este desplante descolocó el sindicato. Le acusaron de coaccionar a sus compañeros para que cambiaran de sindicato. Varios testimonios de postguerra lo negaron (quienes se habían cambiado de sindicato) y otros lo corroboraron (quienes habían seguido en la UGT).

A raíz de los Hechos de Mayo de 1937, la Telefónica de Manresa fue controlada por la Guardia de Asalto y pasó a depender de la Generalitat, que a partir de entonces controló las comunicaciones. A pesar de este cambio, Fornells mantuvo el puesto.

Alcalde de Manresa

El 31 de mayo de 1938, el alcalde Josep Corbella Suñé presentó su dimisión. Debía partir hacia el frente por que su quinta había sido movilizada. El día 1 se convocó a Fornells en el edificio de la CNT. Corbella siempre había sido un militante de la FAI, y durante la huelga de 1931 perteneció a ese grupo de acción anarquista que tanto se destacó en los sabotajes. En 1936, Corbella fue representante de la CNT en el Consejo Municipal, siendo elegido como alcalde-presidente por la mayoría de los consejeros. En la reunión entre ambos, Corbella le ofreció el puesto a Fornells pero éste último rechazó la oferta. Al día siguiente recibió la llamada del Secretario General de la Regional Catalana de la CNT, Joan J. Domènech, quien insistió en que se hiciera cargo del puesto ofrecido. En este momento aceptó. Datzira en sus declaraciones indica que el nombre de Fornells le fue sugerido a Corbella por un militante de la FAI llamado Torrents.

Pero el nombramiento de Fornells como alcalde no fue del gusto de todas las fuerzas de izquierda. El PSUC-UGT retiró su representante de la comisión de gobierno argumentando que los cargos de responsabilidad debían ejercerlos personas con un historial revolucionario, cosa de la que carecía Fornells.5

Tras la guerra Fornells, le aseguró a sus interrogadores policiales que había aceptado la alcaldía por observar en el ambiente “un rumor a derrota”, por espíritu de conservación y para “librar a las personas honradas de las hordas rojas”. Según los informes del Ayuntamiento y de la Guardia Civil de postguerra durante su cargo no se realizaron “desmanes”, excepto algunos registros ordenados por las autoridades militares de la plaza. En estos casos, el propio Fornells añadía, que era la propia CNT la que ordenaba solapadamente estos registros. Y aquí es dónde entra en escena el doble juego.

En septiembre de 1938 un grupo de guardias de asalto venían desde Barcelona para llevarse el tesoro artístico que se guardaba en el edificio de la Cueva de San Ignacio de Loiola. Colaborando con el portero, Pedro Pérez, intervino personalmente para que no se llevasen nada del lugar. Es evidente que esta actuación habló muy en su favor tras la guerra, pero no fue la única.

Bajo su mandato, Fornells avisaba a particulares de los registros que iban a suceder. De esta manera, esas personas podían poner a salvo sus pertenencias y no les eran requisadas. Normalmente fueron máquinas de escribir, radios o muebles, aunque hay un par de casos de edificios. También logró restituir en su puesto al Dr. Bosch en el dispensario municipal. Este doctor había sido destituido por no ser “afecto al régimen” republicano. Fornells también evitó el cierre del Montepío y Casal Artesano, que era una entidad en la que se reunían a puerta cerrada personas de derechas. Evitó la incautación del teatro Gran Kursaal por parte de la Conselleria d’Economia. Aunque esto se podría leer también como un apoyo a los trabajadores, que no querían que les confiscasen el teatro colectivizado. Hubo al menos dos casos de intercesión del alcalde para conseguir la libertad de personas detenidas, siendo estas personas derechistas. Otro caso fue la incautación municipal del Sanatorio Sant Josep para evitar que lo hiciera el ejército. Mediante esta incautación se logró mantener el personal religioso que gestionaba el centro.

Su paso por la alcaldía no fue polémico, ya que no se ejecutaron decisiones de relevancia. Presidió nueve sesiones del Pleno Municipal y veintiocho de la comisión de gobierno municipal. La mayoría de las disposiciones fueron de carácter administrativo. Quizás la única disposición mínimamente significativa fue la aprobación de la propuesta del entonces consejero municipal de economía, hecha por el ya mencionado Antoni Camps, para cambiarle el nombre a la Carretera de Vic por el de Avinguda Buenaventura Durruti.

Detalle de la firma de Fornells. Comunicacions amb l’Ajuntament (1938). ACBG.

Podemos ver que existían sospechas sobre las verdaderas intenciones de Fornells y que éste, aprovechando su puesto, puso a salvo los intereses y la integridad de ciertas personas de derechas. Cuesta creer que la CNT-FAI nombrase como alcalde a un contrarrevolucionario sin investigar su historial. Estamos hablando de una CNT-FAI, que contaba con un servicio de inteligencia propio en Manresa, y sería dudoso que Fornells les hubiera engañado. Entre otras cosas, porque su secretario durante su alcaldía fue Josep Viladomiu Vinyoles, conocido militante de la FAI de Gironella.

La caída de Fornells

Hacia finales octubre de 1938, el conseller de ERC, Gumersind Sanmartí, pidió 15 días de permiso para trasladarse a Perpiñán para proceder al pago de una compra concertada y efectuada en los primeros meses de la guerra. Para ello reclamó 3.000 francos de la Casa Subirats a nombre del Ayuntamiento. Aprovechando este viaje, Fornells decidió pedir también un permiso de descanso y acompañar a Sanmartí a Francia. El viaje tuvo lugar a primeros de diciembre.

Según sus declaraciones de postguerra, tenía un objetivo personal secreto: pretendía ir a Perpiñán a entrevistarse con su sobrino, Fernando Ferrer Rocafull, que era funcionario del estado en la zona Nacional. Pretendía ponerse a disposición de las autoridades nacionales, haciéndolas conocedoras de su cargo. Como hemos dicho, estas declaraciones de postguerra ante la Guardia Civil deben ser cogidas con pinzas.

Sin embargo, este viaje nunca llegaría a Francia. En el coche de Fornells y Sanmartí también viajaba Josep Viladomiu, que llevaba 3 ½ kg de azafrán para venderlos. Por entonces el azafrán era un bien muy preciado y se hacía contrabando con él ganando miles de francos en cada operación. Ignoramos para qué quería el dinero Viladomiu, pero su biografía es la de un militante recto, así que tendría que ser una operación ideada por la Organización.

Elementos del PSUC de Manresa alertaron a los carabineros de La Jonquera y los tres fueron detenidos. Pasaron a disposición del Delegado de Hacienda en Girona, y fueron sometidos a malos tratos durante tres días. Los comunistas intentaron que el grupo fuese enviado a prisión, pero la Delegación de Hacienda no quiso problemas y los devolvió a Manresa imponiéndoles, eso sí, una considerable multa administrativa.

Nada más llegar a Manresa, ya corría la noticia. Tanto La Vanguardia como el periódico comarcal del PSUC “UGT” ya lo habían publicado. El grupo municipal del PSUC-UGT pidió la celebración de un pleno municipal urgente por este motivo. Por su parte, el consejero Sanmartí salió relativamente indemne de todo este asunto – pudo demostrar de dónde salió el dinero que llevaba – y se reincorporó momentáneamente a la vida municipal.

Nota de La Vanguardia, 07/12/1938, reproducida al día siguiente también en UGT (diari dels Sindicats de la UGT del Bages) y en Solidaridad Obrera.

Por lo tanto Fornells se vio totalmente deslegitimado y el 22 de diciembre presentó su dimisión al Consejo Municipal. ERC cambió todos sus consejeros, mientras que la CNT solamente relevó a Fornells por Emiliano Martínez Espinosa. Al día siguiente el mismo Martínez Espinosa, – esta vez sí – de probada confianza revolucionaria para todos los partidos y sindicatos del consejo, fue elegido alcalde-presidente del Consejo Municipal de Manresa.

Todos estos cambios se produjeron en un momento de shock para Manresa, dado que el día 21 de diciembre había sido bombardeada por la aviación Nacional provocando la muerte de 12 personas e hiriendo otras 65. La situación era lo bastante complicada como para perder el tiempo en batallas políticas y las distintas organizaciones echaron tierra sobre el asunto.

Fornells se reintegró a su puesto de la Telefónica. Pero el 22 de enero fue llamado su reemplazo y fue desplazado al frente. Sin la menor preparación militar fue enviado como soldado raso a la Primera Agrupación de Ametralladoras, que defendió Berga. La unidad se replegó constantemente hasta la frontera francesa.

Tras cruzarla, fue ingresado en el campo de concentración de Saint Cyprièn en el que estuvo alrededor de un mes. Vista la desastrosa situación de los campos franceses volvió a España, entrando por Irún. Allí fue enviado al campo de prisioneros de San Sebastián y, unos días después, al campo de concentración del Patronato de Bilbao, situado en Deusto. Estando internado en este lugar, recibió la visita de su esposa que trajo avales del Sanatorio Sant Josep, de varios comerciantes y del nuevo Ayuntamiento franquista.

Fue puesto en libertad el 8 de mayo y regresó a Manresa. No obstante, el día 13 fue detenido otra vez y esta vez fue juzgado por el consejo de guerra permanente. A pesar de recibir bastantes declaraciones en su favor, el 23 de julio, recibió una condena a quince años de prisión temporal por “Auxilio a la Rebelión”.

Empezó a cumplir la pena el 19 de agosto en la Prisión Celular de Barcelona y más tarde a la Prisión de Torrijos de Alicante. El 29 de marzo de 1941 el consejo de guerra le conmutó la condena a seis años y un día, y fue puesto en libertad condicional el 16 de junio de ese año, aplicándosele el destierro. El 13 de mayo de 1942 se levantó ese destierro al cumplir la mitad de su condena.6 Acabada esta etapa de castigo regresó a su ciudad natal. Al terminar este periodo nunca reemprendió ningún tipo de actividad política. Falleció en Manresa en 1953.7

Conclusiones

En estas líneas hemos visto, primero, que Fornells no se destacó especialmente como revolucionario pero los apoyó. Más tarde, cuando tuvo el poder municipal, ayudó cuanto pudo a diferentes personas de derechas. Esta es la ambigüedad que marca la biografía de este alcalde poco conocido y menos reconocido de Manresa. Esta falta de reconocimiento se debe a que al haber estado implicado en un turbio asunto de contrabando y evasión de capitales, políticamente nadie quiso tener nada que ver con él. Todo el mundo se lavó las manos.

Siguiendo con los claroscuros y las preguntas a resolver, Fornells siempre se justificó diciendo que ni el azafrán ni los francos eran suyos. Por tanto se le represalió por algo que nunca hizo. Sin embargo, el asunto de la entrevista con su sobrino resulta chocante y nos hacen abrir nuevos interrogantes. ¿Hasta qué punto era cierto y pretendía servir de informador de los Nacionales? ¿Acaso Josep Viladomiu no sabía nada de esta posible entrevista? Y Fornells, ¿seguro que no sabía nada del azafrán? Pensando de una forma más retorcida aún, ¿no fue todo esto una trampa, orquestada por la misma CNT, para quitárselo de encima? Porque, ¿cómo se enteró el PSUC de este azafrán para poder denunciarlo?

Por último, debemos tener en cuenta que aunque Fornells pudiera tener algo que ver con personalidades de derechas esto no le salvó de cumplir prisión y destierro. Es decir, que las autoridades franquistas nunca le recompensaron y lo trataron como uno más a pesar de sus avales. Como vemos, hay material de sobra para investigar.

Fuentes

«Fornells i Parera, Joaquim» . Cens de Represaliats pel franquisme. Memòria.cat

«Fornells i Parera, Joaquim» . La República en un clic. Memòria.cat

«Fornells i Parera, Joaquim». Diccionari biogràfic dels Països Catalans.

Juicio Sumarísimo a Joaquín Fornells Parera. Archivo del Tribunal Militar Tercero de Barcelona.

Junta de Libertad Vigilada (1939). Arxiu Comarcal del Bages (ACBG).

Expedient Penitenciari de Joaquim Fornells i Parera. ANC1-236-120245-1. Arxiu Nacional de Catalunya

Comunicacions amb l’Ajuntament (1938). ACBG.

Papers Recuperats del Franquisme que són a l’Arxiu Comarcal del Bages. c. Telefónos, ACBG.

«Fornells i Parera, Joaquim». Base de datos. Family Search

La Vanguardia.

UGT. Diari de la Federació de Sindicats de la UGT del Bages

Solidaridad Obrera.

NOTAS

  1. Pedro Flores cita este grupo tanto en su libro Las Luchas Sociales en el Alto Llobregat y el Cardoner, como en Memòries. ↩︎
  2. El Trabajo, 06/07/31, p.1. ↩︎
  3. Declaración de Evaristo Datzira, Sumario de Joaquín Fornells Parera, ATMT. La declaración de Datzira será la más informativa de todas, puesto que profundiza en los aspectos político-sociales. ↩︎
  4. Una vez pasada la época de las patrullas de milicianos de retaguardia, la CNT controló políticamente la Guardia Municipal manresana a través de Miquel Casanovas Brunet como inspector jefe y posteriormente como cabo de la guardia. ↩︎
  5. UGT, 01/07/1938 ↩︎
  6. Expediente Penitenciario. ANC1-236-120245-1. Arxiu Nacional de Catalunya ↩︎
  7. Serra Carné, Jaume; Martínez de Sas, María Teresa (coord.); Pagès i Blanch, Pelai (coord.). «Fornells i Parera, Joaquim». A: Diccionari biogràfic del moviment obrer als països catalans. L’Abadia de Montserrat, 2000, p. 595-596. ↩︎

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